sábado, 13 de agosto de 2011

Crítica de Súper 8


Meses atrás el proyecto de J.J. Abrams y Steven Spielberg parecía riesgoso dada la extrema secrecía del monstruo en los avances. Ahora que se encuentra disponible en los cines y posteriormente de un mes de estar activa en la Taquilla Estadounidense, el estudio puede sentirse satisfecho no sólo por haber duplicado su inversión sino por haber lanzado al mercado una conmovedora e histórica película de ciencia ficción para todas las edades.

La trama comienza en 1979 cuando Joe, un niño de 13 años de edad, se encuentra agonizando silenciosamente la muerte de su madre mediante un conflictivo funeral cuyo contexto se explica cuatro meses después por consecuencia del descarrilamiento de un tren de carga que accidentalmente pone en libertad a un monstruo que afectara no sólo la vida cotidiana del pueblo sino la misión de un grupo de niños quienes buscan filmar un cortometraje de zombies con una película Súper 8.

J.J. Abrams no sólo dirigió y produjo, sino también se hizo cargo del guión. Muchos del estudio e incluso la base fanática creían que se trataba de una secuela o precuela de Cloverfield, pero el director tenía en mente un relato infantil-maduro inmerso de acción, suspenso y drama emocional. No existe duda alguna de que esta obra de ciencia ficción se constituye superior entre su género y por ende, se convierte en un clásico instantáneo por el solo núcleo de su historia.

Algunos asumen que por enfocarse en un grupo de niños, la película será un proceso fantasioso e inmaduro, pero ese no es el caso de Super 8. Para tratarse de varios niños, éstos se comportan con madurez y naturalidad que nos dejan anonadados. Este resalte se consiguió gracias a las circunstancias trágicas en que se desenvuelven, puesto que el panorama general en cierto modo está relacionado. El bien y el mal tanto los hombres y humanos son los temas centrales.    

Existen tres secuencias de acción que nos dejan sin respirar y son el descarrilamiento del tren, una batalla militar explosiva en el pueblo y el clímax. Honestamente estas tres secuencias la colocan al nivel de Transformers 3, X-Men: Primera Clase y hasta en la liga de Harry Potter 7.2, por su detallada y realística ejecución visual. Situando este contenido dentro de una épica ficción, entonces tenemos un viaje que no querrás perderte en absoluto.

La edición del sonido juega un papel primordial ya que es el dispositivo que define el horror ¡Así es! Nadie está exento de sufrir un susto pues militan varios momentos de los cuales por lo menos uno solo hará el trabajo por su perfecta inserción en la línea rítmica de tiempo. Por otra parte, debo festejar el anonimato del monstruo porque ese misterio nos mantiene al borde de nuestros asientos. Una estructura típica de su categoría por los años setenta que se encuentra resurgiendo gracias a este hibrido cinematográfico.

La localización radica en Weirton al este de Virginia, un clásico pueblo con varios exteriores fastuosos durante el día mientras que en la noche, el viento como la baja iluminación ocasionan desconfianza. Las zonas destrozadas se ven sublimes y exitosamente contribuyen con los tonos y contexto de la época. Mencionando brevemente el vestuario, se destacan los trajes verdes de la Fuera Aérea del mismo modo sus transportes.  

La composición musical de Michael Giacchino está en sintonía con la película significando que juega con nuestras emociones al igual que la dirección de Abrams. En ocasiones nos alegramos por la comedia espontanea de los protagonistas. Del mismo modo nos asustamos, odiamos y compartimos el dolor en las interacciones delicadas. No cualquier película puede extraernos una diversidad de sentimientos humanos, la única que me viene en mente es Señales (Signs).

Adentrándonos al reparto, la seriedad y ternura de Joel Courtney nos roba nuestra atención desde la introducción. Tantos sentimientos reservados en su personaje de Joe que dichosamente son expuestos en una gloriosa confrontación con el antagonista. Para tratarse de un personaje juvenil, muchos de nosotros podríamos sentirnos identificados y no sólo refiriéndome en esa edad.  Elle Fanning parece estar siguiendo los pasos de su famosa hermana porque sus gestos son oro. Es tanta su naturalidad para entregar lágrimas que el resto no parece serle complicado.

El resto de los compañeros: Zach Mills, Gabriel Basso y Ryan Lee endulzan el ambiente con toda clase de excéntricas personalidades. El clásico nerd miedoso, el pirotécnico y el mandón. En conjunto, los cinco niños conforman una élite favorita cuya aventura es realística por su compatibilidad y desenvolvimiento físico. Para nuestro asombro, como lo mencioné anteriormente, muestran una gran madurez especialmente en las escenas de diálogo.  

Entre los adultos, Kyle Chandler recibe la oportunidad de regresar a este género después de El Día En Que La Tierra se Detuvo. Esta vez muestra actitud como el diputado del Alguacil pero como el padre de Joe, es todavía más recto de lo debido y lo digo de un buen modo. Ron Eldard sale poco pero debo admitir que hace una excelente labor como un borracho ¡Y no podía faltar el cretino! Ya para que le llame así a Noah Emmerich, es algo. Desconozco el nombre del drogado, pero cualquiera podría concordar que nos hizo reír.

No cualquiera puede entregarnos una obra maestra protagonizada por un grupo de niños y mucho menos en un género mixto entre horror, suspenso, drama y ciencia ficción, más el director J.J. Abrams con la compañía de Steven Spielberg lo logran espectacularmente. Super 8 brilla en todos los sentidos artísticos y tecnológicos. Inclusive durante los créditos, la comedia se retoma añadiendo un rico sabor del que ya tenemos.

Si debo mencionar una secuencia favorita, señalaría la conclusión porque todos los elementos coinciden espléndidamente. Aunque estaría mintiendo si fuera la única porque existen otras más de la misma calibre.  

Una obra maestra con diversos géneros y sentimientos que te robará el corazón.  

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