domingo, 10 de noviembre de 2024
Mace Windu y Una Nueva Trilogía
jueves, 7 de noviembre de 2024
miércoles, 6 de noviembre de 2024
martes, 5 de noviembre de 2024
Tomb Raider: La Leyenda de Lara Croft
domingo, 3 de noviembre de 2024
El Legado de Maximus Continua
¡Maximus
Vive! ¡Maximus Vive! ¡Maximus Vive!
Fue lo
primero que escuché en la oscuridad en que me encontraba después de haber
creído que había muerto al igual que la mayoría que peleó conmigo o en mi
contra. Tantos nombres olvidados pero por siempre recordados por su familia y
por la grandeza de Roma.
“Maximus,
El Misericordioso” “Maximus, El Esclavo que desafió al Emperador”, “Maximus, El
Salvador de Roma”
Y es que
todo pasó tan rápido y a su vez tan lento, un instante me encontraba liderando
la batalla contra lo que restaba de las tribus germánicas ahí cerca de
Vindobona para luego ser solicitado por el Emperador Marcus Aurelio sobre
ayudarle a restablecer la República en Roma. Obvio que rechacé su pedido al
creer que el viejo bromeaba y vaya sorpresa que me llevé al descubrir que no
era el guerrero ni el filosofo que me hablaba, sino se trataba de Marcus El
Sabio quien en sus últimos días sólo pensaba en ser recordados como aquel de
devolvió la paz y la democracia a Roma.
Sí un
Emperador te pedía que hicieras algo, tenías que hacerlo, no había cuestión
alguna. Aún así habría consecuencias porque Cómodo no lo iba a tomar bien, lo
conocía tan bien que desconfiaba que su padre pudiera ponerlo en orden al ver que
otra persona ajena a éste fuese empoderado por el Emperador a cumplir una tarea
que pondría en riesgo su herencia por nacimiento.
Me retiré
porque necesitaba pensar y no sólo en mí sino en mi familia a quienes me moría
de ver después de 2 años de estar distanciado de ellos. No pude articular el
primer recuerdo porque una voz demasiado familiar me hizo detenerme. Por más incómodo
que fuese, Lucila merecía mi respeto.
Hace
mucho la amé, fue la primera, pero la que no pudo ser por ese asunto del linaje
en nuestras sangres. Estaba destinada para otro así que tampoco pudo ser para
Cómodo, su propio hermano la deseaba que por un momento juraría que sería mi
muerte. Así que, como un caballero de Roma, sobre todo del Emperador la dejé y
he aquí nos volvimos a encontrar en donde menos nos lo esperábamos.
Cuando
estás muriendo uno puede ver la historia de tu vida desenvolviéndose por
completo en un par de segundos, segundos que me costaron ocultar los
sentimientos al igual que ella. No me quedó más que hablar de nuestros hijos,
su esposo fallecido y retomar el camino hacía lo que sería pasar una noche dura
de indecisión.
Y cuando
todo parecía estar claro, que rechazó al nuevo asignado Emperador Cómodo por
haber asesinado a su propio padre. No sé en qué estaba pensando, dentro de mí
sabía que debía jurarle mi lealtad, pero mi honor lo era y por ello terminé
pagando el alto precio. Todos lo hicimos, incluyendo a la misma Roma al
despojarle de un imperio como un imperio se despojó de mi familia.
Debería
estar enojado, lo estuve, pero sólo de un hombre de quien a su vez me ayudó a mantenerme
vivo para llegar a estar frente a frente como Próximo me sugirió. Gánate público
y ganarás tu libertad, y tal parecía ser el caso tras escuchar:
¡El
legado de Maximus “El Inmortal” continua!
¿El
Inmortal? Pero ¿Cómo era esto posible? Yo no era ningún inmortal, de hecho, mi
vida dependía de un hilo porque nadie sabía si pasaría la noche, ni siquiera
Lucila ni su hijo al decidir permanecer conmigo a pesar del caos en las calles
al desconocerse el futuro de Roma.
Roma fue
fundada como una República, si mi sacrificio era garantía de que sucediese de
nuevo, ahora haber sobrevivido cuando se suponía que debía morir, que
significado o inspiración lograría porque al final del día era tan sólo un
soldado, mejor dicho, un gladiador y gladiadores como yo estábamos destinados a
morir.
En un
cerrar y abrir de ojos, recordé a Lucila decirme que me fuera con ellos, en
efecto me fui con ellos porque estuve con ellos, en la otra vida para ser exacto
y segurísimo por lo genial que me sentía. Libre de dolor, sobre todo libre. Además,
recuerdo lo bien que se sintió haber abrazado a mi hijo y a mi esposa, haberles
dicho lo mucho que los amaba y que ya estaba con ellos para el resto de la
eternidad o eso creí al ser jalado de devuelta al purgatorio.
Debí
aferrarme a ellos e intentar jamás soltarlos porque en otro abrir y cerrar de
ojos desperté mediante un profundo respiro del cual nadie se explicaba, mucho
menos yo al experimentar el dolor de mis heridas, en especial la que me causó
Cómodo al querer ganarme con trampa. Confieso que no encuentro satisfacción en
quitar vidas, pero por los dioses como disfruté encajarle su propia daga en la garganta
de Cómodo y escuchar como se ahogaba con su propia sangre hasta dejar de
respirar.
De ahí en
fuera, nada tenía sentido. Acaso ¿será obra de los dioses el que hubiese
sobrevivido? Y si así lo fue ¿a qué fin?
Lo hecho
ya estaba hecho, había matado a Cómodo y había regresado el poder al Senado,
seguía sin entender a qué se debía esto de aferrarme a la vida cuando de mí no
venía tal deseo o siquiera fuerza para seguir caminando entre los vivos por los
siguientes días en que se daban las interminables sesiones en el senado. Por
decir que a duras penas podía respirar y eso que había sangrado demasiado como
para sobrevivir la noche. Insisto, no había nada más de lo que yo pudiera hacer
y mucho menos en este estado tan delicado de salud.
Por
fortuna no era el único ahí en la oscuridad, Lucila seguía conmigo e igual de
confundida al creer que lo que quedaba de mí era sólo el fantasma de alguien a
quien amó en el pasado. Al igual que yo le costaba respirar, pero aun así se
acercó a mí y me tomó de la mano para compartirme un secreto que había cargado
toda su vida. Tenía ya tiempo que me lo quería decir, incluso antes de nuestro
reencuentro y durante mis días de encarcelamiento en el coliseo. Cuando al
final se animó por decírmelo, fue cuando mi resurrección cobró no sólo valor
sino sentido.
El pequeño
Lucio era hijo mío, así de brutal pesaba la verdad porque lo era, no había
cuestión alguna sino puro sentimiento. Podía no sólo sentirlo sino verlo en su
mirada conforme me miraba a mí. Los tres
éramos familia y como tal, debía cuidarla a toda costa, aunque nadie lo supiese.
Cuando éramos
jóvenes, Lucila y yo habíamos compartido una relación y aunque por más breve
que haya sido, el tiempo que estuvimos juntos en secreto fue suficiente para
concebir un hijo. Puedo comprender ahora su instinto de sobrevivencia, lo que
tuvo que hacer para mantener su identidad oculta desde su nacimiento y seguirla
manteniendo para protegerlo de lo que podría estar al acecho.
De
exponerse sería considerado un bastardo y Lucila una traidora poniendo en gran
riesgo el cambio de poder, que igual dudo que sirva de algo porque Lucio ya no
aspiraría a ser Emperador. Por ende, la transición de Imperio a República
debería continuar sin inconveniente alguno, pero sí algo me enseño Marcus es
que siempre había alguien con quien pelear, y aunque se tratase de la muerte
misma sólo quedaba sonreírle de vuelta.
Aparte de
que no podría hacerle eso a Lucio, jamás, después de lo que vivió con ese
maldito tío y haber visto a su madre pasar por las cosas terribles que pasó,
ningún hijo debería haber sido testigo de tales atrocidades y mucho menos en el
nombre de la justicia o libertad. Así que al igual que Lucila decidimos mantenerlo
en secreto, inclusive de éste mismo, al menos hasta que el momento fuese el
adecuado, sí es que llegaba porque ni siquiera pasó el mes cuando una amenaza no
tan lejana como creímos, ascendió sobre Roma.
Se
trataba de Theodosius, el mismísimo General que me enseño todo lo que necesitaba
para sobrevivir y a quien relevé por mandato de Marcus Aurelio por cuestión de
edad no por incapacidad. Theodosius “El Mayor” amaba a Cómodo como si fuera su
hijo, lo cual no molestó a su único hijo llamado también Theodosius quien lo
consideraba como su hermano hasta el grado que ambos tomaron a mal su asesinato
al referirse a este suceso como “La Conspiración”.
De ahí se
agarraron para combatirla en conjunto con la élite, los gobernadores y
eventualmente gran parte de la plebe romana. Incluso el senado optó por
respaldarla provocando que la transición de Imperio a República se fracturara
de forma irreconciliable. “Todo por La Grandeza de Roma” ahora comprendo a las
palabras de Marcus sobre mi ignorancia sobre la verdadera Roma.
A pesar
de ser la única mujer con voz, Lucila no pudo hacer nada y en cuanto a mí, ni
siquiera la legendaria inmortalidad fue tan poderosa como para competir en esta
campaña de poder de la ascendente Dinastía Teodosiana.
Un padre
sólo quiere lo mejor para su hijo, aunque ese padre haya sido Theodosius el
Mayor. Eso lo entiendo y en tan sólo un par de meses logró que su hijo
Theodosius referido ahora como Theodosius I “El Grande” se convirtiera en el
nuevo Emperador, del cual no tardó en retomar la política de Cómodo para
intentar vengarse de su muerte.
Ante el
trágico giro de eventos, Lucila decidió quedarse en Roma para seguir luchando
como lo venía haciendo con su hermano. Después de todo, era una figura
influyente. En cuanto a su hijo. Me permitió que me llevase a Lucius para
desaparecer juntos y esperar a que éste estuviese listo para desafiar al nuevo
Emperador, porque seguía siendo el heredero del Imperio y de esa manera, sólo
él con mi espada podría reclamar el trono, desafiar al falso emperador y volver
a intentar cumplir los deseos de Marcus Aurelio, su abuelo, de transformar a
Roma en República.
Pero el momento
nunca llego, o eso parecía creer porque todo salió mal en los siguientes 20
años que transcurrieron. Mi inmortalidad se convirtió en un mito, porque debía
mantenerme escondido y al ver que eso ponía en peligro a Lucius, decidí mandarlos
lejos de mí y de Roma para que siguiese creyéndose muerto en caso de que dieran
conmigo. Al menos tendría una oportunidad de vivir una vida normal y en
absoluta libertad, algo que tanto su madre como yo nunca pudimos hacer, siquiera
juntos.
Ya no soy
tan joven como alguna vez lo fui, y descubrir que la reciente y misteriosa muerte
de Teodosio I El Grande, sólo complicó más la situación al dividirse Roma en dos
Imperios: Occidente y Oriente, y mejor aún, cada uno asignado con un nuevo
emperador. Seguramente estos gemelos asesinaron a su propio padre para
conseguirlo, después de todo esa había sido la “exitosa política de Cómodo”.
Sí Lucius
quisiera volver al ruedo, tendría que pelear ahora contras dos Emperadores lo
cual es absurdo, pero así es Roma. Nada más no aprendemos. Aún así, no podemos
mantenernos ocultos para siempre, y más tras enterarme a las pocas semanas que
la aldea en donde vivía Lucio había sido atacada. De haber sabido, quizás
hubiera ido a advertirle, pero me temo que cuando lo mandé lejos de mí, lo hice
de una manera en que se le hiciera fácil odiarme y olvidarse de mí.
Hasta la
fecha no sabe que es hijo mío, y preferible que así siga porque de esa manera
podrá sobrevivir y necesita estarlo tras enterarme mediante mis espías de que
su esposa e hijo han muerto.
Terrible saber que padre e hijo comparten el
mismo destino, y literal ahora que se encuentra rumbo al Coliseo Romano para
pelear como Gladiador. Y yo aquí en las sombras sólo con un grupo de rebeldes, y
es que ha pasado mucho tiempo sin que haya tomado una espada. No sé si podría
hacerlo de nuevo, sí mis músculos lo recordarán como si fuera ayer cuando me nombraban
General del Ejército.
¿Qué es lo que debo de hacer?
No soy el
héroe que solía ser, nunca lo fui, Lucila sabría que hacer en esta situación,
pero dudo que sepa de nuestra existencia. Tal vez el momento de pelear sea
ahora, quizás Lucius estaba destinado a desafiar a los nuevos emperadores como
yo lo hice hace 30 años.
¿Pero
debería hacerlo como Lucius Vero o como Lucius Meridio?
No lo
sé.
Sólo sé que debo regresar a Roma lo antes
posible y estando ahí, sabre el por qué no morí hace 20 años, y quizás con algo
de suerte, pueda sonreírle a la muerte de nuevo y finalmente reunirme con mi
esposa e hija, pero como un viejo amigo me dijo hace mucho tiempo:
“Aún no”.
Y en
efecto, aún no.
sábado, 2 de noviembre de 2024
Yo, Robot Salvaje
Difícil
de creer que tuvieron que pasar 20 años para que la ficción mostrada en Yo,
Robot se convirtiera en nuestra realidad ante el inesperado anuncio de los
robots Tesla. Al principio confieso que nada de esto me trajo comodidad al
imaginarme el peor escenario que podría suceder, e inevitablemente regresar a
verla y entremezclarla con Robot Salvaje me brindó la calma que desesperadamente
buscaba para tratar de hallarle sentido y paz a lo que sea que estuviese por
venir.
No hay
como una buena película que te acompañe en los momentos difíciles y le dé un giro
a tu vida seguido de un significado tan importante que sin importar que hayan
pasado 20 años o tan sólo un par de semanas, la huella en ti ya quedó
impregnada y esa puerta o portal generada en tu mente por siempre servirá de tu
salvoconducto para cuando sientas que necesitas sólo poner la mente en blanco y
dejarte llevar por la magia del entretenimiento.
Dicho
eso, nos adentraremos primero a Yo, Robot dado que resulta curioso observar que
cuando la adaptación se estrenó en el año 2004, los celulares todavía no se
habían vuelto parte esencial de los humanos. Como anhelo aquellos días en que
se podía hablar con alguien sin un celular en nuestras caras, o cuando
buscábamos soluciones sobre cualquier interés o problemática ya sea en los
libros o revistas.
Obvio
que todo tiene sus pros y sus contras, y por esa misma razón es inevitable la
repentina relevancia que ha tomado Yo, Robot. Vaya forma de celebrar su
veinteavo aniversario. Desplazarse a ese entonces me ha hecho recordar cuando
Will Smith se encontraba haciendo promoción y con bastante entusiasmo siendo su
primera producción como protagonista.
Habiendo
participado en éxitos como Hombres de Negro y Día de la Independencia,
era de esperarse que consiguiera 367 millones a nivel mundial de un presupuesto
de 120 millones. A principios de los 2000s, mínimo se requerían entre $ 250 a $
300 millones para considerarse un triunfo taquillero. A gran diferencia de hoy
donde se necesita exceder de los $ 500 millones o de lo contrario se considera
un rotundo fracaso por mucho que los estudios quieran disfrazarlo.
Star
Wars Episodio II: El Ataque de los Clones y Terminator 3: La
Rebelión de las Maquinas habían logrado posicionar el uso de personajes generados
por computadora (haciendo referencias a los clones y a las máquinas) para que el
director Alex Proyas y los guionistas Jeff Vintar e Isaac Asimov pudieran
llevar a cabo su visión de introducirnos el NS-5, un modelo de robótica que
dejó su huella para que Tesla se hubiese inspirado en estos para ejecutar sus
diseños.
Basándose
en el contexto de Blade Runner, como que tampoco el futuro pinta beneficioso
porque ahora todo puede suceder, y con suceder es que podemos sumar a otro
enemigo a nuestra lista en el caso de homicidios. Ya no causa risa burlarnos
del Detective Spooner ¿cierto?
Ahora
entiendo por qué Alan Tudyk fue seleccionado para interpretar a K-2SO en Rogue
One, su movimiento de captura corporal junto a la personalidad proyectada
en su voz como el robot Sonny culminó en una poderosa y desvalorada actuación.
Y es que lo fue, ya que en ese tiempo era una adaptación que no cabía en
nuestras cabezas, o al menos en la mía.
Con
trabajo podía ver Hombre Bicentenario como para aceptar la posible
realidad de una sociedad en donde los robots formaban parte de ella. No es
tanto el robot sino la programación el mayor riesgo de la humanidad como lo
hemos visto también en El Exterminador, siendo Yo, Robot la más
cercana a realmente suceder y por eso ahora la reciente importancia. Tocó madera.
Volverla
a reproducir fue algo duro, las secuencias de acción eso sí se mantienen en
alto desde las persecuciones como el accidente que marcó al Detective Spooner.
Para desenvolverse con seriedad y sarcasmo, Will Smith cumplió con las
expectativas del rol protagonista y a su vez generó química con Bridget
Moynahan a quien había olvidado por completo que aparecía y como me encanta
esta actriz (reconocida por la serie de Blue Bloods y sus apariciones en
la Saga de John Wick).
Bruce Greenwood y James Cromwell eran y
siguen siendo dos veteranos y no se diga del ingenuo Shia LaBeouf que apenas
iniciaba su carrera. De ahí al estrellato con Disturbia y Transformers.
Si pudiera regresar los años, intentaría en advertirle que tuviese cuidado
después de filmar Indiana Jones IV.
Lo malo de retroceder en el tiempo, es que
te pega duro analizar lo que eras con lo que eres hoy en día. En este caso, a
excepción del auge del celular y las redes sociales, Yo, Robot no
difiere tanto como hubiese querido y curioso que nada más no lo hayamos captado.
Difícilmente será descartada de ahora en adelante y más que un pedazo de entretenimiento,
se ha vuelto en una tendencia que desde este momento ha estado generando
cuestionamientos e interminables análisis por ser un antecedente accidental de
nuestra cultura.
Así que, nos guste o no, ya forma parte
incluso de nuestra historia y obvio que no todo puede ser tan malo considerando
que Sonny no es el único robot que ha desarrollado un alma en el sector del
entretenimiento sino la unidad ROZZUM 7134 de Universal Dynamics pudo repetir
el efecto a un nivel que conectó con el espectador. Lo digo principalmente por
mí, que me la pasé llorando desde los primeros minutos porque te desgarra el
corazón conforme te conducen hacía esa garantizada catarsis.
Tan así que te toman de la mano literalmente
y no te sueltan haciendo esta experiencia una necesaria de repetirse cada año o
dos porque lo beneficiosa que resulta esta experiencia sin importar en que
estado de encuentres. Bien o mal, Robot Salvaje llegó para quedarse.
Incluso
me atrevo a decir que Robot Salvaje es la primera película a la cual
acudí al cine sin tener la menor idea de su trama porque ni siquiera había
visto los avances. Se estuvo escuchando demasiado lo asombrosa que era, por lo
que después de tres semanas en cartelera, decidí investigarla descubriendo que Chris
Sanders había estado a cargo de la dirección y el guion.
Teniendo a Lilo
Stitch y Cómo Entrenar a tu Dragón entre sus créditos fue suficiente
para irla a ver y que bueno que lo hice porque esta animación lo tiene todo
para disfrutarse en la gran pantalla. Hasta me atrevo a decir que superó a Intensa
Mente 2 por tener una narrativa personalmente profunda y comunitaria. El
mensaje te llega porque te llega sin importar que seas niño, adolescente o
padre, aquí hay una gran lección para todos, sin excepción.
Fue una
suerte poderla encontrar en su lenguaje original, me moría de ganas de escuchar
a Lupita Nyong’o como Roz, esa robot abandonada que tiene que buscar su
propósito a través de misiones en la selva: Pedro Pascal sobresale como Fink y
es que me encantó como interpretó al travieso zorro, Katherine O'Hara como la
zarigüeya Pintale me hizo reír bastante y es que esos tips de maternidad no
tienen precio. No nos olvidemos de Bill Nighty como Longneck, su presencia
indirecta me partió el corazón y no se diga de Kit Connor como Brightbill, ese
ganso huérfano que es criado por Roz y cuya relación está emocionalmente
construida porque es imposible no sentir el dolor durante el tercer acto y muy
en especial en el desenlace.
En
efecto, lágrimas ruedan y también carcajadas gracias a Mark Hamill como el oso
Thorn y Ving Rhames como Thunderbolt quien también tiene lo suyo. Como
olvidarme de Bradley Baker, leer su nombre en los créditos me hizo volverme
loco por llevar años escuchándolo en las series de Clone Wars, Young
Jedi Adventures y Bad Batch.
Y es que la
trama en su totalidad embona con la temática principal la cual se describe como
la relación entre una madre y su hijo. Tanto hijos como padres podrán identificarse
y no sólo en estos personajes.
Podría
insinuarse que esta animación va encaminada también a aquellas personas que
tienen dificultad para relacionarse con otros, ya sea en las propias familias o
dentro de la comunidad. Es un mensaje poderoso el que promueve Sanders y con
excelencia. Con mucha razón se ha vuelto en un éxito en taquilla al cruzar los
$ 200 millones a nivel mundial, aunque me hubiese gustado que recaudara mucho
más.
Más el
dinero no era lo importante porque una secuela ha sido confirmada y espero de
verdad mantengan la calidad narrativa y no se vayan tanto por lo comercial
porque aquí la historia importa y mucho por haberse producido de una forma
actual que al menos brinda tranquilidad de ver que no todo lo relacionado con
el futuro tecnológico tiene que ser malo, menos cuando se siga implementando
esta clase bondad y promoviendo los valores a través de estas animaciones que
ayudan a educar y preparar a las futuras generaciones. Lo que daría por haber
tenido esta experiencia cuando era un pequeño.
Para
concluir, importante cargarte con una caja de pañuelos sí eres de los míos
porque lo vas a necesitar. Por decir que desde que inicia hasta que termina,
mantiene la emotividad a cada momento. La historia lo amerita a pesar de que la
protagonista carezca de expresiones: en su lugar la edición luce a través de
los colores, gestos y sacrificios y acciones que se llevan a cabo con tal de sobrevivir
y conectar con uno y con los demás.
Así que
es bueno saber que hasta los robots son capaces de procesar buenas emociones
porque el alma está presente en donde más se necesita, y por eso siempre la
tendré en mi mente porque difícilmente podré olvidarla porque concuerdo en que
la vida no es un problema que se pueda resolver, sino una realidad que debe ser
experimentada y cuya felicidad no es algo que se pueda buscar, sino algo que
surge de actuar de acuerdo con nuestros propios valores y creencias. Siendo
importante reconocer y aceptar nuestras propias limitaciones, y en buscar
maneras creativas de superarlas volando como nosotros y no como los demás hacia
la dirección correcta.
He ahí la
verdadera inteligencia en Yo, Robot Salvaje.
viernes, 1 de noviembre de 2024
El Pacificador: La Venganza disfrazada de Justicia
Recientemente me encontré entre las
plataformas de streaming: El Pacificador, un drama político, de suspenso
e indirectamente de venganza del año 1997. A duras penas se sabe de su
existencia, a excepción de personas como yo que la hemos visto y hemos sabido
apreciarla por lo que representa.
Esta
adaptación fue dirigida por Mimi Leder (Impacto Profundo) y protagonizada por
el carismático George Clooney y la estrella en ascenso Nicole Kidman. Logró
recaudar $ 110 millones de dólares a nivel mundial logrando un leve
reconocimiento hasta desvanecerse con el paso de los años, siendo esto una gran
pena.
Concuerdo
con la directora Leder sobre la importante realización de producciones situadas
en el mundo real y sobre todo en sus secuencias de acción, ya que la
persecución en Nueva York fue filmada en la hora pico de Nueva York. En su
defensa, la barra tenía que estar así de alta cuando se trataba de salvar al
mundo de un “justiciero” que en realidad era un vengador dolido.
Como era
de esperarse, la recepción crítica fue bastante negativa considerando el 46% de
aprobación, aparte de que a duras penas se cubrió el presupuesto de $ 50
millones que en ese año era bastante y debo admitir que bien aprovechados ante
la tremenda calidad percibida en los distintos conflictos mostrados en
Macedonia del Norte, Filadelfia y Bratislava.
Lo bueno
de esos años era que nadie se interesaba tanto por lo que dijera la crítica
especializada, tampoco era como que los reportes de Taquilla fuesen tan
impactantes en los noticieros y con la total ausencia de las redes sociales. Uno
sí que era libre de decidir qué película ver en los cines porque los avances no
revelaban tanto como los de hoy en día que hasta se han dado caso de escenas
borradas en la edición final.
En los
noventas no había nada de ir preparados, era cuestión de tantearle y más
tratándose de un padre y una madre en su búsqueda por llevar a sus hijos a ver
la película indicada porque tras años de llevarlos al cine de Disney, había
llegado el momento de romper la barrera de la realidad y, por lo tanto, no sólo
me emociona sino me conmueve confesar que El Pacificador fue esa
película que me introdujo a las películas de live action en la gran pantalla.
Una
experiencia inigualable que recuerdo como si fuera ayer, tendría nueve años de
edad y mis padres habían platicado conmigo porque desconozco si lo hagan en la
actualidad, pero se me leía la cartilla por así decirlo. No gritar, no
preguntar, serio, quietecito y atento a cada momento, después de todo era uno
de muchos que iban a entretenerse y lo menos que quisieran es tener a un niño
enfadoso, y peor aún a un adulto que le siguiese el rollo.
Tampoco
era disciplina absoluta, sino me comentaban con seriedad de que lo que vería en
pantalla no era verdad sino una interpretación basada en situaciones que pudieron
o podrían suceder en cualquier parte del mundo. Tratándose de una compleja
narrativa de un hombre queriendo vengarse de Estados Unidos por haberles
costado la vida de su esposa e hijo. Y me refiero a un hombre porque a pesar de
tratarse de un terrorista, aún existía un ligero aire de humanidad del que se
apoyan nuestros protagonistas para hacerle entrar en razón de que ese acto de
justicia que se trae en manos, en nada menos que un acto de venganza.
Siendo
más consciente de lo esperado a esa edad, y el exceso de timidez, fue lo que me
enganchó a la trama presentada en sus primeros quince minutos. Honestamente,
ese comienzo con las diez ojivas nucleares siendo robadas en suelo ferroviaria
ruso por un comando renegado y provocando un accidente explosivo para encubrir
lo que resultó ser un “ataque terrorista” fue un golpe duro en mi cabeza al desconocer
esta desenvoltura militar en la gran pantalla.
Nada comparado
con los villanos de Walt Disney o los Power Rangers, estas personas de carne y
hueso que incluso podrían ser conocidos o parientes, de verdad asesinaban a
gente inocente con el fin de llevar a
cabo su propia agenda que empieza bajo misterio pero conforme se va
desenvolviendo la historia cobra bastante sentido, riesgo e interés por lo bien
que estuvo encaminada en manos de la directora Mimi.
Cada
plano, asalto, decisión, combate, persecución tanto en tierra como en el aire
brillan porque su calidad narrativa fue transferida a la gran pantalla con
realismo y profundo respeto en el aspecto sociopolítico. Y eso que el guion de
Michael Schiffler estuvo basado en el artículo de One Point de Leslie y
Andrew Cockburn.
El
guionista supo transmitir esa venganza impulsada por el miedo que se emanaba de
aquellas palabras y las presentó en una guía de la cual Mimi le dio vida y que
todavía Hans Zimmer elevó a la tercera potencia al hacernos sentir ese caos,
esa impulsividad y esa vulnerabilidad que se ve envuelta entre los
participantes, que al final consta de personas tomando lo que ellos asumen son
la mejor decisión para cumplir con su misión o destino, llamémoslo como sea,
sin quedar exentos de sufrir las consecuencias como le pasaría a cualquiera
porque tan así de real se llega a sentir.
Al menos
eso fue lo que yo sentí cuando la vi por primera a mis nueve años y es curioso,
porque me tomó tres décadas volverla a ver y fue como conectar con esa parte
que había olvidado de mí y que desesperadamente necesitaba que se me
recordarse.
Cuando
uno está en la ¨plenitud de la vida¨ se te enseña a que la cantidad es lo que
más importa porque tu juventud se te acabara de un día para otro por lo que hay
que apurarse a sumarte toda clases experiencias para así poder gritar a los
cuatro vientos que viviste lo que sea que tenías que vivir.
La
profesión de los críticos o analistas del cine es similar, dada a la masiva
oleada de no sólo películas sino series televisivas en las diversas plataformas
de streaming, el punto es consumir lo más que puedas hasta el grado de sólo
enfrascarlos con secuelas o superhéroes.
¿Y qué
sucede?
Que
empiezas a perder el gusto, todo se siente repetitivo y tiendes a criticar por
criticar porque así como vienen las cosas, así las tomas y es hasta que haces
una pausa, una debida retrospección cuando recuerdas un tiempo en donde no
importaba el cuándo o el por qué sino el ahora, y el ahora para mi resultó ser
justo El Pacificador y redescubrir que 28 años después de haberla visto
con ojos de niño, volvía a revivir ese mismo miedo, ese mismo dolor y esa
adrenalina como si fuera ayer.
Lo
recalcó porque no todas las películas sobre venganza son lideradas por héroes
incorruptibles, a veces son aquellas las que las disfrazan por justicia y eso
es mucho peor porque resulta en perfiles calculadores y altamente pacientes,
siendo los más peligrosos porque nadie nunca los ve venir por lo silenciosos
que son y lo acostumbrados que están a moverse entre la oscuridad.
Nicole
Kidman como la Dra. Julia Kelly fue fenomenal por interpretar a una mujer que
de la nada tiene que tomar las decisiones más difíciles de su carrera con tal
de ganarse ese puesto de alto mando. Es conforme la marcha cuando aprende que
se no se trata de ganar, sino de mantener la paz y para ello debe salirse de su
escritorio, exponerse, romper las reglas y hasta arriesgar vidas incluyendo la
suya.
Y qué
puedo decir que George Clooney, apenas comenzaba su carrera en los cines al
igual que Kidman y ambos fueron perfectos por sus contrastes. Más opuestos no
podían ser, pero los roles así lo demandaban y Clooney como el Teniente Coronel
Thomas Devoe mantiene el carisma, pero no tuvo miedo al irse al límite al
reflejar esa violencia y casos no sólo con sus acciones sino con sus
expresiones.
Incluso
existe un momento en donde el amigo del coronel es brutalmente asesinado y esto
ocasiona a que el Teniente Coronel terminé por vengarse al desatar su furia.
Una escena intensa e incomoda por lo que implica llevar a cabo la venganza, o
será que esta si fue un acto de justicia. A eso me refiero con personas
haciendo lo que creen que es correcto para ellos. Buenos o malos, esa reflexión
es lo que obtenemos con esta película.
Ambos
cargaron con el peso del suspenso a cada momento, nunca se detuvieron, en las
escenas serias como las de asalto, siempre escalando la tensión fuesen a donde
fuesen hasta literalmente estallar con el segmento de la bomba en la catedral
porque me hicieron llorar cuando los bomberos vienen por ellos y me los
separan.
Y es que con Hanz Zimmer componiendo melodías
afines a los desarrollos de personajes, era imposible que este joven adulto (ósea
yo) no se agarrase llorando como lo hizo aquel niño cuando experimentó por
primera vez esta travesía.
Difícil
de creer, pero estos sucesos no podrían estar tan distantes de la realidad por
más ficción que sea y por más que quieran seguir sepultándola. Trataré de que
no vuelva a pasar tanto tiempo para volverla a ver, entretanto, que mejor
hablar sobre de esta adaptación y en alto para que otros tengan oportunidad de
verla y tal vez hasta una secuela suceda.
Se vale
soñar y más hoy en día porque hay muchos como Dusan Gavrich, quien es
interpretado majestuosamente por Marcel Lures, en el sentido de que buscaba
enviar un mensaje al mundo por las colaterales muertes de su esposa e hija. Esa
venganza disfrazada de justicia que nos pone seriamente a pensar en cómo las
decisiones de ciertas personas, ¨ciertos líderes¨, pueden terminar en la
creación de monstruos.
Actos injustificables
pero para aquellas mentes que han sido marcados por los conflictos entre las
naciones, no hay nada peor que creer que no sólo es justificable sino necesario
enviar esa clase de mensaje y por esa razón, El Pacificador es un título
que debe seguir siendo relevante, igual como lo era en 1997 asimismo tiene que
continuar más allá de este 2024 porque así de frágiles son las personas y aún
más aquellos que han sido tocados por la violencia porque el mal a veces
inspira mal y si se deja llevar, como sucede con Marcel, el alma se corrompe
ante la venganza.