Difícil
de creer que tuvieron que pasar 20 años para que la ficción mostrada en Yo,
Robot se convirtiera en nuestra realidad ante el inesperado anuncio de los
robots Tesla. Al principio confieso que nada de esto me trajo comodidad al
imaginarme el peor escenario que podría suceder, e inevitablemente regresar a
verla y entremezclarla con Robot Salvaje me brindó la calma que desesperadamente
buscaba para tratar de hallarle sentido y paz a lo que sea que estuviese por
venir.
No hay
como una buena película que te acompañe en los momentos difíciles y le dé un giro
a tu vida seguido de un significado tan importante que sin importar que hayan
pasado 20 años o tan sólo un par de semanas, la huella en ti ya quedó
impregnada y esa puerta o portal generada en tu mente por siempre servirá de tu
salvoconducto para cuando sientas que necesitas sólo poner la mente en blanco y
dejarte llevar por la magia del entretenimiento.
Dicho
eso, nos adentraremos primero a Yo, Robot dado que resulta curioso observar que
cuando la adaptación se estrenó en el año 2004, los celulares todavía no se
habían vuelto parte esencial de los humanos. Como anhelo aquellos días en que
se podía hablar con alguien sin un celular en nuestras caras, o cuando
buscábamos soluciones sobre cualquier interés o problemática ya sea en los
libros o revistas.
Obvio
que todo tiene sus pros y sus contras, y por esa misma razón es inevitable la
repentina relevancia que ha tomado Yo, Robot. Vaya forma de celebrar su
veinteavo aniversario. Desplazarse a ese entonces me ha hecho recordar cuando
Will Smith se encontraba haciendo promoción y con bastante entusiasmo siendo su
primera producción como protagonista.
Habiendo
participado en éxitos como Hombres de Negro y Día de la Independencia,
era de esperarse que consiguiera 367 millones a nivel mundial de un presupuesto
de 120 millones. A principios de los 2000s, mínimo se requerían entre $ 250 a $
300 millones para considerarse un triunfo taquillero. A gran diferencia de hoy
donde se necesita exceder de los $ 500 millones o de lo contrario se considera
un rotundo fracaso por mucho que los estudios quieran disfrazarlo.
Star
Wars Episodio II: El Ataque de los Clones y Terminator 3: La
Rebelión de las Maquinas habían logrado posicionar el uso de personajes generados
por computadora (haciendo referencias a los clones y a las máquinas) para que el
director Alex Proyas y los guionistas Jeff Vintar e Isaac Asimov pudieran
llevar a cabo su visión de introducirnos el NS-5, un modelo de robótica que
dejó su huella para que Tesla se hubiese inspirado en estos para ejecutar sus
diseños.
Basándose
en el contexto de Blade Runner, como que tampoco el futuro pinta beneficioso
porque ahora todo puede suceder, y con suceder es que podemos sumar a otro
enemigo a nuestra lista en el caso de homicidios. Ya no causa risa burlarnos
del Detective Spooner ¿cierto?
Ahora
entiendo por qué Alan Tudyk fue seleccionado para interpretar a K-2SO en Rogue
One, su movimiento de captura corporal junto a la personalidad proyectada
en su voz como el robot Sonny culminó en una poderosa y desvalorada actuación.
Y es que lo fue, ya que en ese tiempo era una adaptación que no cabía en
nuestras cabezas, o al menos en la mía.
Con
trabajo podía ver Hombre Bicentenario como para aceptar la posible
realidad de una sociedad en donde los robots formaban parte de ella. No es
tanto el robot sino la programación el mayor riesgo de la humanidad como lo
hemos visto también en El Exterminador, siendo Yo, Robot la más
cercana a realmente suceder y por eso ahora la reciente importancia. Tocó madera.
Volverla
a reproducir fue algo duro, las secuencias de acción eso sí se mantienen en
alto desde las persecuciones como el accidente que marcó al Detective Spooner.
Para desenvolverse con seriedad y sarcasmo, Will Smith cumplió con las
expectativas del rol protagonista y a su vez generó química con Bridget
Moynahan a quien había olvidado por completo que aparecía y como me encanta
esta actriz (reconocida por la serie de Blue Bloods y sus apariciones en
la Saga de John Wick).
Bruce Greenwood y James Cromwell eran y
siguen siendo dos veteranos y no se diga del ingenuo Shia LaBeouf que apenas
iniciaba su carrera. De ahí al estrellato con Disturbia y Transformers.
Si pudiera regresar los años, intentaría en advertirle que tuviese cuidado
después de filmar Indiana Jones IV.
Lo malo de retroceder en el tiempo, es que
te pega duro analizar lo que eras con lo que eres hoy en día. En este caso, a
excepción del auge del celular y las redes sociales, Yo, Robot no
difiere tanto como hubiese querido y curioso que nada más no lo hayamos captado.
Difícilmente será descartada de ahora en adelante y más que un pedazo de entretenimiento,
se ha vuelto en una tendencia que desde este momento ha estado generando
cuestionamientos e interminables análisis por ser un antecedente accidental de
nuestra cultura.
Así que, nos guste o no, ya forma parte
incluso de nuestra historia y obvio que no todo puede ser tan malo considerando
que Sonny no es el único robot que ha desarrollado un alma en el sector del
entretenimiento sino la unidad ROZZUM 7134 de Universal Dynamics pudo repetir
el efecto a un nivel que conectó con el espectador. Lo digo principalmente por
mí, que me la pasé llorando desde los primeros minutos porque te desgarra el
corazón conforme te conducen hacía esa garantizada catarsis.
Tan así que te toman de la mano literalmente
y no te sueltan haciendo esta experiencia una necesaria de repetirse cada año o
dos porque lo beneficiosa que resulta esta experiencia sin importar en que
estado de encuentres. Bien o mal, Robot Salvaje llegó para quedarse.
Incluso
me atrevo a decir que Robot Salvaje es la primera película a la cual
acudí al cine sin tener la menor idea de su trama porque ni siquiera había
visto los avances. Se estuvo escuchando demasiado lo asombrosa que era, por lo
que después de tres semanas en cartelera, decidí investigarla descubriendo que Chris
Sanders había estado a cargo de la dirección y el guion.
Teniendo a Lilo
Stitch y Cómo Entrenar a tu Dragón entre sus créditos fue suficiente
para irla a ver y que bueno que lo hice porque esta animación lo tiene todo
para disfrutarse en la gran pantalla. Hasta me atrevo a decir que superó a Intensa
Mente 2 por tener una narrativa personalmente profunda y comunitaria. El
mensaje te llega porque te llega sin importar que seas niño, adolescente o
padre, aquí hay una gran lección para todos, sin excepción.
Fue una
suerte poderla encontrar en su lenguaje original, me moría de ganas de escuchar
a Lupita Nyong’o como Roz, esa robot abandonada que tiene que buscar su
propósito a través de misiones en la selva: Pedro Pascal sobresale como Fink y
es que me encantó como interpretó al travieso zorro, Katherine O'Hara como la
zarigüeya Pintale me hizo reír bastante y es que esos tips de maternidad no
tienen precio. No nos olvidemos de Bill Nighty como Longneck, su presencia
indirecta me partió el corazón y no se diga de Kit Connor como Brightbill, ese
ganso huérfano que es criado por Roz y cuya relación está emocionalmente
construida porque es imposible no sentir el dolor durante el tercer acto y muy
en especial en el desenlace.
En
efecto, lágrimas ruedan y también carcajadas gracias a Mark Hamill como el oso
Thorn y Ving Rhames como Thunderbolt quien también tiene lo suyo. Como
olvidarme de Bradley Baker, leer su nombre en los créditos me hizo volverme
loco por llevar años escuchándolo en las series de Clone Wars, Young
Jedi Adventures y Bad Batch.
Y es que la
trama en su totalidad embona con la temática principal la cual se describe como
la relación entre una madre y su hijo. Tanto hijos como padres podrán identificarse
y no sólo en estos personajes.
Podría
insinuarse que esta animación va encaminada también a aquellas personas que
tienen dificultad para relacionarse con otros, ya sea en las propias familias o
dentro de la comunidad. Es un mensaje poderoso el que promueve Sanders y con
excelencia. Con mucha razón se ha vuelto en un éxito en taquilla al cruzar los
$ 200 millones a nivel mundial, aunque me hubiese gustado que recaudara mucho
más.
Más el
dinero no era lo importante porque una secuela ha sido confirmada y espero de
verdad mantengan la calidad narrativa y no se vayan tanto por lo comercial
porque aquí la historia importa y mucho por haberse producido de una forma
actual que al menos brinda tranquilidad de ver que no todo lo relacionado con
el futuro tecnológico tiene que ser malo, menos cuando se siga implementando
esta clase bondad y promoviendo los valores a través de estas animaciones que
ayudan a educar y preparar a las futuras generaciones. Lo que daría por haber
tenido esta experiencia cuando era un pequeño.
Para
concluir, importante cargarte con una caja de pañuelos sí eres de los míos
porque lo vas a necesitar. Por decir que desde que inicia hasta que termina,
mantiene la emotividad a cada momento. La historia lo amerita a pesar de que la
protagonista carezca de expresiones: en su lugar la edición luce a través de
los colores, gestos y sacrificios y acciones que se llevan a cabo con tal de sobrevivir
y conectar con uno y con los demás.
Así que
es bueno saber que hasta los robots son capaces de procesar buenas emociones
porque el alma está presente en donde más se necesita, y por eso siempre la
tendré en mi mente porque difícilmente podré olvidarla porque concuerdo en que
la vida no es un problema que se pueda resolver, sino una realidad que debe ser
experimentada y cuya felicidad no es algo que se pueda buscar, sino algo que
surge de actuar de acuerdo con nuestros propios valores y creencias. Siendo
importante reconocer y aceptar nuestras propias limitaciones, y en buscar
maneras creativas de superarlas volando como nosotros y no como los demás hacia
la dirección correcta.
He ahí la
verdadera inteligencia en Yo, Robot Salvaje.
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