martes, 19 de febrero de 2013

Crítica de La Noche Más Oscura (Zero Dark Thirty)

 
Las operaciones clandestinas nunca habían adquirido tanto interés cinematográfico si no fuera por esta cercana adaptación de la caza de Bin Laden, la cual comienza posteriormente del trágico 9/11 hasta concluir en la noche épica de su asesinato. Toda esta larga travesía llevada a cabo por Maya, una agente de la CIA que se mantiene al margen de la información y se desenvuelve con persistencia pese a las inseguridades del resto de sus compañeros.
 
Indudablemente causa un rotundo impacto por la inevitable exposición a los impredecibles ataques terroristas. Desde esta perspectiva, es impresionante observar el modelo de investigación en conjunto con sus análisis críticos, estadísticas y toma de decisiones. Los errores humanos por lo visto son letales ya que no sólo retrasan una búsqueda sino desvían las pistas hacia un callejón sin salida, como le sucedió a esta operación.
 
La comunicación siempre se encuentra en constante interpretación puesto que no sólo se opina objetivamente sino las emociones personales influyen en la trayectoria de la misión. Básicamente la clave está en los mínimos detalles porque nadie anticipa nada de su naturaleza simplista. Si se pretende capturar a un pez gordo, se inicia con los de abajo porque eventualmente terminaran entregándolo.  
 
Independientemente del ataque de las dos torres como obra de Laden o del propio Gobierno, debe aplaudirse el esfuerzo del guionista Boal por introducirnos en este laborioso proceso contextual por donde la mayoría de las pistas deben verificarse antes de convertirse en una orden. Según Boal, su respaldo yace en entrevistas con soldados, el estudio de los atentados a través de los años y al conocimiento básico de esta investigación. De hecho sabía que una mujer estuvo presente en el momento de identificar el cadáver.      
 
Tomando en cuenta lo anterior, Boal procedió con un personaje femenino estableciéndole una  actitud consistente en hacer lo necesario con el mínimo margen de error.  Dentro de este mundo repleto de testosterona, Jessica Chastain no sólo representa a esta mujer sino a muchas más cuyo servicio ha sido valorado. Esta caracterización nos deja boquiabiertos y en ocasiones nos produce risa por su forma directa de expresarse. Cabe destacar que esta actriz multifacética reforma su carácter gracias a los intensos momentos que tuvo que atravesar.  
 
La épica conclusión donde se ve sola y llorando debería ser suficiente para recibir el Oscar, pero existe más respaldo porque ¡está es su película! Comparándola con su papel en mama, Chastain logra otra clase de transformación. Esa incomodidad en las torturas, las frustraciones, el desgaste físico, la impotencia e insistencia por lograr su cometido, son elementos esenciales que ella introduce, desarrolla y conecta con nuestros sentimientos. No cualquiera puede vincularse con la audiencia.
 
Entre otras características, brinda varios sustos en las secuencias explosivas por estar insertadas en segmentos impredecibles. Asimismo el constante suspenso es propiciado por la espera de respuestas. La edición es formidable y dada la previa experiencia en zona de miedo, la secuencia climática es indudablemente catártica por congeniar con el desarrollo del personaje.
 
Un aspecto intrigante se apoya en el empleo de las torturas, nunca se da por hecho su necesidad para conseguir resultados solo se analiza a la brevedad con el cambio de administración. Este enorme respeto por las tácticas, procedimientos y el grupo saudita es lo que posiciona a Zero Dark Thirty como una fuente valiosa por hacer a un lado el sentimentalismo y enfocarse en los hechos tal y como se llevaron a cabo.
 
La evolución del caso es entretenido que el tiempo fluye, sin embargo no es un sistema perfecto ya que algunos enemigos no son de afuera sino de adentro, hablando en el sentido de la incertidumbre. El miedo a lo desconocido no debería interceder con el valor de hacer algo al respecto. Por lo visto, muchos ataques terroristas han sido posibles por ese mismo miedo de no actuar con información respaldado, aunque el sentido común lo advierta.
 
La directora Kathryn Bigelow está resultando toda una experta en esta clase de producciones. En la tradición de Zona de Miedo (The Hurt Locker), exprime todo el guion entregando más de lo que estaba al alcance. Solo necesitó de un buen contenido y una actriz de calidad para poner en el mapa a esta historia. Sonará fácil, pero el truco radicó en su gran esfuerzo e imitación de una zona verdaderamente en suspenso. Gracias a ella, somos testigos de ese momento culminante en la historia del antiterrorismo porque la recreación de aquella secuencia es bastante intensa pese a su desenvolvimiento ligero.   
 
Cada detalle, localización, drama, contenido y maniobras,  respaldan este detrás de cámaras de la caza de Bin Ladden, por tanto  merece nuestro humilde reconocimiento por estar dirigida con mucho respeto, ejecutada con brillantez y estar representada por una actuación en perfecta transición.

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