No es exactamente la
trama que uno espera pero al menos se desenvuelve con entretenimiento estable
para tratarse de un relato original de ciencia ficción. Aunque en sí la
adaptación es referida más por sus vehículos llamativos, conceptos filosóficos,
psicología del personaje, otra perspectiva del apocalipsis, las armas y los
vestuarios atractivos.
El contexto narrativo
sucede posteriormente de una invasión alienígena que destruyó a la Tierra hace
60 años, el Comandante Jack Harper es un mecánico de una especie de androides
que en compañía de Victoria, son los únicos humanos encargados de proteger la
extracción de los recursos proveídos por los mares, los cuales peligran ante la
amenaza de una civilización desconocida.
Indudablemente es una
premisa innovadora y suficientemente sugestiva para su género, no obstante,
nunca realmente se profundiza en sus diversas temáticas presentadas. El guion
toma como curso principal la identidad y misterio de Jack. Se logra entenderse
un poco de su propósito pero en momentos causa frustración al no entenderlo por
completo. Desafortunadamente no existe explicación alguna con referencia a sus
sueños, impulsos y su alma.
Se podría decir que
el giro al final no es tan impactante, naturalmente se anticipa por ser
revelado por uno de los insurgentes. La exploración personal de Jack pudo
resumirse a 15 minutos para enfocarse más a la sobrevivencia de estos
insurgentes y su empleo de tecnología. Asimismo se siente como una producción
barata pese a los grandes efectos especiales, no puedo evitarlo, el resto de
los personajes no tienen presencia por carecer de tiempo.
Me extraña este
resultado para ser parte de Joseph Kosinski, el director reconocido por Tron:
El Legado. No lo niego, recicla varios elementos e innova las secuencias de
acción, pero reduce el diálogo y opta por un contenido descriptivo-exploratorio.
Básicamente prefirió impresionarnos con una bastante gama de cinematografía y
sólo le siguió la corriente al relato individual hasta su cierre similar a El
Día de la Independencia pero actuado de la forma más sencilla posible.
Por esta razón nadie
se conecta con el protagonista porque su criterio no se siente relevante sin un
fuerte antagonismo. Además los personajes de reparto no se enganchan con
nosotros porque su participación es simple y radical. La edición intenta darle
frescura al producto pero sin un correcto desarrollo, simplemente pierde su
valor. Sin duda fue correcto adelantársele a Después de la Tierra y Elysium,
porque están garantizan un mejor contenido narrativo.
Básicamente Tom
Cruise regresa al centro de la atención y lo hace como siempre lo suele hacer.
Un poco más serio esta vez y limitado en el control de las armas, más pensativo
y confundido, apreciativo de la naturaleza y no tan acostumbrado a las
explosiones. Por lo visto, el divorcio de Katie Holmes durante esta filmación
le benefició a la expresión descriptiva del personaje.
Es una terrible pena
que Morgan Freeman no haya sido utilizado a su máximo. Su presencia es
inigualable entre los actores pero nunca llegamos a saber nada de él ni de su
aliado Nikolaj Coster-Waldau. Este subtema requirió por lo menos 30 minutos porque
ahí se encontraba nuestro gancho emocional, nuestra identificación humana. Se
agradece las maniobras defensivas pero se reprime su ausencia humana.
Olga Kurylenko es
irreconocible como la chica Bond, de ser morenita se cambia a su estado natural
de americana blanca como la nieve. Lamentablemente se siente opacada por Andrea
Riseborough por ser el enfoque en la primera parte. Kurylenko se esfuerza pero
simplemente el director no pudo hacerla brillar como lo hizo con Olivia Wilde
en Tron: El Legado. Como mención: Melissa Leo es magnífica con la voz ya que es
otra actriz desaprovechada.
Honestamente no tengo
más que decir, lo dicho está al principio y lo reitero, no es una película que
muchos esperábamos pero al menos nos entretiene con decente acción y un gran
panorama de paisajes contrastantes.
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