jueves, 29 de febrero de 2024

Por quién Doblan las Campanas durante El Gran Escape

 

   Nos vamos al año de 1943 en donde un director llamado Sam Wood, que en paz descanse, se le ocurrió adaptar la novela de Ernest Hemingway titulada ¿Por quién doblan las Campanas? Una novela cuyo contexto es respaldado por el propio autor al ser participe de la Guerra Civil Española como corresponsal.

   Teniendo a Ingrid Bergman como protagonista me hace sentir familiarizado con ella tras haberla visto en Casablanca. Una gran actriz que comparte una gran química con el también reconocido y dos veces ganador del Oscar Gary Cooper (Sergent York, High Noon), quien incluso recibió la nominación por su participación en esta adaptación.

   Y de hecho también fue nominada por Mejor Película, Mejor Actriz, Actor de Reparto, Cinematografía, Dirección de Arte, Edición, Música y a lo que yo destaco como lo mejor de lo mejor del filme viene siendo la caracterización de Katina Paxinou quien recibió la tan merecida estatuilla por Actriz de Reparto.

   Con todo respeto a las estrellas Cooper-Bergman, la ganadora Katina y el nominado Akim Tamiroff son quienes no puedes despegarte de cada minuto en que participan. Personajes memorables en un de por sí épico drama de tiempo de casi tres horas de duración, que desde los primeros minutos te van preparando para ese glorioso desenlace que podrías quizás predecir.

   Una tragedia en toda la extensión de la palabra que te habla de lo bueno y lo malo que es ser hombres y mujeres de guerra. Confieso que las secuencias de batalla son sobresalientes para su lanzamiento en 1943.

   Hubo momento en que sentí un poco cursi el melodrama entre la pareja principal mientras que la segunda pareja me enganchó por ser completamente lo opuesto. Incluso encuentro empalagosas las interacciones entre Gary e Ingrid a diferencia de la enganchadora y caótica Katina y Akim.  Me atrevo a decir que el guion trasciende en cada escena que comparten Katina y Gary. En efecto, ambos se entienden.

   Para estar todo el tiempo situados en la montaña, el director supo sacar lo mejor y el editor hizo una gran labor al inyectarle dinamismo porque de lo contrario hubiese sido tan cansado de ver. Lo es en momentos, pero no puedo juzgar una película de 1943 con estos ojos de 2024. Ni siquiera durante mi niñez en los noventas o adolescencia en los 2000s. Nomás no puedo y de hacerlo, sería injusto e irrespetuosa de mi parte.

   Por tanto ya dependerá de ustedes si quieren ingresar a Max y darle una oportunidad a esta obra cuya importancia parece haber caducada hace décadas. Obviamente no podré verlas todas aunque quisiera, pero me siento aliviado de haber topado con esta y haberla visto de principio a final a pesar de haber momentos en que quería tirar la toalla por venir a mi mente: Gladiador, Ben Hur o Cruzada. Fue cruel haber pensado en estas al tomarlas como punto de comparación.

   Pero si algo debo de destacar es que se defiende a su manera y sigue siendo un pedazo de arte que no pasa desapercibido en la historia del cine. Rara vez será mencionada, pero lo importante es que permanece ahí para nuestra disposición y entendimiento sobre un pasado que supo plasmarse a la gran pantalla por este maravilloso equipo que la conformó.   

 

 Y continuando con la tragedia, pude reproducir la adaptación aclamada de casi tres horas titulada El Gran Escape, y subrayó aclamada por reunir las actuaciones de Steve McQueen (Los Siete Magníficos), James Garner (Victor Victoria), Richard Attenborough (Parque Jurásico), James Donald (The Bridge on the River Kwai), Charles Bronson (Los Siete Magníficos), James Coburn (Afliction), Angus Lennie (Dr. Who), Donald Pleasence (You Only Live Twice) entre otros.

   Obvio que, para mi generación, ninguno de estos nombres nos va a sonar, pero para darnos una idea a la magnitud descrita, la única película que vendría a mi mente sería la readaptación de Ocean´s Eleven de George Clooney y Brad Pitt. Dicho eso, ahora sí podemos darnos una idea de lo importante que fue haberla visto en la gran pantalla en 1963.

Cabe señalar que obtuvo la nominación por Mejor Edición en los Premios de la Academia, único reconocimiento del cual considero triunfal por darle dinamismo a la trama que de por sí en sus tres horas de duración puede llegar a sentirse cansada por respaldarse más en las interacciones de los personajes en lugar de la historia. Considerando la forma en que se desenvuelven la introducción y el desarrollo, el desenlace pierde peso.

   Lo comento en el sentido en que tenía todo para hacernos llorar y enojarnos, pero el director John Sturges sólo se enfocó en hacernos pasar un buen rato porque eso es lo que se obtiene al final de cuentas, pasar un buen rato por su informalidad, sarcasmo y humor. En parte no la disfruté al perderme entre el masivo elenco, no sabía quién era quién porque se daba por hecho que uno en esos tiempos sabría ubicar a los actores y se vale.

   Aclaro, por ninguna manera estoy diciendo que es una mala producción, no está en mí decirlo y ni tuviera ese derecho tras haber crecido en los noventas y mantenerme cinéfilo hasta este año. Simplemente no fue pensada para futuras generaciones, pero eso no quita que no me haya reído en alguna escena o me haya intrigado conforme se llevaban a cabo los escapes. La edición en estas secuencias es de aplaudirse y más por la tensión generada.

   Muy importante por destacar es la canción temática con la que se inician los créditos ya que me resultó nostálgicamente sensacional. Bien recuerdo haber escuchado esta melodía en varios programas televisivos o producciones, mas no tenía la menor idea de que Elmer Bernstein la había compuesto para esta historia verídica. Se percibe la importancia que le daba Elmer por hacer trascender el tono sentimental, pero lamentablemente difería del panorama completo del director.

   Sí algo se me va a quedar grabado sería esta canción y la escena al final, de ahí en fuera no considero fácil recomendarla porque no depende de mí. Es más, llegué a creer que la readaptación de The Great Raid estrenada hace 19 años había sido un refrito de esta, y esa claro que puedo recomendar y debo hacerlo tras concluir en un enorme fracaso en Taquilla al sólo recaudar $ 11 millones de un presupuesto de $ 80 millones.  

   En definitiva, no pertenezco a esos tiempos y no por eso voy a desacreditar ¿Por Quién Doblan las Campanas? y El Gran Rescate, simplemente me quedaré con lo bueno y ya está. Nos leemos hasta en la próxima.

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