La chispa de gracia y humor intelectual de Nancy Meyers continúan en
este exquisito relato donde un hombre jubilado llamado Ben Whitaker decide
pasar el resto de su vejez como pasante de un comercio de moda. Asignado como
su asistente personal, la exitosa empresaria Jules Ostin está decidida a hacer
caso omiso de su presencia hasta poco a poco ir descubriendo la gran falta que
le hacía no sólo en su vida laboral sino hasta en un plano personal-emocional.
Confieso que me encontraba a más de la mitad de la función cuando de
inmediato pensé que esta era una película que debía anotar en mi lista de
compras porque me impresionó tanto el fascinante guión por su apego a la
actualidad y la conservación de las viejas costumbres las cuales fusionándose hacen
que la sabiduría fluya conforme la vamos disfrutando.
Posteriormente de Alguien Tiene Que Ceder y El Descanso, no me
esperaba con la astucia de Meyers alcanzara su propia marca de calidad. No me
malinterpreten, Enamorándome de Mi Ex estuvo lo bastante entretenida pero
Pasante la Moda la supera quedándose al mismo nivel de las dos mencionadas al
principio. La prueba de ello era que la sala seguía llena en su segunda semana
en cartelera, es más, sólo se escuchaban las risas y las sonrisas eran notoria
tras terminarse.
Esto en mayor parte al desarrollo de personajes porque como es de
esperarse, Meyers es una especialista en forjar personajes de los cuales crecen durante las
complicaciones de la trama. Esta retransmisión de la naturaleza humana nos da
un sentido de autocrítica ya que podemos encontrar mucho de nosotros en estas
personas que no difieren de la realidad tanto laboral como personal.
Anne Hathaway y Robert DeNiro comparten una extraordinaria química. Nunca
me había tocado verlos emparejados, por tanto se los aplaudo. Del mismo modo es
bienvenida Renne Russo quien después de Thor: Un Mundo Oscuro ha estado
comenzando a brillar otra vez. No puedo evitar sentir que me gustaría verlos a
estos tres reunidos otra vez más y mejor aún si es con su directora y guionista.
Como es de esperarse, DeNiro nos engancha con su madurez, expresiones
y quizás en su papel de Whitaker nos proporciona la respuesta de qué hacer en
la vejez; ya cuando uno asume que lo
hizo todo y no queda nada más por hacer. Básicamente él es la fortaleza y se
destaca como tal. En pocas palabras, si uno no sabía de la importancia o el
respeto que debemos tenerle hacía las personas mayores; después de ver esta
película, no habrá duda alguna.
Desde la perspectiva juvenil tenemos a la también ganadora del Oscar
Hathaway. Confieso que esperaba verla en un estilo tipo El Diablo Viste a La
Moda o La Propuesta, aquí se resume a una de sus mejores actuaciones casuales.
Tan natural, activa y simpática pese a desenvolverse como una adicta al trabajo
lo cual no parece serlo una vez que vas comprendiendo la importancia de la
narrativa.
En conjunto con Anders Holm, Andrew Rannells, Ada DeVine y otros
jóvenes, nos damos una idea de cómo se vive hoy en día. El exceso de carga de
trabajo, los sacrificios, la frustración, la tendencia de padres de casas o
madres trabajadoras, y la sensación del tiempo por encima de nosotros. Al
perecer nos encontramos siempre corriendo de un lado hacía otro sin permitirnos
detenernos un instante para apreciar lo que tenemos en frente de nosotros.
No todo es sufrimiento y es lo que me gusta de esta adaptación, que
Meyers profundizó en las facetas que distinguen a este contexto social-laboral
en el que nos desenvolvemos sin descuidar su espectacular toque de comedia
porque vaya que nos hace reír como no tienen idea y quizás algunos se conmuevan
porque de los dos personajes, podemos encontrar ciertas cualidades con las que
nos identificamos así de fácil.
Entonces, no la ignoren, dense una vuelta en el cine y véanla antes de
que la quiten. Realmente lo vale cada minuto.
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