Basada en la exitosa franquicia de Ubisoft, Assassin’s Creed se
respalda en los elementos populares de este universo aunque se diferencia al
introducir una nueva historia con uno que otro reconocido personaje del cual
sólo los conocedores podrán identificar conforme la historia se desenvuelve a
través de distintos periodos en el tiempo conectados entre sí.
Tratar de explicar su narrativa resulta complicado esencialmente por
la magnitud y consecuencias de su intrigante contexto. Nunca me interesé por
los juegos, sólo tengo la vaga noción de ver a mi hermano jugarlos en plena
madrugada y tras ver los avances, no pude evitar sentirme atraído, mas para mi
defensa, los verdaderos culpables fueron sus actores.
Pese a la recepción mixta porque no es inusual en una adaptación de
esta clase, debo confesar que encontré la aventura lo bastante satisfactoria. Ciertamente
la sentí breve en sus viajes a través del Animus pero vaya que su edición,
sonido y efectos realmente lucieron porque esas maniobras de combate fueron
excitantes hasta el punto de sentir el suspenso.
Entre las temáticas contamos con la descendencia de Callum Lynch su
ancestro Aguilar de Nerha perteneciente a esta banda de guardianes de la Fruta
del Edén como lo que esta reliquia representa, los recuerdos en la genética, la
investigación de una cura contra la violencia en la Institución Abstengo, esto me
dice que este guión no estuvo fácil desde su concepción.
Ni aún así detuvo a los escritores Lesslie, Cooper y Collage de
traspasar su innovación porque su trabajo terminó con fluidez en la pantalla y
su seguimiento es tan fácil que su propia intriga nos mantiene a ritmo veloz y
conciso. No es tan complicada como se asume y curiosamente terminas quedándote
con más ganas de saber lo que sucede, lo cual a su vez se torna en su
debilidad.
Hoy en día los finales en continuación no son de total agrado al
público en general y considerando su estrago en la taquilla global, me temo que
una secuela está en riesgo y es una lástima viendo como uno se queda
enganchado, especialmente por la batalla entre templarios y asesinos sucedida
en el pasado como en el futuro.
Michael Fassbender se metió de lleno al papel, no sólo en lo emocional
sino cumple con la demanda física al hacerse cargo de la mayoría de sus stunts.
Desconozco si realmente trepó las paredes o corrió entre los colgaderos, mas
sus duelos y saltos de fe nos dejaron con la boca abierta.
En el frente dramático, Marion Cotillard le inyecta un profundo
dramatismo e interés científico, sin embargo comparte su peso con Jeremy Irons
quien como muchos saben, este veterano no suele fallar en entregarnos una
poderosa caracterización. Lamentablemente el resto del elenco culmina siendo
pasajero porque no reciben desarrollo individual alguno como para importarnos
tanto.
En conclusión, el director Justin Kurzel no desperdició su oportunidad
de llevar a cabo esta laboriosa adaptación la cual está decentemente
equilibrada, bien complementada, ingeniosa e históricamente acertada dada su
épica representación, enriquecimiento musical y por supuesto las importantes
actuaciones de Fassbender, Cotillard e Irons.
Calificación: 3½ de 5 estrellas
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