Basada en el real incidente U-2 de 1960 durante la Guerra Fría, nos encontramos con un abogado
de Nueva York llamado James B. Donovan quien es confiado para defender a un
espía de la Unión Soviética con el propósito de demostrar que hay justicia para
cualquier ciudadano en los Estados Unidos. Pese a tener todo en su contra,
Donovan busca la manera de asegurar la vida del presunto culpable para en un
futuro usarlo como una especie de intercambio entre Naciones de la cual llega a
suceder tal como lo tanteó.
Steven Spielberg y Tom Hanks se reúnen otra vez para entregarnos un
drama de suspenso de alta calidad a pesar de su larga duración, trama pausada y
poca acción. La fortaleza de este equipo yace en la actuación, más que
compensarlo con la edición; se trata de ser lo más genuinos al momento de
escenificar un contexto tan enredoso, agresivo y desconocido para algunas
personas que tendemos a desconocer las políticas de aquél tiempo.
Es de esperarse siempre lo mejor en este género por parte de Spielberg,
el hombre se ha vuelto mucho más consciente al dirigir estas verdades ocultas
con tanta pasión, calma y pegajoso humor. El modo en que llevó a cabo esta
adaptación resultó en un tono enganchador conforme los obstáculos se tornaban
complicados ante el contenido indirecto, por así decirse porque me temo que se
tarda un poco en hallarle al ritmo.
Los Hermanos Coen en alianza con Matt Charman cuentan con una vasta
experiencia en los dramas de época, haciendo especial referencia a su previa
colaboración con Angelina Jolie en Inquebrantable. Aquí vuelven a enfocarse en
el sentido humano haciéndolo trascender sobre el patriotismo. Las diferencias
entre ciudadanos, soldados o espías no
es tan distinta entre sí con la excepción del trato, aunque existe toda clase
de torturas hacía los prisioneros de guerra, no sólo física sino también
psicológica.
El único inconveniente que le veo es la falla de un posicionamiento de
los personajes secundarios y sus desenvolvimientos. Efectivamente Tom Hanks
carga con la película de una poderosa manera como era también de esperarse. Sin
embargo, me quedó intrigado con haber visto más desarrollo descriptivo en el
resto tales como su esposa, hijos, el juez, los prisioneros, los agentes, etc. De
la misma manera quedó desaprovechada la tensión familiar.
Mark Rylance se pone casi a la par de Hanks a excepción que su
personaje no tiende a recibir el mismo protagonismo, aunque eso no detiene en
absoluto a Rylance porque así al instante lo identificamos y nos compadecemos.
Amy Ryan tiene mucha presencia pero al lado de Austin Stowells, tampoco logran
sobresalir debido a que se pierden en un ambiente carente de por sí de un
autentico antagonista.
Aun así, es una drama histórico que no se puede perder porque de
primera, no tenía la menor idea de quién era James B. DOnovan ni de su grande
aportación durante esta época caótica. Vaya sorpresa que me llevé justo en el
climax donde desde cierta perspectiva, se recoge el fruto de lo construido en
su narración principal y ni se diga al leer los créditos. Si no fuese por Tom
Hanks y Steven Spielberg, mucho seguiríamos todavía sin saber de este hombre
honorable.
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