domingo, 31 de marzo de 2019

Merlí T2-C11

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Slavoj Zizek era un maestro en el concepto del amor. Merlí dio justo en el clavo tras haber hecho recoger a todo el alumnado la mierda del salón no sin lanzarle unas indirectas a Bruno con quien seguía enojado por su mudanza a Italia. Recoger la mierda es sinónimo desde cierta perspectiva porque el amor hoy en día está bastante idealizado. La mierda no desaparece al jalarse la cadena o arrojarse a la basura, la mierda sólo se traslada y al final debemos no sólo vivir con esta sino reconocerla al igual que la imperfección de la pareja. 

No aceptamos errores, idealizamos a la persona y al final resulta que estamos enamorados de la imagen perfecta de la cual no encaja con la realidad y es cuando todo se quiebra. Aquí entra lo de la realidad desnaturalizada considerando la existencia de mantequilla sin grasa, café sin cafeína o pan sin gluten… Políticamente correcto es lo que predomina donde es más lo que se dice o cómo se dice algo en lugar de decir las cosas que queremos decir lo cual es de la única forma en que conectas con la realidad, aunque duela.

Dicho eso, se aplicó en Joan quien finalmente reconoció haberla regado con Mónica. Lo que sus padres no se esperan ya que tonto no es. Gina hizo bien en aceptar el consejo de Merlí y tras apoyar a Gerard con el hijo de Oksana, éste acepta que es demasiado y Oksana en su idealismo rompe con éste asegurando que deseaba que éste se hiciera cargo de su familia. En cierta manera, ambos aprendieron bastante. Entretanto Pol y Tania comienzan a tener sus agarrones, del cual culmina en que Pol se disculpa con Iván ante la eminente frase de “Ya es hora de que Pol se disculpe por algo”. Iván acepta bajo una interesante condición y gracias a la motivación de Oliver con quien discuten de la diferencia entre la Iglesia y el Vaticano.

Quizás las mejores dos historias recayeron primeramente en la valentía de Marc por encarar a su madre sobre el cuidado de su hermanito Paul. Viendo lo enfermo que se encontraba y ella como siempre pensando en sus amigas y novio. “Si no quería tener hijos, no te hubieras abierto de piernas”, frase que le ganó una cachetada pero un mejor ejemplo no tenía y al final su madurez brindó frutos porque la madre comprendió que era mejor ganar menos para estar más con sus hijos.

Sin duda ver a Marc llorar tras cubrirla fue emotivo como lo fue Bruno con un Merlí enfermo y viceversa. Muchos enfermos en este episodio donde aunque haya sido una escena, la Calduch como siempre es una elegancia irresistible. Ver la manera en que hicieron las paces al comprenderse, me creo nostalgia porque sin duda voy a extrañar esa relación de padre e hijo que en el siguiente capítulo se terminará y no se volverá a retomar hasta el gran final de la 3ra. Temporada. No me queda más que aprovecharlo mientras se pueda.

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