sábado, 17 de marzo de 2012

Crítica de Un Día Para Sobrevivir (The Grey)



Debido a una próxima tormenta, muchos hombres abordan un avión para salir de su base de trabajo en Alaska. Desafortunadamente el avión se estrella dejándolos perdidos en una zona donde sólo lo blanco de la nieve y la congelante temperatura predominan. John Ottway, uno de los pocos sobrevivientes, se adapta al entorno y de inmediato se apoya en sus conocimientos e instintos para defenderse de una manada de lobos…

Básicamente es un relato de horror o una lucha de sobrevivencia, como se deseé llamar, ejecutado con constante suspenso, cinematografía y miedo. El director Joe Carnahan hace lo posible por hacerlo más cercano a la realidad y por ende nos provoca una fobia. Cada escena tiene un nivel de impacto que no sólo nos afecta emocionalmente sino conscientemente. Juega con nuestra fe por sus clásicas referencias pero verdaderamente nunca está presente. Al menos queramos invertirle de nuestra propia cosecha, pero eso sería compensar algo inexistente en cuanto a la película.

Para ser un entorno limitado, Carnahan intentó darle variedad en sus encuadres y adoptó por narrar la cruzada desde diversas escenas panorámicas. Aprovechó los cambios de clima, las nevadas y neblinas para darle esa atmosfera inconsistente y a la vez ponernos inquietos sobre la mala fortuna de los personajes. De por sí ya tienen demasiado con el acecho de los lobos, los cuales debo premiar la psicología empleada en este modo de cacería. Bastante espeluznante.

Significa un gran cambio en la trayectoria del director ya que nunca había trabajado dentro de este género, su filme anterior fue Brigada A y a pesar de no haber sido el éxito taquillero que se anticipaba, cumplió con las secuencias de acción. Lo mismo aplica en The Grey: el suspenso es ejecutado con grandeza, los sustos correctamente posicionados y lo mejor de todo, es que los personajes se conectan con la audiencia por su honesto dramatismo.

Mucho tiene que ver Liam Nelson, este gran actor ha demostrado en los últimos años que es una figura coherente de acción por sus interpretaciones complejas. La verdad ningún joven podría habernos engancharnos en esta tensa travesía como lo hizo abruptamente Neeson. Su reunión con Carnahan, le sirvió a ambos por estar familiarizados con el buen cine. La psicología del personaje no es confusa, su secreto y seriedad son los dos ingredientes que lo ponen en el mapa porque es lo que nos provoca estarlo descifrando.

Frank Grillo es lo opuesto, carece de simpatía y su miedo lo disfraza a través de diálogos vulgares, siendo esto último un buen recurso de comedia para nivelar la tensión. No obstante en una sola escena con Neeson y Roberts, nos roba el corazón así de inmediato. Dallas Roberts está más de fondo pero cuando empieza a sobresalir, fugazmente se nos desvanece. Parecido es el caso de Demort Mulroney y casi idéntico con el resto. No a la altura de Neeson ya que su presencia es un don, pero en el sentido espontaneo, realmente estamos viendo a un grupo aterrado de sobrevivientes.

El logro anterior se debe al guionista Ian MacKenzie y al director Carnahan, quienes juntos adaptaron la novela corta de Ghost Walker escrita por el mismo MacKenzie. Regularmente cuando la mano del creador está involucrada, las cosas salen así de bien. Una historia fascinante y fría, los hechos mencionados de los lobos es ingenioso y este contexto es una mejoría de otras similares. De hecho su taquilla doméstica de $ 50 millones es mucho más de lo que La Cosa de Otro Mundo y Terror en la Antártida terminaron recaudando en conjunto.

Fue inteligente la inserción de un hombre de edad madura por su larga experiencia, un joven no hubiera conectado con la audiencia ni hubiera justificado las tendencias suicidas, quizá la ausencia de fe. En general, tratándose de hombres desdichados y un poco rudos, cuentan con un peso emocional sorpresivo. Desafortunadamente se aplica la ley del horror y nos quedamos con ganas de saber más las razones que rodean a este trágico evento.

Mas no me puedo quejar, es buen entretenimiento que merece recomendarse a pesar de ser brutalmente fría. El mensaje está dicho y el sufrimiento humano es casi de esperarse desde inicio a fin, quizás no muchos estarán de acuerdo con el final pero la verdad no pudo haber terminado de otra forma, la dichosa ironía. Si sirve de consuelo, existe una breve escena después de los créditos que podría darnos ese tan necesitado cierre.

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