viernes, 3 de mayo de 2024

Corazón Valiente y El Planeta de los Simios

 

  Era una mañana como cualquiera; mejor dicho, no como cualquiera porque me encontraba en mi fase de adolescente por lo que no existían las plataformas de streaming ni las redes sociales como las conocemos hoy en día. En parte creo era un gran alivio no tener que depender de un celular, viendo que a cada minuto tenemos que usarlo para sentirnos mejor. Lo cual llega a ser cansado y más cuando las personas a tu alrededor dicen prestarte atención con esa cosa en sus caras.  

   En fin, la televisión por Cable era el entretenimiento por excelencia en casa y debíamos adaptarnos a lo que fuese que trajera su programación de acorde al paquete seleccionado. Eso sí, debíamos aventarnos los comerciales, lo cual no era tan malo por usarlos como descansos para ir por una botana o a cortar flores.

   Tratándose de nuestras series televisivas favoritas, lo mejor seguía siendo comprar las temporadas completas en formato físico ya que por lo regular nunca transmitían los episodios en orden, sino solían brincarse o repetirse.  Era lo que te tocara en ese momento y de acorde a la festividad; para mi suerte, solía aventarme una hora diaria de Friends seguida de The Big Bang Theory concluyendo con Two and a Half Men, y todo gracias a  se bendito Warner Channel.  

    A pesar de no tener libertad para ver lo que yo quisiera cuando quisiera, no puedo negar que fueron buenos tiempos después de todo. Cada madrugaba del sábado y domingo, incluyendo los periodos de vacaciones, solía aventurarme a la sale con mi gran vaso de leche y mi docena de galletas con chispas de chocolate. Ahora, la sala suele estar agendada cada tercer o cuarta semana, y al menos cambié la chatarra por una ligera y nutritiva.  

   Uno no valora lo que tiene hasta que desaparece, y a su vez, no nos damos cuenta de que el tiempo pasa y no regresa, jamás. Un día eres tan sólo un pequeño yendo al cine para toparse con La Momia y 25 años después eres un adulto a punto de revivir La Amenaza Fantasma en su 25 Aniversario. Por más que se quiera vivir algo como la primera vez, es imposible y tal vez sea lo mejor. 

   Es curioso ver lo desesperado que suele estar uno por convertirse en adulto, y como se te dice que disfrutes de tu niñez, hasta apenas creo llegar a entenderlo. Esto lo menciono porque veo lo complicado que suele ser que uno se dé cuenta de que nunca se volverá a ser un niño. Físicamente hablando ya que en cuestiones de emociones se le agradece a la nostalgia y a la memoria el poder regresarnos en el tiempo, aunque sea mediante una imagen visual o un sueño pasajero.

    En este caso, fue más que nada ese recuerdo de encontrarme solo en mi casa. Mis padres y mi hermano se habían ido a trabajar. Creo rondaba entre los 17 años, apenas era un adolescente como cualquiera preparándose el desayuno y enseguida tomando asiento en la sala para disfrutar de lo que fuese que hubiese entre los canales disponibles.  

    Por obra del destino, me topé con los últimos veinte minutos de Corazón Valiente. Aquel drama de época dirigida por el ganador del Oscar Mel Gibson, la cual consiguió 10 nominaciones en los Premios de 1995. Entre estas se acreditó la Mejor Película, director, Fotografía, Sonido y Maquillaje.

   Nada mal, considerando que Randall Wallace y James Horner debieron hacer sido galadornados por guion y música. Me cuesta aceptar que esa hermosa melodía en la introducción y en los créditos no haya logrado enamorar a los miembros de la Academia. Cualquiera que la escuche sabe exactamente de lo que hablo porque fácilmente está a la altura de Gladiador, Star Wars, Tiburón, Regreso al Futuro, Titanic… Uno sabe a lo que me refiero.  

   Entonces, me sentí valiente para verla a pesar de que fuese el final, yo yacía seguro de que no me iba a quebrar por no llevar la carga emocional de su primera hora. Y resultó que ahí estoy yo llorando, desconsolado, todo por esa frase desgarradora que grita William Wallace sobre ¡Libertad! Rehusándose a pedir misericordia a un Rey ilegitimo de Escocia. 

   El próximo año se cumplirán 20 años desde que debutó en los cines y por petición de mi madre, decidimos volverla a ver gracias a que la tenía en una versión remasterizada en Blu-ray porque solamente se encontraba disponible en Disney Star y no tenía para costear el servicio. Para mi sorpresa, lloré como en tres escenas: el asesinato de Murron, la decepción de William cuando es traicionado y no se diga de su tortura insuperable.

    Nada más no pude librarme de ese dolor que parece como si fuese ayer cuando la había visto por primera vez, y quizás el olvidarme de detalles puede que no sea tan malo después de todo. Lo decía al sentir la esencia de disfrutarla como si fuese la primera vez sin anticipar lo esperado. En la actualidad, Ridley Scott parece ser el único en apostar por este género y aún así suele ser criticado con dureza, esperando y su suerte cambie de nuevo con Gladiador II como le pasؚó a Tom Cruise con Top Gun 2.

   Más que soñar, cruzo los dedos porque quiero creer que la existencia y el éxito narrativo-visual de Corazón Valiente sirvió de inspiración y lo sigue haciendo por lo poderosa que se ha mantenido gracias a las frases como: “Todos terminamos muertos. Es solo una cuestión de cómo y por qué”, “Todo hombre muere. No todo hombre vive realmente”, “Pueden quitarnos la vida, pero nunca podrán quitarnos nuestra libertad” y muchas otras más.

   A parte de que Mel Gibson, Sophie Marceau, Angus McFayden, Patrick McGoohan, Brendan Gleeson y el resto dieron sus mejores actuaciones, todo con el objetivo de respetar la inolvidable historia de William Wallace. Desconozco cuando tenga la oportunidad de volverla a ver, mas como siempre, la seguiré disfrutando por lo hermosa que es y no solamente por su físico sino por lo que lleva muy en su interior, y con eso me refiero a su alma.


    Cambiando de panorama, me cuesta creerlo y bastante de que El Planeta de los Simios está por cumplir 60 años dentro de 4 años debido a su año de lanzamiento en 1968; y es que cómo olvidarnos de la memorable línea de: ¨Quita tus sucias pezuñas de encima mono asqueroso¨.

   Ahora que lo recuerdo, existe una secuencia en Big Ban Theory en donde los muchachos con tal de escapar de un Sheldon griposo, aprovechan una maratón del Planeta de los Simios portando esas icónicas máscaras de las cuales Bruno Mars emplearía después en uno de sus divertidos e ingeniosos videos.

   Es justo cuando Charlton Heston recupera su habla que deja escapar esta línea que impacta a todo el mundo, y es que el cine se encontraba evolucionando en cuestiones de relatos de ciencia ficción, y para un actor prestigioso, tomando en cuenta sus protagonismos en 10 Mandamientos y Ben Hur, sabía bien en lo que se metía, y siendo sincero, esta adaptación luce bien a pesar de su contexto cinematográfico en el que fue filmado.

   Cabe señalar que recibió un reconocimiento honorifico por el maquillaje ya que no existía aquella categoría en los Premios de la Academia. Tanto banda sonora y vestuario fueran nominadas, me parece extraño que la fotografía no haya sido considerada porque en momentos su ambientación me parecía en el mismo tono de Alien.  

   El final en donde vemos la estatua de la Libertad medio enterrada entre la arena ha de haber dejado a muchos con la boca abierta.  De ahí le siguieron cuatro secuelas de las cuales debió haberse terminado con la segunda a petición de Heston, cuyo papel pasó a ser secundario al no tener interés alguno en inmortalizarse en este planeta de los simios.

   En sí no es la típica producción de Hollywood, y creo que ninguna lo ha sido incluyendo la última trilogía.  Inclusive la encuentro superior al reinicio de Tim Burton que aún recuerdo el dolor de cabeza que sentí en sus dos horas de duración. Lo mejor siendo la música. Espero y la referencia a esta nave pérdida en el espacio sea explorada en las futuras entregas de la nueva trilogía ya que sólo nos quedamos con la breve mención en La Rebelión del Planeta de los Simios, y aprovechando la mención, es momento de hablar de esta resucitada franquicia.

   Lamentablemente tendrán que esperar…  

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