domingo, 12 de noviembre de 2017

Crítica de Asesinato en el Expreso de Oriente (Murder on the Orient Express)


Murder On The Orient Express (2017) (Review)

En su viaje a Istambuel por 1934, el gran detective Hercule Poirot se ve envuelto con en un caso de asesinato dentro del Expreso de Oriente donde cada uno de los pasajeros es un posible sospechoso. No obstante Poirot necesitará ir más allá del motivo ante las imprevistas conexiones ya que nadie es lo que dice ser a bordo del tren.

Nos encontramos ante una buena racha en el cine y Expreso de Oriente no es la excepción, la adaptación de la novela aclamada de Agatha Christie está destinada a recibir fuertes nominaciones en especial por su actuación principal, dirección, edición, cinematografía, vestuario, arte e indudablemente guión adaptado y todo gracias a la mano de obra de Kenneth Branagh.

Estando acompañado de Ridley Scott, Mark Gordon y Simon Kinberg, era seguro que el final nos impactaría de una forma inesperada porque por más que hagas tus conclusiones, es una garantía que no te acercarás a lo mínimo. Tendrás la sensación pero la dirección de Branagh está especialmente diseñada para que te pierdas entre las tremendas caracterizaciones del elenco.

Podría decirse que para resolver el misterio, tendrías que enfocarte a los detalles, más sería una contradicción porque estos mismos te confundirán. Así que no te queda más que disfrutar de su absoluto suspenso porque su contexto es enriquecedor al lado de los extraordinarios diálogos y desarrollo de personajes por parte de Michael Green.

Teniendo a Thor y Cenicienta en su currículo, era de esperarse una magnifica escenografía en cada uno de sus encuadres. Además Scott tiende a inspirar desde ese sentido por lo que se nota su buena influencia porque cada escena brilla por su ingenuidad y belleza. Ya sea adentro en los pasillos o afuera en la nieve, su trama no decepciona en lo absoluto.

Quizás uno creería que tanta charla e interrogación aburriría más no es el caso y todo gracias al poderoso protagonismo de Branagh cuyo personaje se posiciona a la altura de épicos como Harrison Ford en Indiana Jones, Johnny Depp en Piratas del Caribe y Jeff Bridges en Temple de Acero. Simplemente es una adicción instantánea, no puedes dejar de verlo y escuchar.

Es una garantía decir que una secuela debería estar en consideración por la calidad presenciada. Uno creería que con un elenco saturado de estrellas se tornaría un desastre de egos, también la excepción. Cada uno cumple con el propósito de hacernos distraernos y como tal, dejan su huella conforme el tercer acto se desenvuelve.

Si tuviese que decidir entre Tom Bateman, Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp. Josh Gad, Derek Jacobi, Michelle Pfeiffer y Daisy Ridley, no pudiera porque ninguno se libra de la sospecha. En conclusión, Kenneth Branagh nos ha entregado quizás la mejor película de su carrera de la cual no saldrá sin antes recibir ciertos reconocimientos.  

Calificación: 4½ de 5 estrellas

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