En medio de una dolorosa separación con su esposo, Claire Peterson se
encuentra vulnerable. Entre darle una oportunidad o solicitar el divorcio,
conoce a Noah Sandborn, un adolescente que a primera impresión no es lo que
parece y menos tras intimar con él. Claire no sólo deberá protegerse sino
también a su familia del terrible peligro que los acecha.
Rob Cohen regresa a la silla del director con la dinámica
caracterizada en sus últimas producciones (Alex Cross, La Momia 3). La trama es bastante simple y su ejecución
directa. Se omite lo metódico dándose prioridad al desarrollo de personajes y
sus sentimientos conforme se alteran sus rutinas cotidianas.
El guión de Barbara Curry incita tensión, sarcasmo y sensual. Podría referenciarse
a Cincuenta Sombras de Grey por la íntima escena sexual la cual ha sido el
enfoque en su promoción. Cohen fue ingenioso en mantenerla indirectamente
reveladora; cuando la vean, sabrán exactamente a lo que me refiero con esta
sabia selección de palabras.
No puedo evitar sentirla en sintonía con la serie de Mentes
Criminales. La excepción es la ausencia de los investigadores. Aun así, uno va
generándose el perfil psicológico del antagonista hasta el punto de inferir en su detonante. Tal como lo lees, no
es difícil entender las razones detrás de su comportamiento impúdico.
Los encuadres tienden a temblar en ocasiones como parte de la
violencia. La música cumple con las variaciones emocionales. Las secuencias de
conflicto sobresalen aunque no sería sorpresa considerando la amplia
experiencia del director. En definitiva se editaron fuertes trancazos y un par
de sustos gracias a la buena proyección del sonido.
Jennifer Lopez se embarca dentro del giro acosador para variar. Aquella
personalidad de la cual hemos apreciado en la gran pantalla continúa pero bajo
una capa de constante peligro, confusión y fragilidad. Realmente se trata de
una merecedora renovación que tarde o temprano brindara frutos, posteriormente
de varias comedia románticas.
Si tuviera que señalar a la verdadera estrella, no dudaría en dirigirme
a Ryan Guzman. Uno creerá que se ganó el papel por su condición física y si se
pensara así, sería una equivocación. Guzman tiene esa chispa de presencia por
sus profundas gesticulaciones no sólo en su rostro sino a través de su
movimiento corporal. Fácilmente es la razón por la que esta adaptación
funciona.
En cuanto a John Corbett , Ian Nelson y Kristin Chenoweth, contribuyen
en su propia manera. No serán los principales; de igual forma se defienden con
su carisma y no lo digo porque anden con una sonrisa sino porque su
espontaneidad se refleja en cada escena. Se distingue su voto de confianza hacía
el antagonista al ignorar la profunda amenaza que éste representa.
Para finalizar, Cercana Obsesión es uno de esos dramas de suspenso
encaminados a seguir los pasos estipulados de su género, aunque no comete el
error de hacerse la ciega. Una vez cometido el error se deja llevar por los
distintos escenarios desencadenados por los personajes, sin hacerse tanto
rodeo.
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