El ingeniero Jack Dwyer viaja al lado de su esposa y dos hijas
pequeñas a un lugar desconocido del Sureste de Asia bajo el propósito de volver
a comenzar tras haberse anunciado su empresa en quiebra. Situado en una región
de limitados recursos, su reubicación se torna en un absoluto infierno dado que
la guerra civil amenaza no sólo su vida sino la de su propia familia.
Una vez que se desata el caos, la trama se mantiene en lo más alto del
suspenso. En ningún momento baja su tono, al contrario nos mantiene a la
defensiva de tales atrocidades. Aunque hubo varios en el cine que se burlaron,
nada de lo experimentado me pareció gracioso por tratarse de un contenido
apegado a la terrible realidad de algunos países del tercer o cuarto mundo.
A pesar de tratarse de un guión simple, John Erick Doedle es lo
bastante directo para mostrarnos la naturaleza inhumana detrás de estos actos.
No se requiere de tantas explicaciones, sólo un par de diálogos y listo,
entendemos las razones detrás del brote. Aquí el verdadero resalte reside en la
lucha de sobrevivencia de esta familia americana la cual no podemos despegar
nuestra vista.
En cierto modo te pone a pensar en quienes pasan por estas
circunstancias imprevistas ya que en una de esas, Dios no quiera pero tú
podrías estar en sus zapatos. Me temo que es una de las desventajas al tomar un
trabajo en el extranjero o decidirte irte de vacaciones sin un previo
conocimiento del contexto socio-político y hasta empresarial.
Ahora entiendo por qué resultó un fracaso comercial, al menos sólo
costó $ 5 millones de dólares por lo que probablemente reciba mucha atención a
la renta. Créanme cuando les digo que cada minuto lo vale porque el mismo guionista
Dowdle entrega la misma calidad en su dirección. No podrás despegarte de tu
asiento en ningún momento, así que estás advertido.
Tanto edición como sonido la posicionan entre las mejores de su
género; y sumándole su devastadora cinematografía,
entonces nos encontramos ante una adaptación sumamente única y por consecuente
sugestiva. Llena de suspenso, acción y una chispa de humor porque para
balancear la ansiedad, se nos permite reírnos de algunas divertidas frases por
parte de las niñas.
Nos encontramos con poderosas actuaciones gracias a una poderosa
dirección, Owen Wilson tenía un rato que no hacía esta clase de películas y
vaya que no ha perdido su toque. Espero y siga explorando esta área porque
tiene mucho potencial en especial por ese instinto paternal. Lo mismo va para
Lake Bell con quien compartió una grandiosa química.
Se trata de su primer rol desafiante para Bell quien se benefició en
mayor a parte a Sterling Jerins y Claire Geare. Este par de niñitas se roban la
función y a su vez engrandecen a los protagonistas con excepción de Pierce
Brosnan, éste no necesita de nadie, solito deja su huella con su mera
presencia, y es más, no requirió de ninguna introducción ni antecedente para
ubicarlo.
En conclusión, la adrenalina se te dispara y no se controla hasta que
rolan los créditos. No se necesita comprender a fondo a los personajes ni
partirse la cabeza en desarrollo morales. Simplemente es lo que se ve y punto. Lo
bueno de haber durado una hora y media, porque con dos nos hubiese provocado taquicardia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario