Difícil de creer que han pasado 11 años desde el lanzamiento de
Ocean’s Thirteen y aunque esta vez sólo contamos con dos retornos a la brevedad,
la nueva estafa en sí es liderada por la propia hermana de Ocean que en
compañía de siete mujeres, se ponen como propósito robar la máxima joya en la
anual Met Gala.
En comparación con la trilogía pasada, porque es inevitable no
hacerlo, Gary Ross mantiene la esencia y hasta el mismo ritmo. Sustituye el
suspenso por un adecuado desenvolvimiento circunstancial que a su vez se
puntualiza por la coordinada sincronía con las actrices. En ningún momento te
aburres o pierdes en su trama, es lo adictivamente simple como para distraerte.
Producciones de esta clase son demasiado riesgosas por carecer de
acción, dependen de los escenarios presentados y la creatividad en su
ejecución; aunque de paso la tenía ganada no sólo por su elenco sino por lo
modernamente contextualizada en la cual radica a diferencia de las anteriores.
Innovaron por así decirse porque las referencias fueron muy a doc. Además
de una estable dirección de Ross porque esos encuadres fueron enganchadores, su
guión fue de los mejores por enfocarse a un elemento personal, un distractor y
a un evento actualmente existente.
Pese a que Sandra Bullock y Cate Blanchett se consolidan como las
principales, lo cual no es de extrañarse que tanto talento como belleza las
haga sobresalir, lo hacen en conjunto con el resto porque la química percibida
en pantalla es genial. Cada una se luce ya sea por sí sola o en grupo, es
evidente que se la están pasando a todo dar y eso es un agradable contagio.
Bullock adopta el estilo de Clooney mientras Blanchett la hace de
Pitt, claro que a su propio modo y vaya que les funcionó porque nomás estás
pendiente de lo que se dicen entre sí. Creo que Anne Hathaway es una agradable
sorpresa como la antagonista, su seguridad en su papel nos hace agradarla sin
anticiparlo.
Esperaba a otra actriz de renombre, en su lugar tuvimos a Helena
Bonham Carter y para variar, su extrovertida personalidad y apariencia le
sirvió bastante a dos escenas en especial. En general, debería estar haciendo
esta clase de papeles.
No estoy tan familiarizado con Mindy Kaling, Sarah Paulson, Awkwafina
y Rihanna, eso no le quita que no me haya divertido por su originalidad en
dichos roles. Por otro lado, Richard Armitage y James Corden equilibraron el
escenario con su espontaneidad y vinculo directo con Bullock. Todos sin
excepción merecen crédito por darle énfasis a este ligeramente predecible
guión.
En sí, esta estafa es mucho menos complicada ya que no se siente tan
agrupada o saturada en su escenas, obvio que Bullock es la pieza fundamental pero
eso no impide que las demás se acerquen a su nivel. Cualquiera pudiera verla y
encontrarla lo necesariamente entretenida.
Calificación: 4 de 5 estrellas.
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