domingo, 12 de mayo de 2013

Crítica de Star Trek En La Oscuridad (Star Trek: Into Darkness)

 

Nunca he sido fanático de Star Trek, de hecho ni siquiera acudí al cine a ver el reinicio pese a la increíble recepción crítica. No obstante, el interés me motivo a hacer una excepción e inevitablemente quedé impresionado con el alto nivel de calidad con la que operó el director y productor J.J. Abrams, quien en ese periodo no sabía absolutamente nada de esta franquicia popular.
 
En base a una magnifica introducción, J.J. Abrams retoma los elementos clásicos de la serie original y los mezcla con el estilo moderno del cine americano, agregando un par de innovaciones tales como comportamiento sarcástico, humor espontaneo y un antagonismo relevante. Cuatro años han pasado y el contexto no pierde el tiempo en recordarnos esa gran dinámica que comparte el elenco del USS Enterprise.  
 
Aunque me cueste  creerlo, En La Oscuridad es una secuela superior a su antecesora por su trama emocional, giros inesperados y espectaculares secuencias visuales. La inspiración de J.J. Abrams en Star Wars ha brindado frutos porque Star Trek adopta el esquema de El Imperio Contrataca provocando una extrema demanda física y mental en los personajes conforme van resolviendo los obstáculos.
 
Aparte de un villano excepcional a la Guasón en El Caballero de la Noche, cada uno de los personajes es puesto a prueba. Todos, sin excepción, experimentan su punto de quiebra y cuestionan las verdaderas intenciones detrás de la oculta verdad. La moral está presente en este ambiente como los distintos puntos de vistas de acorde a la lógica, conciencia o corazonada.     
 
El guion de Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon Lindelof merece bastante crédito porque no se trata de una historia simple de acción. Al contrario, la nueva dirección de los orígenes son desenvueltos en una atmosfera de diversas referencias y creencias. Comienza como el clásico relato del héroe cazando al malo pero inmediatamente las circunstancias de los sucesos inesperados alteran este clásico paradigma convirtiéndolo en un suspenso provocativo.
 
Cualquier cosa puede suceder en este universo y aunque se presienta, de igual forma terminas siendo emocionado por la excelente ejecución de los actos narrativos. Inclusive un par de sustos te acompañaran en este fascinante recorrido donde una tercera facción le agrega todavía más impulso de la que ya tenía. Básicamente J.J. Abrams entrega una secuela maestra que nadie anticipaba y que pocos han sabido valorar por la sobrevaloración de Iron Man 3.
 
Prevaleciendo el estereotipo del rebelde-mujeriego contrarrestado con su capacidad intelectual, Chris Pine pasa por un proceso asertivo de madurez. Esta evolución característica de Kirk es notoria porque rara vez los protagonistas tienden a sufrir cambios en su persona. Usualmente estamos acostumbrados a verlos operar del mismo modo pero aquí desde el principio es puesto a prueba. Esta conducta se aplaude porque posiciona el concepto de lo que es un Capitán.   
 
 
Desafortunadamente Zachary Quinto no ha logrado sobresalir como su colega, pero empiezo a creer que desde este momento las ofertas simplemente fluirán y con ritmo. Spock siempre ha sido un icono cultural no sólo por su remembranza física sino por la profunda seriedad con la cual se caracterizó Leonard Nimoy. He aquí uno de los mejores giros puesto que Spock rompe esta racha con una poderosa escena sentimental.    
 
Por no revelar más detalles, simplemente comentaré que esta nueva versión de Spock te dejará sin aliento. Nunca anticipas tales reacciones, obviamente la formalidad sigue siendo su núcleo pero Quinto se esfuerza al demostrarnos otras cualidades tanto humorísticas como de ofensiva. Además su química con Chris Pine es formidable, no cabe duda que será un dúo difícil de vencer este año.
 
Ahora, uno de los mejores resaltes y por no echar a perder el entusiasmo de algunos conocedores de la mitología, Benedict Cumberbatch descrito en una sola palabra sería “Asombroso”. La ejecución de su voz en conjunto con sus diversas expresiones y maniobras militares lo coloca en la liga de grandes villanos. El Mandarín habrá decepcionado en sus dos existencias, pero Cumberbatch cumple con la expectativa desde antes de exponer su verdadera identidad.      
 
Entre los actores secundarios: Karl Urban, Simon Pegg y Zoe Saldana siguen inmersos en sus respetivos roles pero esta vez cuentan con más diálogos de humor. Quizás se sintió menos atención en John Cho y Anton Yelchin, pero de igual forma se les dio su lugar. Entre las nuevas adiciones: Peter Weller equilibra la ecuación mientras Alice Eve participa en quizás una de las mejores escenas por su contenido brutalmente sugerido.
 
Se sintió un tremendo avance en el departamento de los efectos especiales. Fuera de dos novedosos planetas, las secuencias de acción se conservan como las más épicas de este verano por su gran respaldo emocional. Iron Man 3 recurrió a elementos foráneos como un niño para atraer a la demografía infantil y un Iron Patriot para dirigirse al patriotismo, mientras aquí no existe tal bandera o factor comerciante, aquí la acción surge conforme los sucesos se van desencadenando de acorde al corazón del origen narrativo.      
 
Cinematográficamente es una adaptación creativa por sus diversas secuencias espaciales, estructuras de las naves, los planetas, combates, persecuciones y sobretodo, el duelo en la Tierra es bastante fascinante por su constante tensión. Observando este resultado, no poseo ni la mínima preocupación sobre el Episodio VII de Star Wars. Conociendo a J.J. Abrams, algo me dice que Star Trek es sólo el principio de una de sus más grandes películas.   
 
En conclusión, tampoco poseo duda alguna sobre este giro en la franquicia, el reinicio de Star Trek era necesario en orden de disfrutar de una de las continuaciones más emocionantes del verano como lo es En La Oscuridad.
 

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