Complicadamente conmovedora serían justamente la frase que usaría para
definir esta adaptación sobre el primer transexual, por así decirse. Más que
nada se necesita recurrir a la compasión al momento de acudir a verla evitando
caer en los aspectos religiosos o incluso en los prejuicios, sino analizarla
desde un enfoque plenamente humano.
No es fácil procesar esta biografía, no cuando se trata de un
sufrimiento interno dado que no hay nada peor que combatir tu propia psicología
como fue el caso de este artista Einar Wegener quien debido a una ocurrencia de
su esposa Gerda, provocó que no sólo se convirtiera en otra persona, sino en
una mujer en toda la extensión de su género.
Desde que comienza, la música de Alexandre Desplat y la cinematografía
de Danny Cohen son tan cautivantes que al instante nos enganchan sin anticipar
el devastante conflicto que estar por venir. El director Tom Hooper sabe
apreciar el arte y por tanto hace arte mediante una edición limpia y libre de
vulgaridades.
Hooper sabe de la historia, la comprende y la filma con un profundo
respeto. Lo mismo podría insinuarse de la guionista Lucinda Coxon porque no es
una biografía fácil de desenvolver, debió tener mucho cuidado al momento de
escenificar y estar conscientes de la controversia que podría lloverles ante
delicado tema.
Se requirió de seres excepcionales y valientes como Eddie Redmayne.
Posteriormente de habernos sorprendido en Les Miserables y haber ganado el Oscar
por La Teoría del Todo, se encuentra con buenas probabilidades de repetir este
año porque es una actuación que nadie anticipó sería capaz de llevarla a cabo
en un 100%.
Redmayne no tiene miedo al mostrar otra faceta de sí mismo, de hecho
recurre a su interior como exterior para sacar su lado femenino. Lo cual es
impactante ante su directa proyección, en especial cuando se mira en el espejo,
se deja cortejar por hombres y durante la sesiones en que Alicia Vikander, en
el papel de la esposa, lo dibuja en varios vestidos.
Aprovechando la mención, creo que además del vestuario, debió haber
sido contemplada para el Mejor Maquillaje porque la transformación de Redmayne
es épica. No requirió de melodrama ni excederse en la violencia físico, sólo cuestión
de dejarse llevar. Disfrutar el momento y Redmayne lo hace al igual que su
compañera Alicia Vikander con quien comparte una excelente química.
Así tampoco se quedó atrás Vikander, pese a no seguir ese camino, su
decepción, frustraciones y remordimiento nos demuestran a apreciar su
vulnerabilidad y por tanto, uno puede conectar también con ella por hacernos
ponernos en su lugar. Y vaya que no es fácil, es especial cuando se es el
causante de dichos caminos sin resolución.
En conclusión, se trata de una obra humana de arte desenvuelta desde
el punto de vista de una pareja que tuvo que pasar por mucho en orden de poderse
ayudar sí aunque significase tener que
renunciar a uno de los suyos. A veces uno tiene que seguir lo que siente en
orden de ser felices, no podremos comprenderlo pero al menos podemos respetarlo.
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