domingo, 17 de febrero de 2013

Crítica de Duro de Matar: Un Buen Día Para Morir (A Good Day To Die Hard)

 

Dicen que no hay quinto malo y suele ser el caso con esta franquicia cuyo auge se consolidó internacionalmente con Duro de Matar 4.0. Como es de esperarse, la secuela retoma los elementos de la antepasada y reduce un poco el exceso de CGI por maniobras explosivas más realistas. Interesantemente adopta la perspectiva de padre e hijo la cual genera humor y emoción durante este relato repleto de acción.

Alrededor de seis años han pasado y en un giro de eventos, el hijo de McClane es arrestado forzando a su padre a viajar a Moscú para buscar una manera de ayudarlo. Sin embargo, las cosas no son lo que parecen y los planes se encuentran en marcha ocasionando que las vacaciones de John McClane se vuelvan otra vez más en una plataforma infernal de constante adrenalina.

Es una premisa bastante simple pero efectiva por cumplir con su propósito de entretenernos con secuencias innovadoras. A diferencia de las anteriores, el suspenso y desarrollo de personaje son sustituidos por la modalidad de acción. Los diálogos son enfocados a la comedia haciendo caso omiso del sentimentalismo. Existe una notable sorpresa en conjunto con un segmento introductorio de  valor.

 
En cuestiones de guion y edición, no vence a las primeras dos por tratarse de historias completas. Obviamente no es su propósito, su verdadera lucha es con Duro de Matar 4.0 porque esta manejó un tema tecnológicamente ambicioso seguido de un adecuado desenvolvimiento de los personajes presentes. Aquí se decidió primero disparar y hacer preguntas luego.   

 
Regresando al rol de John McClane, Bruce Willis nuevamente cumple con las expectativas. Ya sea en diversión o balaceras, verdaderamente no existe un héroe de acción tan simpático como éste. Jai Courtney da una buena impresión como el hijo de John McClane, el parecido con Willis es notorio pese a los comentarios de ausencia de química ¿Me pregunto si dos personajes desunidos deberían compartir química alguna? No obstante, se la pasan construyendo esta relación mediante el desenvolvimiento de los sucesos.

 
Es agradable volver a ver a Mary Elizabeth Winstead como Lucy McClane. Esta vez su participación es limitada por no formar parte del centro de atención. Me hubiera gustado ver a Justin Long porque me quedé con la sensación de que iba a haber algo serio entre los dos tras la conclusión de Duro de Matar 4.0. Podría sentirse indiferente verla en un aspecto tranquila pero la diferencia de tiempo pudo haberla tranquilizado.

 
El director John Moore no es reconocido por los críticos sólo por la audiencia. Siendo reconocido por Detrás de Líneas Enemigas, me sorprende haber resultado el elegido. Desafortunadamente no lo encontré en la liga de Len Wiseman, pero al menos se defendió al entregarnos una serie constante de entusiasmo con una edición un poco ruidosa. Con ello me refiero a que adopta el modelo de Jason Bourne.

 
Fuera de eso, la franquicia se refrescó con un cambio de contexto y la involucración de un segundo personaje. La historia familiar se extendió pero no al grado que muchos quisiéramos, todavía necesitamos a la mamá. Inesperadamente no hubo un villano fuerte, ningún secuestro y ningún trama complejo. Aun así fue un paseo explosivo que nos mantuvo con emoción como Bruce Willis siempre tiende a lograrlo.       
 
 

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