La adaptación basada en la serie de televisión de 1987 del mismo nombre, cumple con una gran cantidad de carcajadas y decentes secuencias de acción. Retoma el género juvenil y lo fusiona en un caso de encubierta donde los dos protagonistas son jóvenes inmaduros, indisciplinados y malhablados. Exactamente las características requeridas para infiltrarse a una secundaria y descubrir en su proceso al proveedor de una nueva droga multifacética y hasta letal. Sin embargo, las cosas no saldrán como se planearon ya que los sentimientos serán parte de este entretenido juego de identidades.
Se puede notar su inspiración en las comedias de American Pie, Qué Pasó Ayer, Damas en Guerra y Quiero Matar A Mi Jefe. Esta clase de humor negro no llega a ser ofensivo bajo ninguno circunstancia. Para haber realizado una comedia favorita, se requiere mucha ingenuidad en las mentes de los directores Phil Lord y Chris Miller. Cada situación luce por la espontaneidad de los actores; el material se siente original, la acción es creíble y las fiestas rifan como suelen serlo.
Desde que comienza, las carcajadas fluyen hasta detenerse después del segundo acto. Esta pausa con el fin de desarrollar a los personajes, después vuelve a retomarse esta racha hasta concluir en una excitante e hilarante catarsis. Esta clase de comedias clasificadas R están en una buena racha, gracias a que el quipo productivo ha mantenido intacta su estructura visual implícita y diálogo explicito.
Jonah Hill siempre ha querido escribir y aunque no se encargó del guion, contribuyó mayormente en presentar la historia. El guionista Michael Bacall la capta en su principio y la convierte en una travesía de amigos cuya complementación adopta un giro de 360%. Uno aporta el físico, el otro el cerebro, perfecta combinación y perfecta forma de quebrarlo. Se debe aplaudir también el esfuerzo de añadir a dos actores originales de la serie de tv y brindarles una de las mejores escenas.
A quién se le habrá ocurrido la temática de “Una noche en Tijuana”, sólo eso nos faltaba. Indudablemente a muchos en Tijuana nos provocará risa mientras otros foráneos podrían no comprender la burla. Los efectos de la droga fueron empleados creativamente y es bueno implicar su dirección trágica. En sentido de sociedad, se puede realizar un profundo análisis por el contexto actual educativo y social.
Enfocándonos en los verdaderos iconos y responsables por situar esta producción como una de las mejores comedias taquilleras de 2012, Jonah Hill y Channing Tatum comparten una extraordinaria química en cada una de sus escenas. Ambos representan a personajes opuestos entre sí y se complementan satisfactoriamente en mayor parte por las cualidades conseguidas en el guion y por la atención de los directores.
Jonah Hill actúa como el clásico tímido y cerebrito de la escuela, miedo a hablar con las mujeres y también rechazado por ellas y demás compañeros. La psicología en cuanto a su elección como policía no está del todo clara. Se puede asumir haya sido para adquirir seguridad y atraer la atención de las chicas por portar uniforme y un arma. Por otra parte se nos define el objetivo que siempre quiso experimentar y afortunadamente Hill aprovecha cada uno de estos elementos tratados posicionando a Morton Schmidt en una figura divertidísimamente compleja.
La seriedad no destaca en Channig Tatum hasta por el intermedio. Es interesante ver como los papeles se invierten, especialmente en su personaje de Greg Jenko. El clásico flojo y joven popular. Debido al cambio de los tiempos, este extrovertido individuo no haya encajar ya que su cura es antiguada y en parte ofensiva por los contextos actuales. La diferencia con Hill, es que entrega carcajadas decentes pero su verdadero fuerte va con las secuencias de acción.
Escuché que uno de los problemas comunes en las grabaciones consistió en que los actores no podían aguantarse la risa por sus acciones extrovertidas. Debo indicar que este aspecto sirvió para su ventaja porque realmente se siente ese increíble carisma. Asimismo, las groserías te causan una sonrisa como algunas de las críticas sociales como: la maestra coqueteando con el alumno, la cerveza y drogas en las fiestas, la droga como negocio en la escuela, las mujeres comportándose más como los hombres en el sentido de humor negro y la malinterpretación de los valores.
Lo anterior garantiza las risas pero a la vez promueve parte de la conciencia humana porque son temas de relevancia social. No obstante, regresando al terreno actoral, Ice Cube se desempeña a la perfección y sólo con el empleo de gestos y palabras vulgares. Su escena de robo es cuando menciona al Jesús coreano. Entre otras menciones: Johny Depp y Peter DeLuise hacen cameos inesperados. Originalmente fueron quienes protagonizaran la serie de televisión, su implementación aquí sirvió de apoyo emocional y catarsis para el dúo estelar. Por último cabe valorar a Dave Franco quien parece estar siguiendo los buenos pasos de su hermano James Franco.
La cinematografía es simple: va desde un parque hasta las carreteras de la ciudad. No se requirió mucho gasto en los sets ya que pertenecían a una escuela. Uno de sus logros además de la comedia, es su edición. El video del jovencito tomando la droga acompañados de titulares de las fases nunca te cansan. De hecho una de las mejores secuencias es cuando los dos principales no tienen opción que tomarse esta droga letal.
En conclusión, una divertidísima comedia que no puedes perdértela. Además para una mejor experiencia se recomienda ir acompañado. Es vital contar con un refresco porque en algún momento se te resecará la garganta por los imparables momentos como: la tía siendo empujada hacia el externo, las estrategias escolares, el primer disparo, la obra de teatro, el departamento de Química avanzado, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario