27 años después de haberse enfrentado al Payaso Pennywise y haber
sobrevivido a las tragedias, el Club de los Perdedores se encuentra lidiando
aún con el pasado porque no han podido superar sus traumas en su adultez.
Siendo recordados por el juramento, deciden volver a su pueblo natal para
tratar detener Eso que decidieron olvidar.
Para ser una secuela con una duración de 3 horas, confieso que no
sentí los minutos a pesar de haberse tomado su tiempo en el desarrollo de los
personajes. Al contrario, me gustó bastante conocerlos como adultos y gracias a
sus regresiones que sirven para ponernos al tanto de todos los personajes que
conocimos cuando eran niños.
El director Andy Muschietti nos conecta mediante la nostalgia y el sentimentalismo
dado que la primera parte resultó conmovedoramente enganchadora para ser una
adaptación de horror. La formula se mantiene aunque no la sentí terrible como
para sugestionarme. No me malinterpreten, tiene sus sustos pero la sensación
fue más tipo Blockbuster.
Concuerdo con Stephen King que su desenlace es épico, el mensaje es brutalmente
directo y siendo lo mejor, el viaje que emprenden estos siete adultos. Ya sea
solos como acompañados, cada uno de los actores capta la esencia del Club de
los Perdedores. Concuerdo en que Bill Hader en el papel de Ritchie, se roba la
función gracias a su chispa de comicidad e inesperado sentimentalismo.
Era de esperarse que Jessica Chastain y James McVoy quedaran perfectos
como Beverly y Bill, además han compartido varias actuaciones por lo que tienen
su química. La pérdida de Georgie se sigue percibiendo al lado de la
culpabilidad y el trauma de tener a un padre posesivo sigue siendo un factor
fundamental en el desenvolvimiento de Beverly.
No me hubiese esperado que Mike siguiese en el pueblo maldito de
Derry, pero Isaiah Mustafa logra un protagonismo como el líder que los reúne e
impulsa. Jay Ryan captura la misma
sonrisa y nobleza que caracterizó a Ben mientras que James Ransome es idéntico
al hipocondriaco Eddie. En cuanto a Andy Bean, aprovechó al máximo su rol como
Stanley.
Uno esperaría un descuido con tanto actor pero todos sin excepción cuenta con su momento para brillar gracias a
los giros en su guión. Escenas de pasados que creíamos inexistentes y sin duda
el aspecto psicológico es lo que la vuelve quizás un grado mejor que la antecesora
porque es una secuela compleja que se encarga de cerrar con broche de oro.
No soy amante del horror y sin duda disfruté de cada elemento
proporcionado por su vasto contexto, quizás hubiese sido sublime tener más
orígenes sobre Eso pero pese a ello, la historia está completa y creo te
llegará por lo humana que se torna en su tercer acto.
Mis respetos para Muschietti
porque dirigir una secuela de horror y de Stephen King no es fácil. Y aquí lo
hizo con tanto respeto, mesura y creatividad al no enfocarse en asustar sino en
conectar a través de la psicología y complejidad de tanto adultos como niños.
Identificables y perfectamente seleccionados, imposible no engancharte por esta
épica travesía del bien contra el mal.
Calificación: 4½ de 5 estrellas.
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