En
víspera de la gran sensación que resultó la serie de Shogun: La Primera
Temporada; me vi en la necesidad de adentrarme en la era feudal de Japón por ahí
en sus últimos días. Para ser sincero, podría equivocarme dado mi
desconocimiento del contexto. En lo que podría dar justo en el clavo sería en
cuanto a la calidad cinematográfica y narrativa con las que se ejecutaron el
siguiente trio de éxitos que decidí visitar ante la inevitable necesidad
desatada como algunos comprenderán.
Dicho
eso, no pude esperarme más, no cuando sentí la necesidad de volver a reproducir
El Último Samurái por lo mucho que me hizo recordar la serie; hasta resulta
increíble que hayan pasado 21 años desde su controversial estreno en verano de
2023.
Desde el
primer minuto quedé fascinado por la visión del tigre que tuvo el General
Katsumoto, además de la mención de las flores y la forma de justificar el honor
mediante acciones violentas que nos cuesta trabajo entender y aceptar por no
comprenderlas. Es importante subrayar
que nuestra lógica a veces no va con la lógica de otros y es en este tipo de
relatos donde podemos aprender a abrir nuestras mentes y cuestionar lo que se
nos presenta, ya sea tomar o desechar.
Obviamente que en cuenta entra a escena Tom Cruise como el Capitán
Algren, se nos facilita interpretar este viejo mundo y a su vez nos conmovernos
con el pasado de todos los involucrados. Mucha cultura, contexto y una historia
que nos golpea duro en la cabeza por ponernos a pensar en cómo a veces la
modernidad termina por destruir todo eso que nos hace únicos y humanos.
Las leyes
sólo sirven para enriquecer y darles poder a los corruptos mientras que quienes
de verdad buscan defender los valores de una nación, ayudar al prójimo y ser
devotos sin cuestión alguna de la autoridad, son lo que más salen heridos o
terminan siendo asesinados. Hoy en día se necesita levantar la voz, defender lo
que de verdad importa y ser una persona honorable.
Con
aquellas palabras describiría esta inolvidable experiencia, y no sería el único
en decirlo ante su sobresaliente taquilla global de $ 456.7 millones, a pesar
de referírsele como una típica producción hollywodesca porque por ahí la agarraron
en los Estados Unidos por lo de la venta de armas.
Ni
al caso teniendo como director a Edward Zwick (Diamante de Sangre, Coraje Bajo
Fuego) y no se diga de la tremenda composición cultural en manos de Hans
Zimmer, escuchar cada una de sus melodía nos pone los pelos de punto. Y es que
cualquiera que haya visto una película de Zwick sabe que su estilo va más allá
de presumir sino de inspirar y conectar con la humanidad mediante la fragilidad
del corazón de los personajes, personajes que cumplen con los requisitos como
lo hicieron Koyuki Kato, Timothy Spall e Hiroyuki Sanada de quien este último no recordaba
que aquí había aparecido y hasta se lució en las secuencias de acción.
Desde
entonces ha permanecido como una de mis películas favoritas de Tom Cruise y de
la cual sigo sin saber la o las razones por las cuales ni siquiera fue nominado
como Mejor Actor en los Oscares porque es una de sus mejores actuaciones. No
que lo necesite porque son de los veteranos contados que siguen impactando la
taquilla a pesar de ya no ser un jovencito.
Yéndonos
al panorama infantil, aproveché para reproducir Mulán, no la
terrible y contradictoria adaptación de 2020 que mejor se la hubiesen confiado
a Ridley Scott. Me refiero a la versión animada de 1998 que se ganó mi corazón y la de muchas familias por resultar contrario a lo que era de esperarse por Disney en esos años.
26 años
han pasado y nunca me he animado a ver la segunda parte por miedo a
decepcionarme porque el estudio solía destruir las continuaciones, aunque creo que lo sigue siendo incluso... Siendo tan sólo un pequeño de 11 años, bien recuerdo habérsela pedido a mis padres de regalo para esa navidad. Me arrepiento de haber regalado el VHS, a sabiendas
de la joya que era.
Ming-Na
Wen me encantaba por su voz tan cálida y sensible como Mulán, esa mujer que
fuera de Wen, no han podido hacerle justicia en interpretarla y darle su merecida
historia. Eddie Murphy como Mushu es quizás considerada su mejor actuación y BD
Wong aporta una respetable seriedad como Li Shang. En verdad fue un tremendo horror la omisión del carismático dragón en el live action.
Mulan se
mantiene compleja a pesar de simplificarse para el fácil entendimiento del
público infantil. Su mensaje sigue siendo fuerte y necesario incluso para las generaciones
de hoy en día por darle el lugar y empoderamiento a la mujer en conjunto con el
amor a la cultura y el respeto. Logró convertirse en un éxito global de $ 300
millones de dólares y con su debida razón.
La
canción Mi Reflejo de Christinas Aguilera estuvo nominado pero perdió por la
fuerte competencia. Sin olvidarnos de Honor to Us All donde vemos el papel de
las mujeres para conseguir el honor a la familia, I´ll Make a Man Out of You
que seguramente la quieran destrozar por la actual situación de los géneros y
True To Your Heart es cálida y perfecta para cerrar.
Citando a
Katsomoto: ¨Es simplemente perfecta¨… y todas las son porque tenía que cerrar
con Memorias de Una Geisha en donde también aparece Ken Watanabe aunque en
breves e importantes momentos.
Para quienes leyeron la novela Arthur Golden, encontramos esta adaptación con gran satisfacción por mantenerse fiel a su esencia narrativa como cinematográficamente. La controversia era inevitable, y no le importó a la Academia tras hacerla acreedora a las estatuillas por Mejor Dirección de Arte, Cinematografía y Vestuario. Premios bien merecidos al igual que sus nominaciones como Música Original, Sonido y Edición de Sonido.
No tenía la menor idea de que John Williams
había estado a cargo de las melodías, en especial la de Sayuri que nos conmueve
desde el primer minuto que se nos presenta. Teniendo a Steven Spielberg como
productor, el director Rob Marshall se dejó llevar por el espíritu de la propia
historia y aunque sólo haya conseguido $ 162 millones a nivel mundial, sigue
siendo un fuerte referente que solemos acudir cada que nos topamos con series a
la Shogun.
El
próximo año se cumplirán dos décadas desde su estreno en los cines, y recuerdo
haberla rentado, usando mis 5 rentas gratis que tenía por semana cuando
trabajaba en Blockbuster ahí en el 2006. En ese entonces había títulos
divertidos como Virgen a los Cuarentas o Yo Put*… había un juego entre mis compañeros
por elegir el título que se asemejara a nuestra situación en esa época.
Aquellos
días en que los clientes me hacían enfadar al desacomodarme la pared de estrenos y hacer un
cochinero en la tienda. Cuando ingresé, los VHS se encontraban en sus últimos
días, recuerdo comprar La Casa del Lago en las usadas y durante la liquidación,
despedirme con la de Invictus. Orgullosamente era Socio Distinguido y no me
perdía los martes a precio especial.
Regresando con Sayuri y su rivalidad con Hatsumomo en una pequeña okiya donde
con la inesperada ayuda de Mameha, la travesía por la que pasa Chiyo hasta
convertirse en Geisha es tan fascinante, honorable y respetable por ser
consideradas como artistas vivientes. Incluso los sacrificios de tanto
protagonistas como antagonistas nos dejan un hueco en el estómago porque al final de cuenta estamos hablando de mujeres que no pudieron ser libres de elegir su camino.
Obvio que la esperanza nunca puede faltar y para eso la vemos en el presidente Ken Iwamura, que como cualquiera, tenemos el poder de cambiarle la vida a una persona con un par de minutos que le prestemos atención. En este caso, se trato de una niña que había sufrido la separación de sus padres y cuya hermana la abandonó con tal de sobrevivir.
Una lección esencial que hoy en día hemos dejado pasar por enfocarnos en nuestro egoísmo y no querer
ponernos en los zapatos de los demás. Estamos tan metido en desacreditar al prójimo para justificar nuestra injusticia cuando también estamos siendo injustos al ser indiferentes a sus necesidades o pensamientos.
Escuchar
y observar es lo que se necesita para apreciar esta adaptación fuera de la
común, cuyas mujeres como Zhang Ziyi, Michelle Yeoh y Goin Li captaron desde su
primera aparición en pantalla. Lo mismo podría decir de Lady Mariko, la cual
fue interpretada gloriosamente por Anna Sawai al confesar que sigo sin superar
su trágico destino.
En conclusión: El Ultimo Samurái, Mulán y Memorias de Una Geisha pudieron haber inspirado a Shogun dadas las similitudes entre sus elementos artísticos, desarrollo de personajes, circunstancias, vestuario y estilo visual. Por ende, era inevitable que no recurriera a estos títulos tras verla.
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