Para que me sienta conmovido por una
película de Martin Scorsese, ya es mucho decir porque previamente consideraba
El Infiltrado como lo mejor de su trabajo y ahora debo ponerla en cuestión considerando
el poderoso conflicto, las actuaciones y sobresaliente cinematografía en la que
se desenvolvió esta odisea cristiana.
No cabe la menor duda que Rodrigo Prieto
merece la nominación y hasta podría ganarla no por la racha posterior de
Gravedad, Birdman y El Renacido sino por la extraordinaria esencia transmitida en
las localizaciones selectas. Tanta vida como tanta muerte, tanta belleza como
suciedad, cuánto espiritualismo silenciado por un entorno vibrantemente
injusto.
Todo esto podemos percibir de un grupo de
sacerdotes que deciden viajar a una peligrosa Japón con el propósito de
averiguar el destino de uno de sus grandes maestros. Sin embargo, una vez allá
se encuentran con que su cruzada no será tan fácil porque las fuerzas del mal
del Inquisidor desataran la constante tortura con tal de hacerlo renuncia a
Dios.
Bajo unas circunstancias delicadas debido
a la inquisición, Jay Cocks fue valiente al dar a conocer a los sacerdotes que
fueron orillados a abandonar su fe ya que Japón lo tenía como inaceptable y por
ende lo castigaba con la constante tortura de los seguidores. Scorsese fue
respetuoso en la persistencia de estos sacerdotes cuyo silencio adoptó un nuevo
sentido ya que inevitablemente trasciende en un tono humano.
Como era de esperarse, se requiere
paciencia en estas tres horas; de por sí las películas de este director tienden
a ser pausadas, lo cual hace crecer al personaje principal que en esta ocasión
Andrew Garfield entrega otra de sus mejores actuaciones a la Hacksaw Ridge. Primero
un adventista ahora un católico ¿interesante compresión de su parte?
Adam Driver se ve distinto comparado con
El Despertar de la Fuerza, moreno y excesivamente delgado, aunque al final es
opacado por otro integrante de la familia Star Wars y en grande debo
reconocerlo. Los diálogos de Liam Neeson brillan por su sólida expresión y se
evidenciada en sus escenas que comparte con Garfield.
Similar a La Pasión de Cristo o Corazón
Valiente, no está del todo en su liga pero si comparte su acercamiento divino.
Su grado de violencia es impactante gracias al contexto, diseño y arte. El
sello aquí es Garfield quien de principio a fin hace suyo este recorrido
sentimental hasta el punto de no poderse contagiar por los dilemas en los que
se puede tropezar en el nombre de Dios.
El conflicto de mantenerse fiel a los
votos o renunciar a las creencias por hacer el bien es tan intenso porque
independientemente hay acciones que van en contra de los prejuicios, la moral y
he aquí la gran lección recibida a tratar porque una vez entrando los créditos,
te hará generar una opinión al respecto sobre la fe en general porque es
imposible no despegarse ante este silencio.
Calificación: 4 de 5 estrellas
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