Tras la abrupta
conclusión de la 75to. Juegos del Hambre, Katniss Everdeen despierta en el
Distrito 13 sólo para encarar la desición de convertirse oficialmente en el símbolo
de la rebelión. Atormentada por la captura de Peeta Mellark, no tiene opción
que formar parte de la guerra civil en orden de poder rescatarlo de la tiranía
del Presidente Snow.
Así que “Los Juegos
Han Terminado”, la mercadotecnia no mentía al respecto pero en cuanto a la supuesta
guerra, sólo nos conformamos con la tensión política, estrategia militar y algunos
ataques- contraataques. La opresión del Gobierno junto con Everdeen como el
Sinsajo no es nada nuevo. Por tanto el guión es un producto de posicionamiento
de los subtemas pasados.
¡Qué tan bajo han
caído los juegos! Me duele decirlo a sabiendas de lo impactante que fue la
original. Ahora comprendo porque la mayoría de los lectores se refieren a Sinsajo
como la más débil de las novelas. Este es un claro ejemplo de que nunca debió
haberse partido en dos. A partir de hoy la preocupación se tornará hacia La
Serie de Divergente la cual próximamente
estará en las mismas.
Realmente decidieron
sacrificar la calidad narrativa para copiar la trayectoria de Amanecer, porque
ahora que lo veo, La Saga de Crepúsculo se manejo con decencia, no a la
espectacularidad de Las Reliquias de la Muerte pero de antemano se sabía que
era un drama a diferencia de Los Juegos del Hambre donde esta vez se nos
prometía guerra más no su antesala.
Sonaré duro porque no
la excuso de tratarse de la primera parte. Había tiempo para profundizar en las
acciones de la Rebelión, pero se optó mejor por centrarse en la publicidad,
propaganda y política. Todo un circo. Se invirtieron dos horas para ni siquiera
tener completa la secuencia de acción conclusiva. Tan fácil como dejarla a
nuestra imaginación ¿En serio?
Más que un relato de
ciencia ficción parece un documental situado en la vida dentro de las barracas.
Como 10 minutos son de pura acción y una que otra explosión llevada por
desconocidos de los demás distritos, tampoco hubo un antihéroe que hiciera el
trabajo sucio, bueno lo hay pero justo en los últimos minutos donde la sorpresa
se torna frustrante por anticipar el cierre inconcluso.
Tampoco ayudó que
esos breves minutos de suspenso se interrumpiera la función, por un momento
creí que así terminaba. De igual forma fue contraproducente porque las quejas
siguieron tras los créditos, lo cual podría significar un ligero riesgo para las
futuras franquicias que opten por este sobrevalorado paradigma.
Jennifer Lawrence se
queda con los brazos cruzados dejándoles el peso a Julianne Moore y Philip
Seymour Hoffman. Ya que en cuestiones administrativas: Moore es la presidente,
Hoffman el de mercadotecnia y Lawrence el producto.
En resumen Lawrence no
se ensucia las manos, ni siquiera participa en el acto final. No parece estar
disfrutando de su postura, siempre se percibe internamente conflictiva y fría
ante sus compañeros, especialmente hacia Liam Hemsworth. Tendrá un breve altercado
con su arco pero fuera de eso, no hay nada heroico en verla llorar por los
caídos en las dos horas que dura.
El dato curioso es
Hemsworth porque comenzaba a creer que se beneficiaría del mismo modo que
Taylor Lautner en Luna Nueva. Desafortunadamente no fue su caso. Los guionistas
no lo dejaron brillar, lo reservaron demasiado que su resentimiento es evidente.
Malamente aquí se desaprovechó profundizar en el triángulo amoroso, como
siempre un mero diálogo no es nada.
Josh Hutcherson,
Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Sam Claflin y Jena Malone son desacreditados
para introducir nuevos personajes cuya función es filmar cada paso que da
Katniss. Esto no tiene caso, especialmente cuando bien se sabe que las terceras
partes de una trilogía deben concluir cabos sueltos, no añadir más de los
todavía no resueltos.
En conclusión: la
promesa de guerra se torna en un aburrido drama estratégico con escaso
suspenso, rodeos, dirección lenta, redundante y con un protagonista que viste a
la moda frente a la cámara, la cual favorece mucho más a Moore y Hoffman.
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