En el espacio nadie puede escucharte gritar…
7 años
antes de que yo naciera… sin duda me hubiese vuelto loco con la generación de
ese entonces porque tras perder la cabeza con Star Wars en 1977 tuvieron la
fortuna de toparse con lo que se convertiría en una de las mejores sagas de
horror porque 45 años han pasado y Alien sigue estando igual de viva y ahora
más con el reciente estreno de Alien: Romulus y próximamente la serie
televisiva.
Por esa
razón sentí la necesidad de hablar sobre la saga porque, aunque les cueste
creerlo, nací en el año en que Ellen Ripley regresó al planetoide LV-426. Ya
conforme fui creciendo, mi madre me introdujo en este contexto de horror donde
yo fascinado veía las primeras dos porque para entonces me quedaba dormido para
cuando se reproducía la tercera.
La razón
era porque solían hacer una maratón anual en Sky, una plataforma de video por
cable por la inexistencia de los servicios de streaming. Como tal, acompañaba a
mi madre cada año hasta que conseguí la trilogía en VHS y posteriormente pude
asistir a la función de Alien: Resurrection tras semanas de estar suplicando y
suplicando de que me llevaran por ser menor de edad.
Tan
clavado estaba de Alien que llegué a tener pesadillas, por lo que fue
cuando decidí ponerla en pausa definitiva y olvidarme de esta hasta que sucedió
Alien Vs. Predator, y no se diga de la salida en plena navidad para ir a ver
Requiem. No es algo que me haga sentir orgulloso, pero empecemos primero por el
inicio que nadie nunca vio venir excepto Ridley Scott y compañía.
Con
grandes nombres como Tom Skerrit, John Hurt e Ian Holm porque Sigourney Weber
era una desconocida que gracias a Alien fue puesta en el mapa convirtiéndose en
una heroína de acción lo cual era raro de verse por esos años en Hollywood, así
que si por ahí escucharon que Jennifer Lawrence asumió esa designación
histórica con Los Juegos del Hambre en 2012, me temo que existe una gran
diferencia de 33 años al respecto.
De acorde
a los documentales, parte del elenco terminaba ansioso al desconocer en que
momentos iba a salir la imponente criatura, y es que se les nota en sus rostros
al pegar unos gritos y hasta casi caerse de lo inesperado. Para ser un tiempo
que no existían los efectos por computadora, los sets prácticos eran de
aplaudirse y más tras ser retomados por Fede y el propio Scott en Romulus.
Tenía un
par de años sin volver a ver Alien, fue una lástima que no la hayan reestrenado
en los cines de mi ciudad por su 45 aniversario porque me hubiese encantado ver
el interior del Nostromo en la gran pantalla. Hasta la fecha, me sigue sacando
uno que otro susto y es que la atmosfera claustrofóbica me pone de puntas, en
especial la secuencia de los ductos.
Entre los
rincones oscuros y el xenomorfo, no se diga el facehugger, sigue siendo una
experiencia poderosa de visualizar dado que por más sencilla que sea su
narrativa sigue siendo culturalmente impactante porque tiene un significado que
nada más no pasa desapercibido. Es ingeniosa desde sus diseños, su música,
edición, sonido y tecnología.
Son de
esas películas que nunca me canso de ver y más cuando sucedió Aliens, la
cual consideraba a la misma altura de la original o inclusive un poco mejor por
la adición de los Colonial Marines, un territorio más amplio como lo fue la
LV-426 y la presencia de decenas de aliens topándonos por primera vez con la
reina.
En el año
que yo nací (1986) se estrenó Aliens, después de haber estado en conflictos
internos por siete años ya que resultaba inusual en los ochentas apostar por las
secuelas. Ver a Sigourney Weber regresar como Ellen Ripley y convertirse en una
heroína de acción durante el tercer acto sigue siendo una sensación
inolvidable.
Me cuesta
trabajo saber que han pasado 37 años y el niño que solía verlas ahora es un
adulto que pese a la nostalgia desatada por revivir esa escena en donde los
Colonial Marines se topan con las criaturas y no se diga del escape en los
ductos de ventilación, como Ripley rescatando a Newt y la confrontación con la
Reina como cuando pisan por primera vez esta colonia, sin duda que esta secuela
ha envejecido con elegancia.
Con un
presupuesto de $ 18 millones, sí que nos ofreció toda una travesía de horror y
sobrevivencia notándose en su taquilla final de $ 131 millones superando por $
30 millones a la anterior. Es una lástima que en su estreno se hayan removido
como 20 minutos de valioso material que por suerte viene incluido en la edición
especial que logré adquirir cuando existían las Blockbusters.
Es
importante señalar que Weber recibió la nominación a la Mejor Actriz siendo
esto muy inusual porque la Academia no solía valorar este género, también
destacar las participaciones de Michael Biehn como el intrépido Hicks, Paul
Reeiser como el cobarde Burke, Lance Henrikson como el sugestivo Bishop y Bill
Paxton como el miedoso Hudson, que en paz descanse.
Hace 10
años aproximadamente salieron dos audiodramas oficiales: Out of the Shadows
cuenta la incontable historia de Ripley quien es interrumpida de su crio sueño
37 años después de la destrucción del Nostromo, sólo para verse de nuevo
envuelta con los xenomorfos en compañía de la tripulación del Marion debido a
que Ash la desvió hacia ellos para cumplir con su misión de traer una criatura
intacta ahora que se ha insertado en los computadores como la inteligencia
artificial a mando.
La novela
escrita por James A. Moore y dirigida por Tim Lebbon resultó asombrosa y aún
más con River of Pain al relatarnos cómo fue que cayó en desgracia la
colonia Hardley’s Hope. Olvidando todo lo ocurrido en el Marion tras haber sido
despertada, Ripley debe enfrentarse con la compañía mientras la tragedia
comienza a desatarse hasta culminar con la llegada de los Colonial Marines.
Definida
como la Titanic de Aliens, este audiodrama es un regalazo para cualquier amante
de la saga de la cual espero en un futuro la adapten a una serie porque nada
más no me cansó de escucharla por estar fielmente ambientada con lo que
caracterizó a las dos primeras películas.
Nunca
entenderé el por qué toda esta ganancia de calidad fue tirada a la basura con Alien
3, entiendo que James Cameron haya dejado la barra en alto, pero a su vez
había dejado una guía para continuar no sólo la historia de Ellen sino de
Dwayne y Newt, pero no, decidieron mejor hacer una especie de reinicio,
enfocarse en la original y garantizar la muerte de Ripley tal como lo
presenciamos otros siete años después.
Alien 3
estuvo en manos de David Fincher, difícil de creer que no sólo los seguidores
de la saga odiaron esta supuesta conclusión sino también el propio director.
Fincher confesó que desde el principio tuvo conflicto con los productores por
haberse cambiado la historia abruptamente. Que desastre de tercera parte
viniendo de una secuela maestra en donde todo apuntaba a la llegada de los
Aliens al planeta Tierra.
Y es que
matar a los acompañantes de Ripley, confinarla a una prisión, remover las armas
y enfocarse en un drama que no aporta al contexto ni a la propia protagonista sólo
terminó por perjudicarla a pesar de haber recaudado $ 160 millones a nivel
mundial. Ni siquiera la persecución en los túneles, la rapada de Ellen y su
sacrificio fueron lo suficientemente fuertes para justificar el debilitamiento
de su peso narrativo.
Weber
hizo lo que pudo dándonos una interpretación desaprovechada en todos los
sentidos, por decir que Charles Dance no tuvo oportunidad de lucir a su
personaje Clemens mientras que Charles Dutton fue sobresaliente como Dillon
sólo para empezar a mostrarse en el acto final. No me gusta hablar mal de las
películas y es que volver a verla, me produjo tristeza por el potencial
desperdiciado que sigo esperando que opten por hacer borrón y cuenta nueva.
Al menos Alien:
Resurrection fue mucho mejor, obvio que sigue distante de las primeras dos,
pero lograron reparar un poco el daño al traernos de vuelta a Sigourney como un
clon de Ripley, pero no cualquier clon sino uno mezclado con la genética de los
xenomorfos. El elenco secundario me tuvo sin cuidado, le echaron ganas, pero no
lo suficiente para que me importasen a excepción de Ron Perlman y Winona Ryder.
El guion
de Joss Wheddon tuvo un acierto en la construcción y exploración de esta nueva
Ripley, lo de siendo instalaciones científicas en el espacio y tratando de
amaestrar a los aliens como la escena de los siete prototipos fue genial como
la secuencia debajo del agua. En sí, la primera hora te engancha por
desenvolverse más como ciencia ficción que como horror, hecho que nunca llegué
a sentirla como tal porque las muertes fueron algo tontas, dicho con respeto.
¿Quién en
su sano juicio se arriesga tanto por un arma, siendo el líder y separándose de
los demás? Y el acto al final con la Reina Alien dando a luz a una cría semi
humana para que perciba a Ripley como su madre, sigo con sentimientos mixtos
sobre este giro.
Es cuando
comienza el horror que se desploma este esfuerzo y pues es lo que es. Aún
recuerdo lo emocionado que estaba por irla a ver, siendo el año 1997, estuve
rogando y rogando a mis padres porque en ese entonces era un pequeño de nueve
años y al final se me concedió mi deseo, y la disfruté, no voy a mentir, aunque
siempre sentí esa espinilla, más el daño
ya estaba hecho y Jean-Pierre Jeunet y Whedon hicieron lo que pudieron con lo
que tenían. Al menos recaudó $ 161 millones de dólares mundialmente.
De 1997 a
2004 surgieron pláticas con James Cameron y Ridley Scott para llevar a cabo la
siguiente entrega, desafortunadamente Paul W.S. Anderson fue seleccionado de la
nada para llevar a cabo el primer crossover con AVP: Alien Vs. Predator.
Por el 2002 la primera adaptación de Resident Evil se había vuelto un éxito
moderado por lo que eso motivó al estudio para confiar en éste y pese a brindarles
homenaje a ambas franquicias al recurrir a sus elementos y traerse al veterano
Lance Henriksen, el gravísimo error cometido fue situarla en el planeta Tierra
con un antecedente que deshonra lo que Scott había introducido con la original.
A pesar
de ello, me agradó la primera media hora, la construcción de los nuevos
personajes antes de matarlos de repente, Sanaa Lathan le echó ganas en el protagonismo,
pero haberla emparejado con un depredador como una especie de equipo eso fue
algo tonto como la trampa o ritual llevado a cabo cada siglo.
Honestamente,
se les pasó la olla y pese a que el horror se desenvuelva dentro de una
pirámide cuyo interior cambiaba cada diez minutos, para nada nos puso nervioso
y ni un susto pudo extraernos por sentirse más en un tono de superhéroes.
Considerándose
apenas un éxito taquillero por recaudar $ 177 millones de dólares, una secuela
fue aprobada en manos de los hermanos Strause quienes prometieron darle horror
puro y confieso que cumplieron, aunque la historia siguiese siendo insalvable.
Lo mejor fueron las muertes, pero fue ejecutada demasiado rápido que de plano
se percibía pérdida a cada momento. Exceso de personajes, desalmados, todo se
sentía sacrificable y lo fue desde el principio. Sin querer queriendo, la sentí
una copia de Resident Evil: Apocalipsis.
¿Qué les
costaba haberla situado en el espacio como sucedía originalmente en los
videojuegos? Confieso que crucé a San Diego en plena navidad para irla a ver y
me entretuvo en lo que cabía. Culpable. Recién la acabo de volver a ver y sigo
prefiriendo Alien Resurrection y hasta Alien 3, aunque me duela compararlas
entre estas.
Otros
cinco años tuvieron que pasar para que el estudio recurriera a nada menos que a
Ridley Scott, el creador de la saga por así decirlo, quién desde un principio
hizo lo que se tenía que hacer a pesar de haber generado una tremenda
controversia al optar por hacer algo completamente distinto a lo esperado.
Así es, en
el año 2012 vimos los orígenes por así decirlo de los xenófobos gracias a la
primera precuela simbólicamente titulada Prometeo, y pese a desviarse
del horror, logró a su manera justificar la dirección aventurera, el tono
luminoso y el contexto científico como el avance tecnológico.
Tratándose de una expedición “científica” en busca de respuesta sobre
nuestros creadores, tiene sentido que esta nave difiera del Nostromo en
cuestiones tecnológicas. Teniendo a Weyland a bordo, cobra sentido que este
transporte sea mucho más avanzado. Independientemente del resultado, la moraleja
sigue siendo la misma para quien busca poder como para quien busca respuestas.
Personalmente la encontré fascinante al no enfocarse en los monstruos
sino al presentarnos a los responsables de su creación, los ingenieros,
logrando así conectar con la versión de 1979 mediante un escenario familiar. Desde
un inicio se sabía que no era el sitio al que descendió la tripulación del
Nostromo, aunque eso suponíamos cuando presenciábamos la caída de la nave
durante el primer avance, una secuencia de acción histórico por lo que
representa, esa y la de la Doctora Shaw pasando por una cirugía. 12 años
después y sigo cerrando los ojos porque es demasiada intensa.
Explorar
el nuevo planetoide con un elenco de estrellas como Noomi Rapace, Charlize
Theron, Idris Elba y Michael Fassbender, entro otros, se torna emocionante y
bastante entretenido y es que cada uno de ellos logró engancharme con sus
personalidades y más dadas las circunstancias presentadas. Lo que aprecio es
que sus muertes no hayan sido tan tontas, ayuda que se le haya concedido tiempo
e importancia, uno lo percibe en sus diálogos e interacciones.
Michael
Fassbender como el androide es otro de los elementos sobresaliente, cada una de
sus líneas es sublime e incluso memorable. Me encanta como a través de este
robot, se aprovecha para cuestionar a la raza humana y seguir su mismo patrón
sobre crear vida mediante la destrucción como fríamente lo expresa.
De sólo
imaginarme, se me quitaron las ganas de algún día formar parte de un grupo de colonos
ante el miedo de encontrar con esta amenaza letal. A parte de que logra
replantearnos los temas de religión, inteligencia artificial, la inmortalidad,
la creación de armas y la búsqueda de respuestas a nuestra creación, Ridley
Scott hizo con Prometeo lo que George Lucas hizo con La Amenaza Fantasma y fue
extendernos el universo de Alien en cuestiones narrativas.
Finalmente hizo lo que muchos no quisieron hacer con las secuelas y tuvo
la oportunidad de volverlo a hacer con Alien: Covenant tras haber
posicionado a Prometeo en los $ 400 millones mundiales. Lamentablemente
Covenant sufrió un descenso al conformarse con $ 240 millones trayendo como
consecuencia de que Alien: Awakening fuese temporalmente cancelada, y recalcó
temporalmente porque tengo la esperanza de que con Romulus, Disney opté por
aprobar la pendiente historia con la cual conectaría directamente con la
original al reintroducirnos a los Ingenieros en su búsqueda por la venganza por
el caos que desató David.
Cruzo lo
dedos para que no sólo esa suceda sino también se retome el retorno de
Sigourney Weber como Ellen Ripley. Entretanto, Covenant sirve de puente para acercarse
a la cinematografía y a la música que tanto hemos llegado a apreciar. A su vez,
nos responden a la pregunta sobre la creación de los xenomorfos cuya respuesta
cobra vida en la mente siniestra de David mediante sus escalofriantes experimentaciones
con el cuerpo de Shaw.
Que mejor
que un androide diseñado en la imagen de Weyland para dejarse llevar por el
complejo de dios y esparcir su odio hacía la raza humana mediante su
aniquilación. El prologo sí que nos pone a pensar seriamente como la repentina
muerte del capitán del Covenant. Y yo
que creía que dormir en los crio tubos era completamente seguro.
El guion
de John Logan y Dante Harper consigue darle sentido al trasfondo mitológico al
enfocarse en una tripulación colonial que se topan con el planeta de los
Inegnieros sin tener la menor certeza del horror que les depara y no sólo en
manos de los monstruos. Katherine Waterston como Daniels es toda una luchadora
mientras que Demián Bichir y Billy Crudup dejan su huella. Obviamente Michael
Fasbender termina por robarse la función y doblemente por así decirse.
Secuencias de horror tan desagradables de ver…, es una decepción que nos
quedemos sin saber qué fue lo que ocurrió en Origae-6 sí es que logran
aterrizar en víspera de que David se ha hecho del control de la nave
colonizadora, asegurándose de resguardar sus muestras para mantener intacta la
creación de sus bellas criaturas.
Ahora, no
nos queda más que meternos de lleno a Alien: Romulus y en mi humilde opinión,
la he encontrado asombrosamente genial. Hacía buen rato que no pegaba brincos
en mi asiento porque a pesar de no ser una película que dé miedo, el suspenso
te mantiene al acecho debido a la ingeniosa, perturbadora y asquerosa
ambientación.
Debo
confesar que me sentí bastante aliviado de que Prometeo haya sido referenciado
al momento de explicarnos la existencia de esta especie a través de ese
misterioso e inestable patógeno. En efecto, cualquiera puede ver y entender su
narrativa al funcionar como una adaptación independiente, pero para aquellos,
incluyéndome, que hemos visto todas, es inevitable no emocionarnos ante el fan
service proporcionado de cual muchos críticos sobre exageraron.
A parte
de homenajear a toda la saga, sirve de puente porque estar situada entre Alien
y Aliens, y confirmarse con los restos del Nostromo y la captura del xenomorfo,
Romulus hace que lo sucedido en Prometeo cobre bastante relevancia y nos llena
de esperanza de la posibilidad de algún día suceda la secuela de Alien:
Covenant, que hasta la fecha me sigue encantado.
Después
de espacios abiertos, volvemos a los confines oscuros de una abandonada
estación de investigación de Weyland-Yutani en donde un grupo de jóvenes llegan
con la finalidad de conseguir una mejor vida. Entre ellos sobresale Rain y
Andy, una hermandad que llega a conmoverse tanto que se convierten en el
corazón de esta odisea de terror. Por tanto aplaudo a Cailee Spaeny y a David
Johnson por acercarse al nivel en que se desenvolvieron Sigourney Weber y Lance
Henriksen en Aliens.
Incluso
sus historias podrían continuar en víspera de cómo culminó el tercer acto, un
acto plagado de constante acción, acido, explosión y el surgimiento de una criatura
que te hará temblar de lo espeluznante que es. A diferencia de los haters,
Romulus si aporta a la mitología al darnos explicaciones y por conectar el
pasado con el futuro. Incluso las muertes no se sienten tontas sino al
contrario, llegan a doler por bien en que se desenvuelven Archie Renaux,
Isabela Merced, Spike Fearn y Aileen Wu ya que son personajes fueron
construidos con fortaleza.
Fue
asombroso ver la situación en la que se encuentran estos jóvenes, la colonia
infernal en ausencia de un sol, el deseo de viajar y serles imposible por una
compañía tan dura, creo que esto nos ayuda identificarnos y bastante. Tener el
cameo de Ian Holm como Ash, que en paz descanse, me resultó emocionante y
quiero creer que recurrieron a las grabaciones originales. La ventaja de tener
a Ridley Scott como productor.
La
cinematografía en Romulus es nostálgicamente aterradora. Tan familiar que nos
hace querer visitarla de verdad, y confieso que los facehuggers recibieron el
mejor uso todavía. Fede Alvarez sí que ama esta saga y lo demostró al
entregarnos una sólida dirección porque todo se siente autentico. Espero y su
interés por producir AVP se vuelva viable al igual que la tercera precuela de
Scott entré en proceso tras el retorno triunfal de su taquilla.
Me da gusto haberme dado el tiempo de haber
visitado la Saga porque al final todo brindó frutos y si eres un apasionado de
este terror espacial, entonces la función IMAX debería ser tu formato para
verla porque la calidad en la que se desenvuelve lo vale cada minuto.
Con una posibilidad de cerrar en los $ 300 millones mundiales, espero y el estudio se anime a retomar las producciones pendientes de Alien: Awakening y las rumoradas readaptaciones de AVP y Alien 3-4.
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