Una historia conmovedora sobre una niña prodigio de las matemáticas
cuyo último deseo de su madre es que tenga una vida normal llena de amistades y
buenos momentos. Su hermano tratará de hacer lo posible pero una visita
inesperada pondrá en riesgo esta humilde estabilidad tras darse a conocer este
don excepcional oculto por casi siete años.
Ha sido un buen desde que Chris Evans no hacía esta clase de
producciones independientes, creo que la última fue El Diario de la Niñera allá
por 2007. En esta ocasión regresa al protagonismo y es notable como su madurez
alcanzada en las secuelas de Capitán América lo ha convertido en un actor
seguro de sí mismo y carismático con el resto de sus compañeros.
Trabajar con niños no es nada fácil y aquí la dinámica con Mckenna
Grace es la razón principal por la cual este drama sobresale por su
transparente emotividad. Ambos tienen una conexión, es evidente, satisfactorio
de ver y contagioso cuando es puesta en riesgo ante la posibilidad de un conveniente
futuro que surge con respecto al don de la pequeña Mary Adler.
Claro está que el peso no estuvo en Evans sino en Grace porque al
estilo de Jim Parsons, logra representar una complicada personalidad y a su vez
una enganchadora esencia para el mensaje final. La familia es la clave y no
importa de dónde venga o cómo esté sustituida; y con Octavia Spencer en esta
ecuación, digamos que la escenificación alcanzó a su máximo potencial.
Marc Webb estuvo previamente involucrado en este estilo con 500 Días
con Summer, después se distrajo con las intermediarias producciones del Hombre
Araña por lo que saben bien como trabajar con defectuosos superhéroes, por así
decirse. Emocionalmente la equilibra con espontaneidad sin nunca caer en el
melodrama.
Justo la dosis necesaria para hacerte reír, conmoverte y causarte
nervios ante el antagonismo de Lindsay Ducan que deja una gran huella como la
abuela. El guión de Tom Flynn fue parejo al desenvolver a cada uno de estos
individuos porque en cada una de sus escenas se sienten tan auténticos por lo
que se está en el juego.
Pese a una simplista cinematografía y una edición básica, Un Don
Excepional es un drama familiar que no te dejará de sorprenderte por lo tiernamente
enganchador que resulta gracias a las naturales interpretaciones de sus
protagonistas. Es imposible no salir satisfechos por lo que espero y ver más de
estas producciones en lo que resta del año.
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