Posteriormente de actuar opuestos en Quiero Matar A Mi Jefe, Jason
Sudeikis y Jennifer Aniston se reúnen para protagonizar, en compañía de Emma
Roberts y Will Poulter, una comedia ingeniosa de constantes carcajadas. Para
una semana tensa en el trabajo, esta obra posee la combinación esencial para
romper el estrés.
Pese al estilo vulgar, la obra se percibe en buena vibra gracias al
respeto que manejó Rawson Marshall Thurber durante la edición. Es de esperarse
escuchar toda clase de palabrotas pero aun así se trata de una dirección limpia
donde inclusive una familia con hijos adolescentes podrá disfrutarla sin
prejuicio alguno. Realmente no es para asustarse, las temáticas manejadas no
son nada nuevas y Marshall se cerciora de no mostrarlo gráficamente.
Generalmente las formas grotescas se dan indirectamente a través de
diálogos explícitos que nuestra mente cochambrosa más tarde las visualiza. Las
acciones de ese modo son más reservadas porque los bailes de striptease se dan
a la brevedad pero con creatividad. Quizás haya una escena fuerte pero el
enfoque no permanece en esa imagen por más de 3 segundos, son dos vistazos a la
velocidad de la luz.
La estructura del guion consiste en un viaje de ida y vuelta llevada a
cabo por un contrabandista que contrata a una familia falsa para poder burlar
la seguridad fronteriza y en su proceso, entregar una mercancía de drogas a su
jefe para saldar una cuenta pendiente. A esto se le suma una buena introducción
contextual y un proporcional desarrollo de personajes. Por esa razón uno
entiende a los personajes y hasta surge una conexión emocional.
Dicho lo anterior, el gran triunfo de esta comedia clasificada R es
por la extraordinaria química que comparte el elenco. Cada escena por su propia
cuenta o en conjunto se percibe de forma natural, las expresiones fluyen por su
cuenta que hacen que las acciones hablen por sí solas. Obviamente los adultos
cargan el peso de la trama pero los jovencillos se mantienen a la altura del
desafío.
Jennifer Aniston nuevamente vuelve a sorprendernos con su
extroversión. Desde su ninfomaníaca participación en Quiero Matar A Mi Jefe,
adopta las malas palabras y el sensualismo y las fusiona con su instinto
maternal. Indudablemente luce en las secuencias del bebé y el segundo baile de
striptease.
Los diálogos le pertenecen a Jason Sudeikis quien ha ido en
crecimiento desde su comienzo fugaz en Locura de Amor en Las Vegas. El sarcasmo
y su actitud de patán son formidables porque en cierta manera mantiene en ritmo
la historia. Asimismo la inmadurez distinguida en su personaje es de apreciarse
como el encariñamiento que surge con sus colegas.
Emma Roberts finalmente obtiene un papel relevante en su carrera y lo
conquista sin miedo alguno. Posteriormente de catalogarla como niña buena o
chica inocente, desde un inicio le da un giro de rebeldía a su imagen. Aunque la
difuminé un poco, su esencia de vagabunda sigue siendo la misma durante toda la
función.
Nadie hubiese esperado que el niño fastidioso de Las Crónicas de
Narnia 3 podría convertirse en una figura hilarante donde con su mero rostro es
suficiente para hacernos reir. En ese caso, Will Poulter es la sorpresa desde
los besos dados con su supuesta hermana y madre, el piquete de la tarántula y
su tierna interacción con Molly Quinn.
Entre algunos por acreditar tenemos a Ed Helms, Nick Offerman, Kathryn
Hahn y Luis Guzmán. Sorpresivamente también se debe resaltar que la comedia se
torna crítica por cuestionarse los valores de la sociedad, los asuntos de la
pubertad, la sexualidad liberal, homofobia, corrupción policiaca, contrabando
de drogas y el cruce migratorio.
En conclusión, su cinematografía y aspectos técnicos serán básicas
pero lo que tienen los Millers son la ingeniosa manera de hacernos reír con su
núcleo histórico bien representado por un elenco dedicado, novedoso y de
naturaleza familiar.
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