sábado, 30 de junio de 2018

Análisis de Sicario 2: Día del Soldado


Sicario 2: Día del soldado': tan intensa como explícita

Pese a su desafiante narrativa, constante acción, explosivo suspenso, política sucia, guerra y actuaciones estruendosas, no puedo evitar sentir que esta segunda entrega se quedó algo incompleta y eso que se tomó el tiempo suficiente para desenvolverlo de principio a fin. Posiblemente la tercera vaya a cerrar todo lo que comenzó desde la primera. Eso espero.

Un acto terrorista obliga al Gobierno Estadounidense a recurrir a una operación clandestina para poner en guerra a los carteles de México entre ellos mismos y asegurar su propia aniquilación. Sin embargo, la misión tendrá severas consecuencias para el mercenario Gillick y el agente Graver considerando lo mucho que hay en juego.

Sin duda se siente la ausencia de Emily Blunt, pese a no ser requerida, alguien de ese compás de moral era necesario considerando como Benicio del Toro tuvo que ocuparlo causando que su intensa imagen disminuyera. Yo que anticipaba una participación a la Jason Bourne, interesante verlo tornarse vulnerable en el tercer acto.

Como era de esperarse, Josh Brolin siguió en el mismo papel que justo cuando estaba por darle un giro, suceden los créditos. Su operativo e interacción con los demás se siente limitado, inseguro. Entiendo que esta no sea su película pero hace falta definir la integridad mediante un complejo desarrollo de personajes.

Comprendo la recurrencia de Taylor Sheridan al adoptar el estilo de 12 Strong donde la acción hable de por sí sola. Aún así como que era necesario invertirle al guión porque algunos épicos sucesos como el atentado, el secuestro, rescate y el nuevo sicario, les hizo falta profundidad. En sí todo se mantiene en la superficie.

Estarán de acuerdo en que Isabela Moner fue la sorpresa, ya que no necesitó de diálogos para articular su transición. Toda esta travesía psicológica se percibe en su rostro beneficiándose así el apego dinámico con Del Toro. Y como que Catherine Keener fue desaprovechada, su antagonismo también se cortó cuando recién empezaba.

Aún así Stefano Sollima hizo un buen papel al dirigir esta continuación considerando la eficacia de la violencia, pese a estar limitadas en cinematografía, las compensa con una real adrenalina que a su vez hace brillar al departamento de edición y sonido por presentarnos algo que excede su presupuesto de $ 35 millones.

Le habrá faltado más emoción pero tanto podría entretenerte como sugestionarte considerando su polémicas temáticas. Me hubiese gustado ver el absoluto potencial de Benicio o al menos una definitiva resolución. Al final del día, optó por tomar un ligero desvió para ir preparando el terreno para la tercera parte.

Calificación: 3½ de 5 estrellas

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