Los Juegos llegan relativamente a su fin con una impresionante cruzada
de la cual cumple con la adecuada dosis de acción e intenso drama guiados a un final
inesperado pese a la escasez de su propia trascendencia. Contextualmente hablando,
Sinsajo Parte 2 se constituye como la verdadera secuela a Atrapando a Fuego y posiblemente
de la original.
Se vuelve evidente lo innecesario de haber dividido la novela en dos partes.
Hasta la fecha ninguna ha cumplido las expectativas como lo hizo Harry Potter
con Las Reliquias de la Muerte y en víspera del sorprendente declive inagural
en la Taquilla, digamos que las esperanzas se ven cada vez peligrosos para
Divergente y Maze Runner.
Puramente comercial resultó la primera parte de Sinsajo, y yo que
creía que Spectre sería la mejor. Aunque se haya desviado en su fórmula, Parte
2 cumplió con entregarnos la tan necesaria acción que nos debía y en una escala respetable porque de que pudo
haber sido mejor, me temo que sí ante el grave debilitamiento en su antagonismo.
Si tanto le fascinaba la idea al director Francis Lawrence sobre
realizar una precuela, esta pudo haber sido una gran oportunidad de introducir
una secuencia fijada 76 años antes de la inauguración de Los Juegos del Hambre,
incluso pudo haber brindado frutos durante el clímax ya que las referencias de
por sí no le hacen justicia.
Uno de los errores culminantes por las cuales esta franquicia se
derrumba en un plano dramático es por causa del desenfoque en el reparto
secundario. Obviamente la poderosa actuación de Jennifer Lawrence con la
esquizofrenia de Josh Hutcherson y el extremismo de Liam Hemsworth la compensan
en conjunto con las tragedias en que se ven desenvueltos sus personajes.
Lawrence como siempre entrega su máximo esfuerzo y ahora se luce como
siempre debió hacerlo. En otras palabras, nos hizo recordar a la bella,
sensible, valiente y justa Katniss Everdeen de quien nos habíamos enamorado
hace tres años. Hemsworth y Hutcherson interactúan por la primera vez, aunque
me hubiese gustado haber visto más de estos dos.
No puedo evitar sentir este triángulo similar al de Crepúsculo, sin
embargo, aquí no cayeron en el melodrama por estar siempre separados por el
juego o la guerra. Esta ausencia de desarrollo es evidente también en Woody
Harrelson, Elizabeth Banks, Stanley Tucci, Jeffrey Wright, Jena Malone, Sam
Clafin, Gwendoline Christie y Willow Shields, cuya despedida o vínculo con la
protagonista carece de la catarsis por tratarse de roles pasajeros.
Lo mismo podría decirse de Donald Sutherland y Julianne Moore. Cuando
apenas se están poniendo interesantes, su tiempo es reducido a un par de
diálogos de los cuales los guionistas Peter Craig y Danny Strong dan por
centrado su supuesta eficacia en el cumplimiento narrativo. Con referencia a
Katniss, Peeta y Gale, sí queda claro pero en cuanto al resto, no se nos dice
nada al respecto, siquiera un vistazo de lo que fue de Panem posteriormente de
la resolución.
Me intriga tanto que Lawrence nunca haya usado el traje rojo de los
posters o que la tecnología haya sido delimitada al igual que la guerra, porque
la mayor parte del tiempo nos quedamos en la retaguardia bajo el método propagandista
con uno que otro distractor como la boda y el conflicto emocional entre
Katniss, Gale y Peeta.
De ahí en fuera: el sonido, , la cinematografía, el vestuario y el
suspenso en cuanto Katniss es declarada muerta, conlleva a una travesía que nos
hizo recordar lo fascinante que había sido cuando acudimos a ver la original en
marzo de 2012. Debido a sus deslices en fundamentar su vaso contexto sociopolítico,
se queda por debajo de las mejores del año.
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