Dominika Egorova es una famosa bailarina
rusa que tras una severa fractura, no tiene opción que aceptar convertirse en
una Sparrow para poder seguir con vida y también ayudar a su madre enferma.
Durante una operación encubierta se ve puesta en tela de juicio al relacionarse
con un agente estadounidense con tal de obtener lo que necesita.
Realmente no es una trama fácil de seguir
pero he aquí su enganche absoluto ya que donde varios han descrito su
vulnerabilidad yo he encontrado consistencia en su narrativa circunstancial. El
guión de Justin Haythe es lo que te entretiene de principio a fin gracias a la intensa
transformación por la cual pasa la protagonista en pleno contexto
sociopolítico.
Es tanto el suspenso obtenido por el
director Francis Lawrence que no puedes despegarte por un momento porque no
tienes la menor idea de lo que está por suceder. Todos parecen tener su propia
agenda y en base a esta desconfianza trasmitida, es donde nos tiene siempre
ansiosos por tratar de adivinar las posibles acciones de todos los
involucrados.
Hubo cierto aire de Los Juegos del Hambre
presente, en especial con la competitividad entre los agentes, el monitoreo,
las enseñanzas, espionaje, traiciones, eventos sociales, sobrevivencia y los
vestuarios. Jennifer Lawrence tiene un cuerpazo que cada atuendo que porta la
hace resaltar de por sí su belleza ligeramente maquillada.
Obvio que sus dones van más allá de su
imagen, la ganadora del Oscar nos entregó lo que era de esperarse: una
autentica gama de emotividad al lado de escenas violentas. Aunque se atrevió a
llevar a cabo un sorprendente desnudo con un par de escenas sexuales y torturas.
Hasta eso se mostró gran química con Joel Edgerton, otro talento que sigue
creciendo a la par.
Edgerton recurre a su carisma para
solidificarse como la esperanza del elenco porque Lawrence es versátil como
Dominika, no sabemos con exactitud de qué lado está de acuerdo. Lo opuesto a
Edgerton quien en su rol de Nate Nash nos da básicamente una buena impresión
que lo sigue hasta los últimos momentos.
Esta vez el antagonismo de Matthias
Schoenaerts brindó frutos por lo perfectamente escrito que estuvo su papel.
Sigue sin decepcionarnos Jeremy Irons quien obviamente no suele tener una mala
actuación sin importar la clase de película y debo confesar que me dio gusto
ver a Mary-Louise Parker porque su carisma ha estado siendo desaprovechando
desde la secuela de RED.
Existe mucho por contar al respecto más hacerlo
sólo los confundiría porque muchos sucesos se desencadenan en esta drama de 2
horas y 15 minutos. Se podría tornar enredosa pero vale la pena arriesgarse porque
al final no hay cabos sueltos. Siempre a buen ritmo y sin pisar el freno, Red
Sparrow es un éxito independientemente de lo que digan los críticos.
Calificación: 4 de 5 estrellas
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