domingo, 11 de septiembre de 2016

Crítica de Star Trek: Sin Límites (Beyond)


A Quasi-American “Star Trek Beyond” | The New Yorker

Tres años después de haber derrotado  al formidable Khan, el USS Enterprise se encuentra en su tercer año de exploración cuando un altercado en la estación Yorktown los coloca en una misión de rescate la cual se tornará en una intensa travesía por su sobrevivencia ante el ataque de una fuerza del pasado.

Hoy en día existe mucho más competencia por mencionar a Star Wars: El Despertar de la Fuerza, Guardianes de la Galaxia, Avatar y próximamente Rogue One. Extrañamente Star Trek es una franquicia que ha estado perdiendo público americano aunque ha estado compensándolo lentamente a nivel internacional.

Es extraño considerando lo geniales que fueron las producciones de J.J. Abrams. En horabuena se requirió de otra mano y que mejor que la del director Justin Lin quien no pierde el tiempo de inyectarle su vibra de imparable acción y sublime humor. La formula de Rápidos y Furiosos 5-6 funciona a la perfección en esta trama mucho más dinámica y diversa.

En un principio se opta por darle un giro a la estructura narrativa ya que la tripulación es separada en dúos cuyas interacciones nos enganchan por no haber sido exploradas en el pasado. La estrategia es sacar a cada individuo de su zona de conforte y he aquí la clave por la cual esta tercera entrega  se renovada con calidad.

A estas alturas del juego, se es necesario innovar y Simon Pegg supo hacerlo al asumir el rol de guionista al lado de Doug Jung. Todos los personajes sin excepción se crecen porque comparten el mismo tiempo en pantalla y en primera instancia cuentan con su propio momento. Hasta las nuevas adiciones hacen la diferencia.

Visualmente hablando la cinematografía y edición son de las mejores presentadas debido al espectacular diseño de la estación Yorktown, el planeta Altamid cuyo panorama enriquece los combates y ni se diga de la invasión en el Enterprise porque es fácilmente la razón por la cual se vuelve relevante esta secuela.

Sirviendo como un homenaje a Leonard Nimoy, se toman el tiempo necesario para mandarle una merecida despedida aunque por otro lado, Anton Yelchin asume un rol protagónico al lado de Chris Pine que es difícil no evitar sentirnos nostálgicos por tratarse de su última participación como Chekov y vaya que logra un gran alcance. Sin duda será extrañado.  

De por sí Pine es la base y al lado de Zachary Quinto, estamos consciente de su brillante química que para variar se optó por emparejar a Quinto con Karl Urban descubriéndose así una de las mejores interacciones. Hasta Simon Pegg se torna serio por equilibrarse con la intrépida Sofia Boutella.      

Tampoco podemos descartar a John Cho y Zoe Saldana quienes podrían haber sido llevados un poco al fondo quizás por Idris Elba, ya que éste tiende a robar la atención y muy en especial durante el clímax. Su experiencia en escena con Pine contagia la atmosfera de sentimentalismo, fuerza física y sobretodo autocrítica.

En conclusión Star Trek: Sin Límites cumple con su título de no frenarse en adrenalina y humor porque una vez que despega te enganchas al instante y todo gracias a esta familia de actores y técnicos que han hecho lo posible por mantener la esencia intacta pese a sus dos irremplazables perdidas.

Calificación: 4 de 5 estrellas

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