El sexto año en Hogwarts se adentra hacia lo oscuro e inquietante. A pesar de continuar con el mismo patrón de desarrollo de las cinco novelas pasadas, El Misterio del Príncipe tiene dos elementos importantes y son: los vistazos del pasado sobre Tom Riddle antes de establecerse como Voldermort y el misterio del Príncipe Mestizo.
Es grato que la novela contenga 652 páginas a diferencia de los 850 de La Orden del Fénix. De este modo, no sentí repeticiones de sucesos sino una frescura en el desarrollo de los personajes y sus situaciones sociales. Es una lástima que las películas no puedan conservar todos los detalles, especialmente de esta novela porque sinceramente se me vuelve de mis favoritas en cuestión de lectura.
La adaptación intenta ser de lo más fiel posible dentro de lo que cabe. Los escenarios significativos se conservan pero nunca se profundizan por la abundante información y acciones descritas. La relación de Hermione hacia Ron no es clara, la profecía del Elegido se menciona y se aprovecha para añadir comedia, los recuerdos de Riddle se minimizan a dos, Quidditch se concentra en Ron para variar, Ginny y Harry se reduce a un beso incomodo, la misión de Malfoy es predecible y se mantiene de ese modo, Snape carece de defensa y justificación por Dumbledore.
Acepto lo de Harry y Ginny pero en cuanto a Snape, siento que hizo falta reforzar la confianza que tenía Dumbledore sobre él; por esta grave ausencia, la escena de la traición no se siente tan impactante como cuando se lee por la primera vez. Me hubiera gustado presenciar los recuerdos de la madre de Tom Riddle, pero supongo que era innecesario, para eso siempre tendremos el libro y ¿Qué traen contra Dobby? Ni siquiera se le concedió un cameo.
Me gustó ver la visualización del colapso del puente por los Death Eaters, este evento es platicado por el nuevo Ministro de Magia quien es omitido. Es bueno reducir los tonos políticos posteriormente de haberlo vistos dominar en la producción anterior. Encontré adecuada la escena adicional en el Burrow, aparte de añadir el peligro que rodea a Harry Potter, da continuación a la rivalidad que tiene con Bellatrix por haber asesinado a Sirius.
Aprecio la secuencia de la cueva, esa aventura entre Dumbledore y Harry por conseguir una reliquia es editada espectacularmente. Los acontecimientos alrededor del libro misterioso del Príncipe Mestizo y el hechizo especial Felix Felicis, fueron apropiadamente transferidos. Ver sangre en Malfoy me asombró bastante ya que Warner Bros está dispuesto a cruzar esa frontera. Lo único que me desubica es la omisión de los Dursley con el propósito de colocar a Harry como un Don Juan en la estación del tren. Eso sí está para analizarse puesto que quizá se buscó insertar la hombría a este joven personaje.
Los elementos primordiales que no debieron haberse eliminado consisten en el funeral de Dumbledore y la secuencia conclusiva en la escuela de Hogwarts. Hablando de lo primero, se me hace erróneo que Dumbledore no reciba la gran ceremonia que se merece, después de verlo en seis películas y conocer sus aportaciones, siento que fue un grave error ignorarlo con el pretexto de que simplemente no encajaba. Yo diría que fue debido a no gastar, pero nada les costaba invertir en tan siquiera un minuto o dos minutos a lo máximo. En cuanto a la secuencia de acción, su abandono es la razón por la cual encuentro La Orden del Fénix superior.
En general, el guión declinó en el espíritu pero en tonos maduros sigue siendo quizás ligeramente mejor que las primeras dos películas e incluso podría retar a El Cáliz de Fuego dependiendo de los gustos. Su lado positivo es que a pesar de estar seriamente cargado de drama, la duración avanza velozmente. Extrañamente se descubre la identidad del príncipe, mas nunca se siente que este capítulo termina. Ahora que lo veo, nunca se cobra ese impulso. En pocas palabras, Harry Potter 6 es la introducción a las últimas dos partes de Las Reliquias de la Muerte.
Uno de los elementos aprovechados fueron las tonalidades grises en la cinematografía, había escuchado que el estudio pidió la agregación de otros colores, de los cuales le dio una legitimidad fotográfica que le acreditó una inusual nominación al Oscar. La escuela en sí se vuelve más tenebrosa por los secretos oscuros y los entornos parecen distintos de los vistos en las cinco producciones anteriores. Los sets son los mismos aunque la percepción cambia debido a la iluminación y los efectos visuales. La ubicación de la cueva conforma una de los mejores escenarios de la franquicia, cumple con las descripciones de la novela pero se innova al darle dinamismo a la luz flotante. Este efecto impredecible se le suma a las variaciones ricas del producto.
David Yates se encontraba trabajando en La Orden del Fénix cuando se le ofreció la oportunidad de dirigir. Sus intenciones eras adquirir el suspenso de El Prisionero de Azkaban y la aventura de El Cáliz de Fuego. En cierto modo se observa, pero si no hubiera sido por su pleno conocimiento en Las Reliquias de la Muerte, la climática batalla no hubiera sido omitida. Hubiera preferido tomará ese riesgo en vez de usar la excusa de repetición.
Daniel Radcliffe ha crecido mucho como lo hace notar Dumbledore, su carácter es más determinante en Harry Potter y a pesar de darle esa vibra de joven, mantiene esa conciencia y obligación del Elegido. Es hasta el desenlace donde desata su verdadero y precario potencial como lo ha hecho en cada una de las anteriores, excepto que ahora fue más sentimental que mental. Rupert Grint tiene su momento como jugador de Quidditch e incluso se le da una novia fastidiosa. Asimismo se obsesiona, come mucho y entrega la clásica comedia inmadura y de inocentes. Fácilmente el contraste del filme. Emma Watson estuvo a punto de renunciar, pero no pudo imaginarse a otra en el papel de Hermione e igual coincido. Interesante ver que tenga competitividad, invitando a alguien a quien detesta con tal de enojar a Ron, informándonos de magia y no siendo muy clara de su relación con Ron. Sugestivo dinamismo entre este trio.
Entre el reparto: Michael Gambon obtiene protagonismo como Dumbledore y se luce probablemente por última vez, aunque su modo de salida no es gratificante y menos por la eliminación de su funeral. Alan Rickman cumple con el momento decisivo de Snape, aunque su tiempo fuera limitado y dado por establecido al considerar las 5 películas anteriores. Ahora que me doy cuenta, no se le ve dar clases en la materia que siempre había deseado. Tom Felton (Draco Malfoy) adquiere varias escenas logrando esa compasión y desesperación narrada. Helena Bonham Carter sigue robando y da gusto que le hayan extendido su papel. Por último, Jim Broadbent como Slughorn es normal.
En conclusión, Harry Potter y El Misterio del Príncipe conserva los puntos temáticos esenciales de la novela, pero la omisión de la acción final y la falta de reforzadores ocasiona que permanezca por debajo de La Orden del Fénix y El Prisionero de Azkaban.
Hasta la fecha, la novela sigue siendo mejor que la película por la rica narración de la primera batalla en Hogwarts y la revelación de los orígenes de Tom Riddle.
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