sábado, 28 de junio de 2025

Es necesario Karate Kid: Leyendas?

 


Todavía no nacía cuando El Karate Kid se convirtió en la gran sensación de 1984, fue durante mi niñez cuando pude verlas y encontrarlas lo bastante interesantes, pero no tan interesantes como para volverme en un alocado seguidor como fue el caso de mucho que corrieron a inscribirse a los dojos.

Después de todo, la tercera no fue de mi agrado y no se diga de la cuarta que terminó por sepultar a la franquicia o eso creímos hasta que la serie de Cobra Kai no sólo tomó lo mejor de estos sucesos sino les dio un desarrollo y un nivel de comprensión que mezclado con el supuesto “reinicio” de la versión de 2010, el estudio tuvo la confianza de regresarnos a este universo a través de sus leyendas.

Concuerdo con Jackie Chan de no haber apoyado la continuación de la historia de Dre Parker, al sentir que adentrarse en la adolescencia y todo lo que conlleva no aportaría nada a lo que ya se había manejado en la original. Incluso se correría el riesgo de caer en repetición y lo que se pretendía era trascender y el haber sido escuchado, en víspera de la popularidad de Cobra Kai, es de aplaudirse al estudio por haberse arriesgado a romper el patrón cuando su gloriosa taquilla mundial de $ 359 millones de dólares era un claro indicativo de mantenerse en la misma línea de tiempo.

La ventaja de estas historias es que no son tan costosas de hacerse, siendo esta la excepción al presupuesto radicar en los $ 90 millones, pero tratándose de Nueva York, es de comprenderse la inversión porque debo admitir que las locaciones seleccionadas le dan otro aire, quizás de innovación, humildad y desafío. Muy en especial, concluir el torneo en la cima de un edificio, ofrece una vista panorámica que nos impacta físicamente y mentalmente ante el miedo de un posible accidente.

A pesar de que los nombres de Jackie Chan y Ralph Macchio predominaron durante la promoción, Rob Lieber nos sorprende con un guión enfocado en el joven Li Fong y su disfuncional relación con su madre, la Doctora Fong, debido a una tragedia familiar que ha fracturado su involucramiento con el Kung Fu, que es ahí donde entra el Sr. Han.

El Sr. Han funciona como su consejero (el famoso sensei) y lo sigue haciendo a pesar de que la madre obliga a Li a mudarse por cuestión de trabajo, aunque muy dentro sabemos que se trata de un cambio de aire ante el trauma generado por un evento que no necesariamente tiene que ver con el Karate, o mejor dicho Kung Fu. Como toda trauma, por más que uno se aleje o simplemente lo ignore, tarde o temprano se termina por enfrentarse porque el pasado nunca se va, al contrario siempre permanece en el rincón más oscura de nuestra mente en espera de atacarnos cuando más vulnerables nos sentimos y es justo lo que le sucede a este nuevo rotagonista.

Afortunadamente, el personaje de Sr. Han se desenvuelve como un maestro y se nota lo mucho que ha avanzado desde la entrega pasada. Aquí es posicionado a la par de Daniel LaRusso manejándose como dos ramas de un mismo árbol, siendo este árbol un simbolismo de la sabiduría y fortaleza de la doctrina Miyagi. Al igual que con la serie televisiva, este profundo respeto al Sr. Miyagi y lo que representa es lo que le da profundidad a este contexto deportivo. No tanto continuidad, sino le inyecta de valores y educación gracias a las lecciones que se nos brindan en estos 90 minutos.

Ralph Macchio aparece casi a la mitad y al igual que Jackie Chan, ambos brillan en cada una de las escenas y hacen brillar a Ben Wang quien de por sí solo tiene un carisma y una destreza física para cumplir con las expectativas que son de esperarse. No obstante, a diferencia de Jaden Smith, siento que Ben estuvo mejor construido gracias a que él ya era un profesional por lo que adaptarse al Karate lo torna visualmente creíble mientras que Jaden, pasó de no saber nada a volverse casi casi en un superhéroe.

Qué vergüenza no haber reconocido a la gran Ming-Na Wen, si no fuera por los créditos, y sabía que ese rostro y esa voz me eran familiares y es que soy un fan de esta talentosa que también sabe de artes marciales y en el papel de la Dra. Fong, pudo lucir su dramatismo y hasta antagonismo. A través de ella, podemos darnos cuenta de cómo ciertos miedos pueden llegar a limitarnos de llevar una vida plena y libre. La tensión con Chan y Wang es notoria durante todo el filme, y eso beneficia la catarsis hasta el grado de robarte una lágrima.

Para nada la he sentido presuntuosa o individualista, no es la típica película de Karate Kid aunque lleve la misma la formula. La gran diferencia radica en la madurez del protagonista y las conexiones que se dan al adentrarse al Karate siendo más del Kung Fu. La aparición de Ralph es lo que marca la continuidad, pero el cameo sorpresa y divertido de William Zabka como Johnny Lawrence es lo que termina por fusionar este universo que no creímos posible verlo florecer en la gran pantalla.

Debo confesar que la encuentro más en sintonía con las de Rocky, en especial con la sexta porque no sólo se trata de Ben, sino de la forma en que se relaciona con el ex-boxeador Victor y su hija Mía. Hay mucho que aprender en la forma en que estos se ayudan y la comunidad que se desprende. Para mi, ha sido muy conmovedor de verlos y por esa razón me nació defenderla tan siquiera un poco viendo como a duras penas consiguió recaudar $ 100 millones de dólares a nivel mundial.

En resumen: no, Karate Kid: Leyendas no es necesaria, pero eso no quita que siga siendo un buen título para disfrutar si eres fan o sí lo que buscas es pasar el rato con tus amigos y familiares. Cualquiera puede entenderla sin saber nada de nada, pero si has visto cualquiera de las otras producciones, entonces le vas a encontrar un cierto afecto y hasta una que otra enseñanza se quedará ahí contigo para meditar e incluso aplicar. Así que ya depende de cada uno que la vea y tome lo que quiera tomar.

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