sábado, 29 de octubre de 2011

Crítica de Los Tres Mosqueteros (The Three Musketeers) en 3D


Influenciada en la novela clásica de Alejandro Dumas, la nueva reinterpretación de Paul W.S. Anderson narra la aventura del joven D’Artagnan quien se dirige a Paris con la esperanza de convertirse en un mosquetero al igual que su padre. Durante la búsqueda, adquiere rivalidad con el líder de la guardia del Cardinal Richelieu y accidentalmente se confronta con Athos, Aramis y Porthos, los Tres Mosqueteros, quienes llevan varios años de haberse retirado de la profesión.

Para sorpresa de algunos, se suele referir a Los Tres Mosqueteros como una sola obra mas la verdad trata de una trilogía novelística seleccionada de ese modo por el mismo autor. Curiosamente, El Hombre de la Máscara de Hierro también forma de ella; de hecho es un capítulo de tres en la última novela. Tras leer la reseña de la novela original, me doy cuenta que la adaptación se concentra mayormente en su trama pero al pasó de la hora se desvía de las circunstancias reales y deja inconcluso algunos subtemas.

Sumando el empleo de los aeroplanos o barcos volantes a lo anterior, se podría comentar que se buscó darle fantasía y ciencia ficción a este clásico relato. Quizás ello para atraer a las familias pero he aquí un error en la mercadotecnia. Agregar un poco de imaginación no se ve mal, pero tampoco es sinónimo de memorable. Por ende el guión de Andrew Davies es atrevido y arriesgado, en veces un poco avanzado para aquella época mas se compensa con la dirección artística.

La historia en sí opta por un giro cómico que cumple por su desenvolvimiento espontaneo. La moda de Paris, especialmente la vestimenta del Rey ofrece mucha diversión mezclada con su personalidad y tacones. El color es de gran relevancia en este contexto por lo tanto se debía usar el popular, de lo contrario eras anticuado. Y analizar que en nuestra actualidad nos da vergüenza vestir similar que los demás. La inserción de los aeroplanos es novedosa pero no aceptada por muchos, especialmente por los lectores de las novelas. Sin embargo, se debe aplaudir su origen en la bóveda secreta de Da Vinci porque verdaderamente lo justifica.

Sorpresivamente se maneja un desarrollo de los personajes a pesar de tratarse de la involucración de un gran elenco. Conocemos la naturaleza personal de cada uno de ellos y es satisfactorio verlos interactuar entre sí. Los diálogos, las relaciones sociales, los símbolos y los duelos son correctamente descritos y establemente coordinados por el director Paul W.S. Anderson, quien se distanció del estilo brutal de Resident Evil: La Resurrección.

Aunque muchos no lo quieran, no se puede negar que este director sabe hacer una película en el formato 3D. La introducción donde se narra el contexto y se presenta a los protagonistas fue creativa y profunda. Asimismo sabe el valor de representar visualmente la cinematografía y los efectos gráficos. Cada aspecto de las estructura, textura y color, se desenvuelven lujosamente dentro de los efectos especiales. Entre las secuencias que valen el extra costo están: la resistencia en el centro del mercado, la batalla de los dos barcos flotantes y el duelo conclusivo en el tope de la ciudadela.

Entre otros elementos técnicos o artísticos, se debe comentar que la composición musical tiene un estilo irlandés. En un principio puede encajar con el perfil del joven D’Artagnan pero conforme avanza la historia, asumo que hubiera sido mejor optar por un estilo de realeza en lugar de sonidos folklóricos. Por otra parte, la canción central When We Were Young del grupo musical británico Take That contiene la respuesta del por qué esta producción optó esta modalidad en general.

Es impresionante encontrarnos con una gran gama de actores reconocidos, taquilleros en algunas ocasiones pero no por cuenta propia. Por fortuna, Anderson hizo un buen trabajo con ellos aunque algunas apariciones hayan sido breves. Primeramente no me esperaba que el joven Logan Lerman asumiera el protagonismo, sin embargo lo hace con carisma y naturalidad. Se defiende en las secuencias de acción aunque es una pena haber visto más de él en los duelos que de Los Tres Mosqueteros.

La esposa del director, Milla Jovovich se ve preciosa en sus atuendos de Milady de Winter y por primera vez se puede ver bien arreglada y peinada, no que lo necesite porque esta mujer es muy hermosa y se ve en la escena donde muestra sus piernas. Básicamente su personaje es de conveniencia inexacta pero lo ejecuta con tanta emoción que a pesar de ser una villana, no terminas odiándola. Al contrario, las escenas que tiene con la espada y modo de expresarse, fueron agradables de observar. Inclusive su espionaje y suplica de vida son grandiosas.

Matthew Macfadyen se deja la barba y adopta una actitud fría a gran diferencia de su interpretación genuina del Sr. Darcy en Orgullo y Prejuicio. No obstante, le da gran presencia a Athos y lo resalta en las peleas con la espalda. Ray Stevenson y Luke Evans actuaron juntos en Furia de Titanes por lo que el entrenamiento no ha de haber sido difícil gracias a la práctica. Tanto quisiéramos haber visto en Aramis y Porthos, que lo poco sigue siendo estable y jovial.

Difícilmente identificable es Mads Mikkelsen con un parche en el ojo y su atuendo exuberante. Para quienes aún no lo han ubicado, participó como el villano principal de James Bond en Casino Royale. De nueva cuenta, nos extrae desprecio y originalidad. Cabe destacar que Freddie Fox es hilarante de inicio a fin como el Rey Louis XIII, Gabriella Wilde es demasiado bella ara creerse y Juno Temple es directa como la Reina Anne.

No pudo faltar Til Schweiger quien aparece momentáneamente, se despide no sin antes proporcionarnos una risa, lo cual se dice no será su última por su próxima colaboración en Víspera de Año Nuevo. En cuanto a Orlando Bloom, nuevamente se mete a otro personaje educado que requiere de una espada para hacer sus peleas. Verlo como el Duque de Buckingham es algo bueno para su imagen ya que este actor se ve maduro y pasa de villano. De igual modo Christoph Waltz roba escena como el infame Cardenal Richelieu como era de esperarse. En compañía de Bloom se convierten en la fortaleza oscura del drama. Lamentablemente te quedas deseando ver más sobre ellos.

En conclusión, no será una adaptación perfecta pero es divertida, entretenida y creativamente visual. Tanto cinematografía como vestuarios son relucientes y las actuaciones son modestas en cuanto a su propio desempeño. No será un drama épico como El Hombre de la Máscara de Hierro, pero se defiende con su imaginación y efectos especiales. Por más que sea mi curiosidad en cuanto a la secuela por su conclusión tipo Resident Evil, me temo que es poco probable por su inestable taquilla.

Divertida, Entretenida y Visualmente Creativa.

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