
El guión, en este caso proporcionado por el propio novelista Nicholas Sparks, está muy bien desarrollado. Concentrándose en la protagonista y los cambios que obtiene a partir de sus aventuras en la casa de la playa donde se va a vivir con su padre durante el verano al lado de su hermano. Las situaciones son tan naturales y progresan de inicio a fin. Con buena química, momentos cómicos, desarrollo de personajes, drama y sentimientos, La Última Canción es un paquete completo. Sin duda no existe una mejor adaptación que no sea proporcionada por el propio escritor quien conoce la historia y sus alcances en el formato fílmico.
Me sorprendió la dirección y la cinematografía, aunque se trate de un solo lugar y personajes mínimos en escena, todo parece encajar y disfrutarse con tranquilidad. En otras palabras, es agradable y satisfactorio ver esta clase de película cuya temática es el amor, la música y la conciencia proyextados en un tono normal y no apresurado como tiende a suceder.
En cuanto a las actuaciones, Miley Cyrus se sale de su personaje de Hanna Montana y nos entrega una excelente actuación en su estado normal y natural. No esperaba tanto de ella pero admito que este papel lo dominó. También lo anterior se debe a la buena química que desarrolló con su compañero Liam Hemsworth quienes ofrecen buenos elementos cómicos y dramáticos. Otro reparto fuerte es Greg Kinnear quien contribuye a la comedia pero se muestra estable. Bobby Coleman entrega otra profunda actuación en un estilo más diferente que Martian Child, este niño tiene futuro.
Para concluir, sí es la clásica historia de amor y cambios inesperados en la vida del protagonista, pero desarrollados en una escenografía agradable, ambiente con música y actores agradables de ver interactuar entre sí en los momentos divertidos y emotivos.

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