Seis años después de la extraordinaria tercera entrega, Tom Cruise y J.J. Abrams junto con Brad Bird se reúnen para brindarnos una distinta pero superior obra de espionaje y acción. Esta vez se trata de detener una amenaza nuclear cuya ejecución depende de unos códigos de lanzamiento que el equipo de Ethan Hunt debe adquirir, sin embargo, la misión inesperadamente cambia de rumbo desencadenándose una serie de sucesos que van de menor a mayor intensidad.
A diferencia de las antecesoras, la estructura de Protocolo Fantasma difiere de lo establecido. Las misiones no se realizan como se acostumbraban, siempre existen otros elementos de interferencia. La cámara lenta es ignorada por enfoques directos, la tecnología está en su cúspide, el villano es más veloz y el nuevo equipo de Ethan Hunt es indisciplinado. Por causa de estas descripciones, esta cuarta parte se convierte en un clásico a verse de su género y franquicia.
Todavía se puede notar la mano del productor J.J. Abrams, especialmente en los momentos dramáticos; curiosamente se opta por desarrollarse más la historia que los personajes. Obviamente Ethan Hunt no necesita más atención ya que lo conocemos al pie de la letra. No obstante, muestra más carisma y cuenta con diálogos de comedia. Anteriormente lo vimos dentro de una relación amorosa, casado y viviendo como hombre de casa, posteriormente serio hasta encontrarlo más flexible. En pocas palabras, la evolución de este personaje ha sido bastante fascinante y sólo Abrams lo ha hecho con dos películas.
El guion merece bastante crédito por haberse arriesgado a ignorar la esencia de los elementos que definen a una producción de Misión Imposible. André Nemec y Josh Appelbaum escribieron una travesía llena de adrenalina y constante tensión. Inclusive insertaron secuencias del pasado para mantenernos concentrados conforme las piezas de este rompecabezas se van armando. Es primordial prestarle absoluta atención a la trama, de lo contrario, podrás perderte por los brincos del tiempo, las explicaciones concretas y los hechos históricos.
El elegido para coordinar este escenario complejo estuvo en Brad Bird quien solamente goza de experiencia por Los Increíbles. Un director de animación así nomás decide arriesgarse a la acción en vivo y vaya que se trató de una gloriosa transferencia fílmica, puesto que la película se desenvuelve con emoción, inteligencia y velocidad. Existe una buena interacción entre los actores que las discrepancias en sus personalidades llegan a ser sutilmente motivadoras. Un equipo disparejo pero con un gran esfuerzo y corazón gracias a la plena dedicación de Bird.
Me da gusto que no hayan dejado afuera a Tom Cruise, con todo respeto pero él sigue siendo la pieza fundamental no sólo por su nombre sino por lo que entrega en el set. Si no fuera por él, las escenas en el tope del edificio no se vieran tan detalladas y peligrosas. El viento lo revela. Quizá ya no tenga nada que dar en personaje pero aun así le inyecta una dosis de ligera extroversión y compensa con acrobacias que nunca imaginamos pudieran ser posibles. Honestamente no puedo evitar pensar que me gustaría volverlo a ver en una quinta parte.
Jeremy Renner era uno de quienes decían podría integrarse como el verdadero protagonista, aunque lo será pero en El Legado de Bourne. Es interesante que antes de Zona de Miedo, fuera un joven actor a quien nadie tomaba cuenta. Ahora las cosas son más brillantes. Como es de esperarse, Renner tiene una habilidad de expresarse en las escenas de trama. En acción, es decentemente estable y cómico. Lo siento por Ryan Reynolds, pero creo que Hollywood cuenta con un héroe de acción potencialmente taquillero.
Ver a Simon Pegg es inusual porque su comedia es la única cualidad que posee, es más, su cara es de reírse y lo digo sin malinterpretaciones. Sin embargo, funciona y todo porque Ethan Hunt lo dice en una simple frase. Era un gran riesgo por la cortada de seriedad, pero Bird supo como nivelar la tensión con este comediante. Por otra parte, Paula Patton resalta específicamente en la escena de seducción. No existe mucho enfoque porque ella se acopla al reparto y de igual manera, sorprende con dos que tres diálogos divertidos.
Entre los cameos: Josh Holloway sorprende con sus maniobras evasivas como el Agente Trevor Hanaway, perdonen la revelación pero si esperaban ver mucho de este actor de la serie Lost, no se emocionen porque su función no pasa de los 20 minutos. Tom Wilkinson es sublime como siempre, Ving Rhames decide mantenerse distante de la misión pero no sin saludarnos y por último contamos con Michelle Monaghan. Si algunos recuerdan, ella era la esposa en la tercera entrega, aquí su papel todavía pesa aunque no se encuentre en persona.
Hazte a un lado James Bond porque la tecnología de Misión Imposible esta para dejarte sin aliento. Entre éstos resaltan: el efecto del imán, los guantes magnéticos, el holograma del pasillo, el carro avanzado y los trucos clásicos del hacker. En conjunto son un excelente acompañante a una de por sí sobresaliente producción visual. Dentro de esta área están asimismo su variable e inmersa cinematografía, adecuada composición musical y edición de sonido.
El equipo de edición hizo una tremenda labor en presentarnos persecuciones detalladas, tormenta de arena, carros chocando entre sí, peleas entre agentes, explosiones y fuertes caídas. Cabe destacar que los últimos veinte minutos se constituyen como lo mejor debido a que estamos tan adentrados que no podemos evitar liberar uno que otro grito por lo perfectamente editada que está la escena.
Comparada con la trilogía, fácilmente vence a las primeras dos pero en cuanto a la tercera, no puedo evitar sentir que su drama serio me siguen gustando. Obviamente en aspectos técnicos y de historia se la roba por mucho Protocolo Fantasma, pero Misión Imposible III sigue luciendo porque las misiones se cumplen limpiamente y se usan máscaras. Encontrarme en este debate significa que Cruise, Abrams y Bird hicieron un magnifico trabajo en presentarnos algo fresco.
En conclusión, debo atribuirle a Protocolo Fantasma el título de la Mejor Película de la franquicia y colocarla al lado de sus buenos amigos: Jason Bourne y James Bond.
Ejecutada con constante e inimaginable acción, inteligencia y velocidad. No cabe duda que es una travesía de espionaje que no querrás perderte por su esquema transformante.
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