Gracias a éxitos como Años de
Sequía (The Dry) y Fuerza de la Naturaleza (The Dry 2), no es de
extrañarse que el veterano Eric Bana haya regresado al género de misterio como un
agente especial de la Rama de Servicios de Investigación de Parques Nacionales
para una miniserie de 6 episodios en la plataforma de Netflix. Sin olvidarnos de Dirty John, cuyo
antagonismo le otorgó su segundo aire.
Desarrollada en el Parque
Nacional de Yosemite, la impresionante cinematografía de por sí te atrapa por
la forma en que Bana y compañía se desenvuelven dentro de esta naturaleza
salvaje que los rodea en cada encuadre en que los directores llevaron a cabo
estos seis episodios que te mantienen con unos giros narrativos que no te los
ves venir debido a la complejidad de los personajes descritos.
Incluso con un par de omisiones,
pudieron haberla recortado a una duración de 2 horas para lanzarla como una
película en cines porque de por sí el título es atractivo y su premisa muy
enganchadora como para no atraer a un público adulto. No se digan los avances y
la constante promoción que en menos de un minuto fue suficiente para ponerla en
mi lista a días antes de haberse estrenado.
Doy gracias que hayan decidido
por mantenerla en su duración aproximada de 5 horas y cachito ya que el
desarrollo de personajes es de los mejores elementos que tiene por presentarnos
y funciona que hayan aprovechado cada rincón de tanto escenarios internos como
externos para puntualizar las acciones y reflexiones de no sólo los
protagonistas sino del resto del elenco porque créanme que cada uno importa y a
su manera.
No se trata de ponernos a
adivinar quién es el asesino, sí es que existe un asesino, sino de cómo esta
repentina muerte sacude a todos los habitantes y trabajadores de este parque
público. Hasta la inclusión de la política le inyecta presión a esta
investigación que se mantiene caótica conforme el agente Turner sigue las pistas
que desde un principio eran inexistentes y todo por los tres giros que
accidentalmente conectan y remarco accidental por la sutileza de los guionistas
al no sentirse forzados sino espontáneos por lo pausado que ha sido su ritmo.
Debido al acercamiento dramático,
la trama en sí avanza cuando los personajes van unificando el presente con su
pasado. Eric Bana nos presenta a un detective vulnerable, prepotente, seco,
inexpresivo y emocionalmente dañado por el fallecimiento de su hijo o eso
queremos suponer porque ninguno con los que interactúa está exento de pecado.
Me atrevo a decir que la madurez
le ha sentado como anillo al dedo. Dicho eso, Bana es un maestro al abordar el
género detectivesco con paciencia e imperfección. Tan así que es maravilloso de
observar la naturalidad en la que congenia con sus compañeros, sin importar que
sean escenas de tensión o vulnerabilidad, Bana tiene ese don de hacer integrar
a cualquier hasta grado de tornar el momento en uno serio y profundo.
La ingenuidad de Lily Santiago es
a lo que yo llamo el gancho por donde nosotros como espectador ingresamos para
ir conociendo la reciente situación a través de sus tanteos. En momentos, el
choque de personalidades nos hace reír y también nos inquieta por el grave
riesgo en que se ve envuelta no sólo por la colaboración sino por un tercero que
la hace ascender a protagonista en algunos momentos.
Una grata sorpresa se vuelve Rosemarie
DeWitt como la ex esposa de Jill. Por decir que hay mucho más de lo que se
percibe a simple vista y todo gracias a su forma de interactuar con Eric, ante
lo difícil que se torna leer entre líneas ya que ahí indirectas entre sus
diálogos que nos cuesta seguirle el paso cuando la realidad se va aclarando. Lo
mismo va para Sam Neill y Wilson Bethel, a pesar de estar limitados en tiempo,
hallan la forma de dejar una huella que amerita volver a ver esta miniserie por
ellos. Es que sus expresiones dicen mucho que ni nos damos cuenta por nuestro
enfoque encontrarse en otro lugar, así como fue intencionalmente diseñado.
Quiero suponer que con Indomable
se hace referencia al contexto en que se desenvuelve la serie. La naturaleza salvaje nunca podrá ser
controlada por más que los humanos lo creamos. Tarde o temprano nos va a golpear
en esa incorrecta suposición y duro al darnos cuenta que no podemos tener el
control, siendo este el ángulo central y la clave para comprender el mensaje de
esta serie.
Por otro lado, también hace hincapié en el
comportamiento humano en donde la victima por naturaleza siempre fue indomable
y por ello mismo le costó su vida, una vida quitada de la forma más tonta y lo
digo en el buen sentido de la palabra ya que de eso va la narrativa, de mostrarnos como los seres
humanos somos capaces de hacer monstruosidades en la supuesta búsqueda por el “bien”.
Obvio que estoy hablando en claves
para no exponer las terribles verdades con las que nos llegar a golpear
mediante esos giros inesperados que se dan en los últimos episodios. En efecto,
te ponen a pensar con seriedad y a su vez nos provocan un conflicto interno al
explorarse la doble moral. Estás o no de acuerdo, el que te pongan seriamente a
razonar en lo sucedido ya es de por sí un triunfo. Y es que esto va más allá de
sólo entretener sino nos impulsa a cuestionar y forjarnos una opinión para
cuando se desatan los créditos.
Desconozco si existan planes para
una Segunda Temporada, ante la ausencia de cabos sueltos. Existe la posibilidad
por la dirección que adopta el agente Turner al final. Se agradece que con esos
seis episodios se haya resuelto el misterio sin sentirse en la necesidad de ir
dejando interrogantes como hoy en día se ha vuelto mala costumbre.
Entonces, no me queda más que
recomendarla por lo genial que resulta esta experiencia visual e
interpretativa, que por nada ha conseguido posicionarse como la número 1 de
Netflix en tan sólo un par de días. Así que los invito a verla o sí ya la
vieron, por favor comenten al respecto.
Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario