domingo, 14 de abril de 2013

Crítica de Oblivion

 
No es exactamente la trama que uno espera pero al menos se desenvuelve con entretenimiento estable para tratarse de un relato original de ciencia ficción. Aunque en sí la adaptación es referida más por sus vehículos llamativos, conceptos filosóficos, psicología del personaje, otra perspectiva del apocalipsis, las armas y los vestuarios atractivos.
 
El contexto narrativo sucede posteriormente de una invasión alienígena que destruyó a la Tierra hace 60 años, el Comandante Jack Harper es un mecánico de una especie de androides que en compañía de Victoria, son los únicos humanos encargados de proteger la extracción de los recursos proveídos por los mares, los cuales peligran ante la amenaza de una civilización desconocida.
 
Indudablemente es una premisa innovadora y suficientemente sugestiva para su género, no obstante, nunca realmente se profundiza en sus diversas temáticas presentadas. El guion toma como curso principal la identidad y misterio de Jack. Se logra entenderse un poco de su propósito pero en momentos causa frustración al no entenderlo por completo. Desafortunadamente no existe explicación alguna con referencia a sus sueños, impulsos y su alma.  
 
Se podría decir que el giro al final no es tan impactante, naturalmente se anticipa por ser revelado por uno de los insurgentes. La exploración personal de Jack pudo resumirse a 15 minutos para enfocarse más a la sobrevivencia de estos insurgentes y su empleo de tecnología. Asimismo se siente como una producción barata pese a los grandes efectos especiales, no puedo evitarlo, el resto de los personajes no tienen presencia por carecer de tiempo.
 
Me extraña este resultado para ser parte de Joseph Kosinski, el director reconocido por Tron: El Legado. No lo niego, recicla varios elementos e innova las secuencias de acción, pero reduce el diálogo y opta por un contenido descriptivo-exploratorio. Básicamente prefirió impresionarnos con una bastante gama de cinematografía y sólo le siguió la corriente al relato individual hasta su cierre similar a El Día de la Independencia pero actuado de la forma más sencilla posible.  
 
Por esta razón nadie se conecta con el protagonista porque su criterio no se siente relevante sin un fuerte antagonismo. Además los personajes de reparto no se enganchan con nosotros porque su participación es simple y radical. La edición intenta darle frescura al producto pero sin un correcto desarrollo, simplemente pierde su valor. Sin duda fue correcto adelantársele a Después de la Tierra y Elysium, porque están garantizan un mejor contenido narrativo.
 
Básicamente Tom Cruise regresa al centro de la atención y lo hace como siempre lo suele hacer. Un poco más serio esta vez y limitado en el control de las armas, más pensativo y confundido, apreciativo de la naturaleza y no tan acostumbrado a las explosiones. Por lo visto, el divorcio de Katie Holmes durante esta filmación le benefició a la expresión descriptiva del personaje.
 
Es una terrible pena que Morgan Freeman no haya sido utilizado a su máximo. Su presencia es inigualable entre los actores pero nunca llegamos a saber nada de él ni de su aliado Nikolaj Coster-Waldau. Este subtema requirió por lo menos 30 minutos porque ahí se encontraba nuestro gancho emocional, nuestra identificación humana. Se agradece las maniobras defensivas pero se reprime su ausencia humana.
 
Olga Kurylenko es irreconocible como la chica Bond, de ser morenita se cambia a su estado natural de americana blanca como la nieve. Lamentablemente se siente opacada por Andrea Riseborough por ser el enfoque en la primera parte. Kurylenko se esfuerza pero simplemente el director no pudo hacerla brillar como lo hizo con Olivia Wilde en Tron: El Legado. Como mención: Melissa Leo es magnífica con la voz ya que es otra actriz desaprovechada.
 
Honestamente no tengo más que decir, lo dicho está al principio y lo reitero, no es una película que muchos esperábamos pero al menos nos entretiene con decente acción y un gran panorama de paisajes contrastantes.
 

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