domingo, 31 de mayo de 2020

Cuando jugaba a Star Wars con los MicroMachines


Les he contado sobre la primera vez que vi Star Wars durante sus ediciones especiales en el año 1997 pero nunca sobre mi pequeña colección de MicroMachines. La verdad recuerdo cuando cruzaba a San Diego para elegir uno de tantos asombrosos modelos, siendo el primero la Estrella de la Muerte por contener a los personajes clásicos y el halcón milenario en pequeño. 

No me importaba las miniaturas, con tal de tener a Luke, Han y Leia entre mis manos y poder ayudarlos a escapar de Darth Vader era más que suficiente para sentirme realizado. Inclusive los ponía a combatir ya sea a duelo de espadas o con sus pistolas de láser, hasta tomaba las navecitas y simulaba la carrera por el pàsillo de la muerte mientras colocaba el conteo para destruir Yavin IV. 

Me encontraba como en cuarto grado de primaria y recuerdo que siempre que llegaba a casa tras horas de estar ansioso, lo primero que hacía era correr por mis playsets para ponerme a jugar por horas. No sólo recreaba las batallas de Hoth o Endor, sino me inventaba cada día nuevas de las cuales sucedía en los fines de semana al madrugarme. Después de eso fueron los videojuegos de Dark Forces, Metal Gear, Syphon Filter, Tomb Raider... pero esa ya es otra historia.

Y se preguntarán ¿a qué viene esta nostalgia de repente?  Bueno no es por el covid para variar sino porque en el programa de This Week on Star Wars lanzaron una invitación para hablar de nuestros juguetes favoritos y sin pensarlo dos veces, abrí aquella caja que tenía bajo llave y desempaqué los sets acomodándolos en una mesa y así al instante me regresé como 20-22 años atrás sintiendo ese espíritu de la niñez. 

Solo pero bien acompañado porque en ese entonces el fenómeno no era como lo fue en el 2015 ni mucho menos con la controversia de los últimos episodios. Inclusive fue similar a las precuelas aunque muchos lo nieguen, yo lo recuerdo como si fuese ayer y en parte no fue tan estruendoso ante la inexistencia de las redes sociales. Entre mis amistades era el incomprendido y críticado porque al menos acá no había nadie que le gustará esta saga, pero eso ni me frenaba de seguir comprando y aplaudirles como muchos lo hacen con la cerveza hoy en día. 

Sin importar lo que dijesen, creo que jugué como dos años y medio quise reanimarme con La Amenaza Fantasma, el detalle era que en ese entonces los sets de MicroMachines habían subido de $ 10 a $ 20 dls y los quería todo, inclusive las naves que sólo me pude conformar con el X-Wink de Luke que  mi madre se encontró en un sobreruedas. Tampoco ayudaba que viniesen tres monitos y una navecita en lugar de los cinco y dos que solían tener los paquetes clásicos. 

Con el Despertar de la Fuerza mi hermano me regaló el Halcón Milenario y siendo un coleccionista profesional, no pude abrirlo ni aunque quisiera y por tanto lo conservé en su caja original por ser lo máximo. Sin embargo cuando quise ver el resto del catalogo no pude seguirle porque ahora costaban $35 dls y pues uno tiene que economizar porque el Gobierno nomas no da para una.  

Entonces, por entrarle a esa invitación pude recuperar un recuerdo agradable de la niñez cuyo espíritu continúa aunque ahora sean otros juguetes los que colecciono, pero seguramente si llegase a toparme con uno de estos sets, es seguro que terminé llevándomelo a casa porque es inevitable, es el destino.



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