domingo, 2 de junio de 2019

Análisis de Rocketman


Rocketman»: Música, drogas, sexo y gafas de color

Una poderosa experiencia musical que te desgarra el corazón por la esencial actuación de Taron Edgerton que logra replicar el alma conflictiva del Gran Elton John durante su ascenso a la fama.  Resulta brutalmente conmovedora presenciar la complicada vida de esta persona cuyo propósito además de hacer música, era la de ser amado por su familia y correspondido por su pareja.

Habiendo trabajado con Taron en Eddie the Eagle, el director Dexter Fletcher  se hizo cargo de las últimas dos semanas del rodaje de Bohemian Rhapsody por lo que no era un total extraño al darle forma al guión de Lee Hall. Con Billy Elliot, Orgullo & Prejuicio y Caballo de Guerra entre sus obras,  ahora comprendo la asombrosa calidad con la que cuenta esta adaptación en su narrativa.

Dexter no tuvo miedo en agregar algunas secuencias musicales, ese granito de fantasía le suma capas a la de por sí personalidad de Elton John la cual se mantiene fiel a través de la cinematografía, vestuario y fidelidad a las letras de las canciones. Esa honestidad cuadra a la perfección con las situaciones montadas, es imposible no despegarte de la función.

 Un trabajo profesional en toda la extensión de la palabra y todo gracias por posicionar en primer plano, el lado humano de este extrovertido músico. No un papel que cualquiera hubiese tomado considerando como a Rami Malek batalló para personificar a Freddy Mercury. No por desacreditarlo pero Taron fue mucho más allá hasta grado de convertirse en Elton John.

Claro que contar con la asistencia personal del cantante fue lo que lo impulsó a encontrar no sólo la personificación sino hasta la voz para hacernos literalmente volar. Había olvidado por completo las melodías y las maravillosas letras que ahora me temo tendré que actualizar mi playlist. Mis respeto para este joven talentoso ya que merece un Oscar.

Y no fue una travesía fácil pero con la ayuda de un asombroso elenco, pues misión cumplida ya que ¿quién diría que Richard Madden (Juego de Tronos, Guardaespaldas) pudiera tener un antagonismo tan odioso como el de Bryce Dallas Howard. Hay momentos en que no los soportas. Lo opuesto de Jamie Bell cuya actitud madura va de la mano con Taron.

En conclusión, no quiero aburrirlos con tantas maravillas, me limito a decir que estas son el tipo de películas que me gustan ver porque aprendes de estas personas hasta el grado de conectar y obtener conciencia de lo difíciles que suelen ser nuestra vida, con o sin fama o dinero. Concuerdo con el sello de Garantía y no me queda más que recomendarla una y otra vez.

Calificación 4 ½ de 5 estrellas

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