No hay forma de saber qué provoca una reacción y no otra, qué lleva a qué, qué destruye a qué, o qué hace florecer qué, o morir, o tomar otro rumbo. ¿Y si soy indulgente conmigo? ¿Y sí me arrepintiera? Pero si volviera atrás en el tiempo, no haría nada distinto. ¿Y si esas cosas que hice fueron las que me trajeron aquí? ¿Y si nunca me redimiera? ¿Y si ya lo estuviera? Después de perderme en la selva de mi dolor, encontré cómo salir de este bosque. Ni sabía a dónde iba hasta que llegué, el último día. Gracias, pensaba una y otra vez, por lo que me enseñó el sendero, y lo que aún no podía saber. Mi vida como todas las vidas, misteriosa, irrevocable y sagrada, tan cercana, tan presente, tan sumamente propia. Qué salvaje experiencia era dejar que fluyera.
Esta
reflexión es con la que culmina la poderosa, cruda y conmovedora adaptación de Alma
Salvaje (Wild) de la autora Cheryl Strayed cuyas memorias fueron llevadas a
la gran pantalla por el director Jean-Marc Vallée (Dallas Buyers Club) y la
productora-protagonista Reese Witherspoon (Walk the Line).
Cabe destacar que en diciembre de este año
2024 se cumplirán 10 años desde su lanzamiento en cines resultando en un éxito
moderado mundial de $ 50 millones de dólares con reconocimientos en los papeles
interpretativos. Habiendo costado $ 15 millones, es la razón por ser referida
como un éxito. No obstante, no puedo evitar sentirla desvalorada.
Estando
actualmente disponible en Disney Plus, es una tragedia que en ese entonces no
haya trascendido ni tampoco lo esté haciendo en este instante, pero eso no
quita la necesidad de hacerle recordar la importancia de reproducir este tipo
de dramas independientes por lo mucho que nos enseñan sobre la vida misma.
Confieso
que no es una historia fácil de digerir, su clasificación es evidencia de ello,
aunque con sumo respeto. No hay nada nuevo que un adulto no haya visto, y con
suerte, hasta podría identificarse con ciertos escenarios de los cuales nos
ayudan a poner en perspectiva nuestro pasado, para entender mejor nuestro
presente y por consiguiente anticipar lo que nos podría deparar el futuro si
permanecemos cerrados a cambiar los patrones con los que nos movilizamos.
La
primera vez que vi esta película, me sorprendí de Reese por lo brutalmente
honesta en que se nos mostró como la senderista Cheryl. De estar acostumbrada a
verla tan guapa y glamurosa, para luego adoptar un aspecto sucio y caprichosamente
vulnerable al momento de llevar a cabo escenas incomodas e inesperadas para una
actriz de su reconocimiento.
Lo digo
porque por más fácil que parezca estar caminando frente la cámara entre la
tierra y piedras, emulando sentimientos de dolor conforme escalaba montañas,
cruzaba ríos, se adentraba entre la helada nieve, el intenso calor y la acechante
tormenta, no, para nada es fácil y Reese lo dejó claro en una entrevista al
referirme a este como un papel desafiante por todo lo que demandaba.
Tan así
que tenía que madrugar cada día para obtener las mejores locaciones y la
adecuada iluminación del día, para luego regresarse con todo y los equipos
porque nada más había ciertos lugares donde no podían pasar la noche por el
peligro que correrían tanto ella como la tripulación a cargo de rodar esta
producción.
Nada de
filtros ni maquillaje para conservar la imagen impecable de la actriz, al
contrario, Reese al natural en todos los sentidos y su caracterización es
evidencia de ello. Por esa razón, no puedo evitar sentirla como un amor platónico
cuando no deberían ni serlo por lo imperfectas que se muestran tanto actriz
como autora.
Sin duda,
Reese supo interpretar el material con audacia y valentía como la misma autora
demostró en Junio de 1995 al llevar a cabo el Sendero de la Cresta del Pacifico
la cual le tomó 95 días en completarlo consiguiendo así convertirse en una
sobreviviente de su propio destino porque no hay peor enemigo que uno mismo y
eso es lo que nos hace entender a través del libro en que se basó esta
adaptación.
Fue tanto
mi asombro, que después de las casi dos horas de duración, sentí la necesidad de
leer el libro y me tomó una década en poderlo hacer porque en ese entonces,
nada más no contaba con el tiempo dado que me encontraba en una época bastante
oscura. Y no en cuestiones físicas ni de tragedias de alto impacto como hoy en
día parece ser el caso para que dichos problemas sean identificados de tal
magnitud y no como boberías al compararse indebidamente con asuntos de estado.
Demasiada política diría, incluso exceso de superpoderes.
Se puede
estar al borde la muerte, no sólo literalmente sino también psicológicamente
hablando. El manejo de las emociones, cómo percibimos ciertos sucesos o la
incomprensión a nuestro alrededor, la falta de respeto, la frustración, el
estrés, o imponer mi derecho sobre los demás al exigir el mejor trato sin dar
el ejemplo o siquiera ofrecer el beneficio de la duda...
He visto
mucho disgusto en las calles, intolerancia, prejuicios… somos una sociedad que
primero juzga y destroza bajo el concepto de empoderamiento y derecho, lo
entiendo, uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. Así que, no hay nada
mejor que jodernos al prójimo y es por eso que vi ese despertar de la
conciencia en Alma Salvaje.
Sobre
todo, la esperanza porque todos sin excepción somos salvajes por dentro, y requerimos
de senderos para reencontrarnos y darle un sentido a la vida. No digo que
tengamos que salir huyendo al bosque del dolor, sino de hacer una pausa y
pensar duramente en por qué estamos como estamos y por qué sentimos lo que
sentimos, sin importar lo que digan los demás.
Hagas las
cosas bien o las hagas mal, siempre vas a ser altamente criticado, e incluso
por ti mismo. Sea bueno o sea malo, a veces tienes que dejar que fluya para
aprender la lección sí es que no la has aprendido por las buenas. La ventaja es
que de todo aprendes, aunque sea por las malas, y no por eso, debería ser
considerado malo.
La vida es vida y todas son importantes, así
que dejemos de vernos como números y veámonos como los seres vivos que somos en
este único planeta que habitamos. Diferiremos en lenguajes o costumbres, pero
al final somos de carne y hueso, aunque sea en diferentes proporciones.
Psicológicamente,
todos nos encontramos peleando la batalla más grande de nuestro mundo. No se
puede ver porque justo la tenemos en nuestra mente y bajo silencio, pero
siempre tenemos la alternativa de procesarla en nuestro entorno real. Tal y
como lo llevó a cabo Cheryl al cargar con Monstruo, por nada llamó de ese modo
a su mochila.
El
recorrido por la Cresta del Pacifico se nos narra de forma lineal, más no las
vivencias compartidas de Cheryl, esas se dan conforme se va desinhibiendo la
narradora. Esencia que se conserva en la adaptación de la cual aplaudo por no
caer en el melodrama. Eso sí, el libro es más literal mientras que ciertas
secuencias son puestas de forma indirecta porque se entiende por lo que está
atravesando Cheryl.
Nadie
está inmune de sufrir un punto de quiebre, no existe una edad en especifico y
nunca se sabe que lo pueda detonar. La terrible verdad es que nadie nunca está
preparado para ello, y por más cristianos o puritanos que seamos, es inevitable
que nunca nos hundamos en la oscuridad. Es parte de la humanidad, y la
esperanza es lo que nos mantiene a flote, aunque sea a duras penas.
En el
caso de Cheryl fue su madre Bobbi, interpretada fenomenalmente por Laura Dern,
conocemos a esta madre que fue victima de violencia familiar, salió huyendo
para evitar que sus hijos pasaran por lo mismo y pese a toda esta desgracia,
nunca dejó de sonreír, amar y aspirar a cumplir con sus sueños con lo poco que
tenía.
Para
Bobbi, el sólo hecho de seguir con vida y con sus hijos poco a poco
prosperando, era suficiente para considerar que había encontrado oro puro. Cosa
que Cheryl no lo captó hasta que su madre tuvo que morir repentinamente de
cáncer provocando que cayera en una crisis que la haría tocar fondo al tomar
decisiones autodestructivas.
Por más
fuertes que intentemos convencernos de ser, la cruda realidad es que cualquiera
de nosotros puede ser repentinamente golpeado por la propia vida hasta el grado
de casi destrozarnos por dentro. Lo que me impacta de Cheryl, es que ella no se
juzga como lo juzgaría cualquiera que viera o leyera su historia o adaptación.
Las cosas pasan y por más terribles que sean a la vista ajena, lo que importa
es la gran lección que obtuvimos a cambio (crecimiento, madurez y comprensión).
No nos
convertimos en los sobrevivientes que somos de un día para otro, algunos les
toman meses, otros años e inclusive a muchos les toma una vida entera. Lo
importante es seguir caminando, se vale parar y hasta se vale rendirse, el
punto es retomar cual sea el camino que queramos recorrer porque tarde o
temprano encontraremos la salida.
Tal como lo cité al inicio, la vida es Misteriosa, Irrevocable y Sagrada, y hay que dejarla que fluya por más salvaje que sea la experiencia.
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