Una poderosa experiencia musical que te desgarra el corazón por la
esencial actuación de Taron Edgerton que logra replicar el alma conflictiva del
Gran Elton John durante su ascenso a la fama.
Resulta brutalmente conmovedora presenciar la complicada vida de esta
persona cuyo propósito además de hacer música, era la de ser amado por su
familia y correspondido por su pareja.
Habiendo trabajado con Taron en Eddie the Eagle, el director Dexter
Fletcher se hizo cargo de las últimas
dos semanas del rodaje de Bohemian Rhapsody por lo que no era un total extraño
al darle forma al guión de Lee Hall. Con Billy Elliot, Orgullo & Prejuicio
y Caballo de Guerra entre sus obras,
ahora comprendo la asombrosa calidad con la que cuenta esta adaptación
en su narrativa.
Dexter no tuvo miedo en agregar algunas secuencias musicales, ese
granito de fantasía le suma capas a la de por sí personalidad de Elton John la
cual se mantiene fiel a través de la cinematografía, vestuario y fidelidad a
las letras de las canciones. Esa honestidad cuadra a la perfección con las
situaciones montadas, es imposible no despegarte de la función.
Un trabajo profesional en toda
la extensión de la palabra y todo gracias por posicionar en primer plano, el
lado humano de este extrovertido músico. No un papel que cualquiera hubiese
tomado considerando como a Rami Malek batalló para personificar a Freddy
Mercury. No por desacreditarlo pero Taron fue mucho más allá hasta grado de
convertirse en Elton John.
Claro que contar con la asistencia personal del cantante fue lo que lo
impulsó a encontrar no sólo la personificación sino hasta la voz para hacernos
literalmente volar. Había olvidado por completo las melodías y las maravillosas
letras que ahora me temo tendré que actualizar mi playlist. Mis respeto para
este joven talentoso ya que merece un Oscar.
Y no fue una travesía fácil pero con la ayuda de un asombroso elenco,
pues misión cumplida ya que ¿quién diría que Richard Madden (Juego de Tronos,
Guardaespaldas) pudiera tener un antagonismo tan odioso como el de Bryce Dallas
Howard. Hay momentos en que no los soportas. Lo opuesto de Jamie Bell cuya
actitud madura va de la mano con Taron.
En conclusión, no quiero aburrirlos con tantas maravillas, me limito a
decir que estas son el tipo de películas que me gustan ver porque aprendes de
estas personas hasta el grado de conectar y obtener conciencia de lo difíciles
que suelen ser nuestra vida, con o sin fama o dinero. Concuerdo con el sello de
Garantía y no me queda más que recomendarla una y otra vez.
Calificación 4 ½ de 5 estrellas
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