domingo, 13 de septiembre de 2015

Crítica de Cuarto de Guerra (War Room)


Justo lo que cada familia necesita: una guía fácil y directa para conectar con Dios para así resolver nuestros problemas combatiendo al verdadero enemigo que nos manipula constantemente con tal de alejarnos de la gracia de Jesús. En verdad se trata de un drama completo dirigido no sólo para cristianos sino para todos aquellos en busca del equilibrio o la paz.

No he tenido la oportunidad de ver las producciones anteriores de los hermanos Kendrick, pero quedando impresionado por el nivel de calidad invertido en este guión, debo aplaudirles su sabiduría compartida porque son consejos que nos sirven en nuestro entorno, principalmente el perdón de Dios hacía nosotros y hacía nuestros seres queridos.

La relación con Dios es directa, por tanto debemos confiar en él con todo nuestro corazón, humillarnos y confesarle nuestros peores temores, recalcarle las peticiones y dejarlo obrar en sus formas misteriosas. No podemos cambiar las cosas, no está en nosotros, sólo podemos apartarnos y presenciar sus milagros como siempre ha sido.

Con el apoyo de su hermano Stephen, Alex Kendrick asume la labor de director de forma espléndida. Honestamente es un genio de la filmación porque te conmueves en un instante. Siendo cristiano, de inmediato podrías identificarte con ciertas circunstancias, en mi caso el haberme quedado dormido en una oración.

Incluso podrías reírte dado los momentos chuscos por así decirse aunque no están fuera de la realidad ya que nos pudo haber sucedido a cualquiera. Tampoco se descarta la posibilidad de sorprenderte por el distinto enfoque de percibir ciertos hábitos. Algunos estaremos familiarizados mientras otros sería apenas un despertar.   

Despertar en el sentido en que muchos todavía no sabemos orar. Ni siquiera nos dirigimos a Dios como vuestro Padre. Por años que hemos ido a la Iglesia y orado, nunca lo hemos sentido del todo sincero aquella espiritual relación. Confieso haber sido uno de estos hasta que del mismo modo en que se le presentó a la protagonista, podría decirse que también fue mi caso como el de otros.

Para quienes desean dominar el arte de la oración, la clave radica en esta poderosa adaptación y créanme cuándo les diga que la travesía lo vale. No sólo cuestionarás tu forma de ser, costumbres o hábitos; meditaras en lo valioso y reforzaras tu fe porque a partir de este momento tu relación con Dios será totalmente distinta porque será personal.

Muchos podrían identificarse con la ama de casa y ardua trabajadora Elizabeth Jordan que se encuentra siempre en discusión con su esposo Tony Jordan cuya fortuna laboral la ha llevado por malos pasos. Gracias a las sobresalientes personificaciones entregadas por Priscila Shirer y T.C. Stalling podemos conmovernos y a su vez formar parte esencial de su catarsis.

Obviamente el corazón recae en Karen Abercrombie quien en el papel de Miss Clara es fenomenal. Si no fuese por las irregularidades políticas de la Academia, estaría recibiendo el Oscar a Mejor Actriz de Reparto en febrero del próximo año. Indudablemente se torna en un ejemplo a seguir por su inolvidable carisma, sabiduría, temple e incorruptible fe.     

No se requieren de elementos sobrenaturales, explosiones o fuertes golpes para engancharnos, la trama de por sí nos amarra desde el primer hasta el último minuto de sus dos horas que no llegan ni a sentirse de lo tan adentrados que nos encontramos prestando atención. Tan así es su contenido que la edición y sonido fluyen con orgullo.  

No cabe duda que se trata de una poderosa estrategia y por tanto próximamente me crearé un espacio para mi solo para llevar a cabo todas las batallas. Quizás no sea un clóset pero cual llegase a ser el espacio, no dudaría en bautizarlo como mi Cuarto de Guerra porque así de inspirador es este maravilloso drama que no puedes negar su valor.

Sin importar la religión a la cual pertenezcas, te aplacarás así de fácil con sus temáticas actuales porque no se requiere quebrarse la cabeza tratando de entender ni tampoco se trata de lucir a una Iglesia. La belleza radica en la forma constante de comunicarnos con Dios para alcanzar la paz en cada uno de nuestros aspectos de nuestra vida.  

Y vaya que termina siendo de gran ayuda para cada uno de nosotros, sin excepción.  

No hay comentarios: