Como un seguidor de Star Wars, está implícito que debo volver a verla
en el cine y si es posible cuatro veces, aunque me conformaré ya con esta tercera
vez dado que fue en 4DX. De esta manera se eliminó la tensión generada por una
década de supuesta espera, dado que suponía no habría otra más después del
Episodio III.
Confieso que la primera vez andaba nervioso y en ofensiva por haberme
acostumbrado a las precuelas, tantos años de estarlas viendo una y otra vez,
enamorado de Padme Amidala, seguidor del sabio maestro Obi-Wan y sintiéndome
identificado con el joven Anakin Skywalker. Además no se diga de la época de
oro de los Jedi reflejada en los duelos y la política de la República.
Básicamente regresamos a lo básico en cuestiones de narrativa pero en
un sentido donde tenemos lo mejor de las seis entregas pasadas situadas en una
nueva aventura que sobresale por sus impresionantes efectos especiales, innovadora
música, sobresalientes actuaciones, vestuarios, arte, dirección y un guión
digno de continuar con la Saga de Star Wars.
Eliminándose la tensión por lo inesperado, es distinto ir a lo seguro,
a lo esperado. Uno puede apreciar ahora sí cada detalle, secreto o referencia
ya que existen demasiados de los cuales tendremos que esperar hasta Mayo de
2017 para comenzar a conectar esta mitología que se acaba de esparcir de forma
adictiva.
Eso sí la cinematografía se vuelve más espectacular en su conversión
3D, la complejidad de las naves, los pequeños detalles en los vestuarios, las
espadas y explosiones, de verdad supera por mucho a La Amenaza Fantasma, aunque
me hubiese encantado compararla con La Venganza de los Sith, lástima que no
tuve oportunidad de verla durante el Celebration pasado.
Avatar qué dirán muchos a partir de ahora porque a mucha diferencia,
Star Wars sigue siendo el maestro de la ciencia ficción y no sólo por esas poderosas
batallas o duelos reforzados por el 3D, sino porque en cualquier formato y con
quien sea, se puede disfrutar de su diversa narrativa. Uno ríe, se emociona,
cuestiona, se sorprende y hasta pudiera llorarse por la nostalgia.
En cuanto al movimiento de la Sala 4DX, qué puedo decir, uno se entusiasma
al sentirse parte de las travesía espaciales, lo único incómodo son los
golpecitos que se reciben en la espalda y el frío viento, ya que con este
clima, como que no nos beneficia tanto. Asimismo da risa si tu madre, hermana o
novia tiene el cabello largo, porque salen despeinadas.
Previamente había ido a Prometeo haciéndome la idea que sólo esta
clase de función lo amerita esta saga pero honestamente, Star Wars no necesita
este empujoncito. De por sí sola se disfruta como lo hicieron las antecesoras,
es un buen bonus si te gusta este tipo de dinamismo, pero de igual forma
quedaría satisfecho con sólo el 3D lo cual podría ser el caso de Rogue
One.
Obviamente no es queja, las dos ocasiones que recurrí a verla en 4DX me
divertí como nunca lo había hecho en años. Me cansé, no lo niego pero fuera de
eso, recuperé mi pasión aunque la barra se haya quedado en lo alto para las
otras. Aun así tengo Star Wars para cinco años y de lo cual estoy agradecido
seguir creciendo como fue el caso de mi niñez a adolescencia con las precuelas.
Descubriendo los secretos de esta mitología espacial es más fácil con
cada repetición, entender a los nuevos personajes como comprender a los viejos
se vuelve tan claro a pesar de permanecer enganchados con las posibles dudas a
responderse en el Episodio VIII. Entretanto disfrutemos de este gran retorno ya
sea en 3D o 4DX, sí se es posible y si se desea.
Independientemente del constante movimiento, nunca ha existido una
producción más acorde como El Despertar de la Fuerza. Su precio lo vale y más
si se es un seguidor de todo corazón. Si no es tu caso, aun así anímate a verla
en 3D, realmente lo vale cada minutos como no tienes una idea. Sólo ten mucha
paciencia porque la espera es tardada para ingresar a las salas dada la alta
demanda y la mala programación de los cines.
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