La novela escrita por el difunto Chris Kyle es una obra directa de
sobrevivencia, conciencia y violencia. Un hombre complejo en toda la extensión
de la palabra, con acciones y sentimientos expresados de forma genuina porque
su narrativa es simplemente contagiosa e intrigante por darle seguimientos al
trasfondo de la guerra moderna.
La humildad en que se describe, Chris no tenía absoluto miedo a los
prejuicios o críticas que se hicieran los demás; él escribe lo que piensa y lo
retiene bajo fundamentos. Después de todo, él estuvo en la guerra y no detrás.
Asistió no sólo a uno sino en cuatro despliegues sintiéndose de igual forma
vulnerable por las vidas que no pudo salvar bajo su guardia.
Para alguien que no apoya los actos de guerra, podría resultar
incomoda leerla, inclusive podría sentirse ofendido con ciertos comentarios. No
obstante, este es el mundo real y tampoco podemos descartar esa realidad en
donde hay soldados haciendo lo posible por ganarla. En sí no es su culpa sino
de los gobernantes a quienes Chris critica con cero tolerancias.
Los soldados cumplen con lo que se les ordena, para eso han sido
entrenados. Especialmente los NAVY SEALs a quienes llegamos a comprender en lo
absoluto. No existe mejor contenido descriptivo de esta élite de asesinos que
esta obra autobiográfica. Chris hizo una excelente labor en revelarnos su
naturaleza determinada por su comportamiento, entrenamiento y combate.
No un buen modo de ganarse la vida, básicamente el patriotismo en su
máximo apogeo. Un sistema imperfecto por los burócratas y políticos. Chris nos comparte
su preocupación por ayudar a los veteranos desamparados ya que asegura que la mayoría
firma una hoja en blanco antes de entrar a las Fuerzas Armadas con el objetivo
de librarse de una futura demanda.
Intrigante encontrar su aprobación de las armas, siendo texano es
parte de su cultura. La forma de impartir educación a sus hijos, me agrada por
irse directo a la problemática. La curiosidad genera desobediencia, por tanto
porque no aliarse con esa sensación en vez de inconscientemente promoverla a
través de la opresión.
Entre que nos enganchamos con sus relatos en el campo de batalla, los
escritos de Taya nos sumergen a la perspectiva familiar. Los demonios con los
que debe enfrentarse una esposa cuando su hombre regresa de la batalla. El
conflicto de prioridades, el constante miedo a la muerte, la soledad y los
remordimientos son factores a las cuales se enfrentan todos los matrimonios
militares, sin excepción.
En ese sentido se agradece que tanto Chris como Taya nos hayan abierto
la puerta para no sólo conocer sino comprender este modo arriesgado de vida en
una familia militar. Debo confesar que conforme uno se acerca al final de la
novela, es inevitable no sentirse conmovido, especialmente porque las palabras
conclusivas de Chris resuenan en nuestro corazón.
Si adquiriste la versión con la portada de película, te beneficiarias
del relato de Taya durante la adaptación de la novela a la gran pantalla. Taya
nos comenta su fantástica experiencia que pasó en compañía de Bradley Cooper, Clint
Eastwood y Sienna Miller. Asimismo Jason
Hall nos comparte sus inquietudes y cambios en el guión tras enterarse de la
tragedia de Chris.
Existen referencias al respecto sobre los eventos ocurridos en El
Último Sobreviviente y Capitán Philips. Por tratarse de distintos estudios,
imagino no pudieron triangularlos en la adaptación, inclusive porque Chris
colaboró con Marcus Luttrell en la Fundación Lone Survivor. Hubiese sido
sensacional un cameo por parte de Mark Walhberg.
Enfocándonos a la adaptación cinematográfica, el guión de Hall difiere
en el orden de algunos escenarios. Su inclusión más notoria es la inserción de
dos figuras antagónicas las cuales le dieron sentido de crecimiento porque de
lo contrario hubiésemos tenido algo plano. Aquí se define el propósito de Chris
y a través de los despliegues, lo desenvuelve hasta cumplirlo.
Entre otras notorias diferencias encontramos que el primer asesinato no
fue un niño, el disparo de 2km fue hacía un insurgente con una bazuca, el
Carnicero y Mustafa fueron implementados por Steven Spielberg (cuando estuvo a
cargo) para darle ese enfoque psicológico. La batalla conclusiva en la tormenta
de arena tampoco sucedió como la interrogación de algunos prisioneros.
Cabe señalar que estas adiciones no saturan la trama, al contrario,
homenajean situaciones que pudieron haber sucedido ya que después de todo, Hall
confesó haber tenido pláticas con algunas amistades de Chris.
En cuestiones de dirección, Clint Eastwood fue lo mejor que le pudo
pasar a esta adaptación. Taya revela en los escritos finales que Chris deseaba
que Eastwood dirigiera su película, incluso menciona ser seguidor de algunas de
sus películas. Bradley Cooper cumplió con la demanda física y psicológica descrita
mientras Sienna Miller encajó igualmente a la perfección.
Ni se diga de la edición, el sonido y los efectos especiales, por algo
estuvo nominada a Seis Premios de la Academia haciéndose acreedora a la Mejor
Edición de Sonido. En conclusión:
Eastwood, Cooper, Miller y Hall, con el respaldo de Taya, mantienen esa esencia
de lo que fue e hizo Chris Kyle no sólo por su país sino por su familia.
Una novela de esta impactante magnitud merecía precisamente una obra
maestra como la película.
1 comentario:
Me encanto la pelicula aunque no soy fanatica de ninguna guerra es grudo y fuerte lo que viven esos hombres en la vida real y lo muestra y manifiesta gloriosamente el actor. Excelente producciòn. Felicidades y gran biografia.
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