domingo, 5 de febrero de 2012

Crítica de Al Borde del Abismo (Man on a Ledge)



Un hombre ingresa al Hotel Roosevelt, situado en el centro de la ciudad de Nueva York, bajo el nombre de Walker y tras acomodarse en su habitación, decide salirse por la ventana y situarse al borde del abismo con la intención de suicidarse. Quienes vimos los avances, sabemos que hay algo más a fondo de esta simple maniobra y en cierto modo, vale la pena explorarse por su paso veloz en que se desenmascaran los sucesos.

No es una película inmersa de acción, el suspenso es lo que más prevalece acompañado de algunos diálogos de comedia. Contiene personajes interesantes pero no se definen en lo absoluto. Existe un pequeño retroceso en el tiempo pero es correctamente utilizado ya que de otra forma, no nos hubiera enganchado a la jugada. Cuidado de no caer en la confusión, es una trama simple pero si se desvía la atención, podrías quizás desviarte de su buen ritmo.

El director Asger Leth parecer adoptar el modelo de Tony Scott en Imparable puesto que nos motiva con su buen humor y velocidad en las secuencias ocurridas. Denota el peligro y realismo de encontrarnos bajo esas circunstancias y a la vez saca el mejor provecho de aquellos escenarios situados en las alturas y en interiores. Nos involucra en el proceso de las teorías y se nos ofrece un pasaje lidiado por varios puntos de vista de los cuales se conforma el reparto.

Sam Worthington interpreta a Nick Cassidy, un ex policía en persecución quien esta en una misión de cumplir con su objetivo. Como siempre nos vende su nerviosidad en las alturas y nos ofrece un poco de su acción tradicional, pero mayormente actúa desde el modo de suspenso. Elizabeth Banks es un poco desaliñada como la negociadora Lydia Mercer pero todo tiene una razón de ser y sin duda lo sabe evidenciar. Jamie Bell es eficaz en su rol operativo y demuestra futuro en este y otros géneros; si que ha sido un gran avance desde su reconocimiento en Billy Elliot.

Génesis Rodríguez como Angie contribuye a la comedia con sus diálogos en español y es gran partidaria de las secuencias de infiltración. Edward Burns no estará en la mayoría de las escenas mas representa un gran soporte en el caso. Por último, Ed Harris resume a su personaje con villanía y desprecio, aunque no es tan impactante debido a su ubicación en el tercer plano de los eventos descritos.

La edición generalmente es cámara fija y encuadres panorámicos. Desde este sentido visualmente es detallada y amplia por las distintas facetas de las localizaciones. Coexisten dos secuencias épicas que consisten en un salto y descenso, posteriormente de verlas las podrán identificar ya que son precisamente realistas. En cuanto al sonido, es decente como la música pero no me extrañaría descubrir que no todo fue filmado al aire libre.

La cinematografía es excepcional, esa localización sea o no verdadera, está filmada bellamente. Quizá y se trate de una fusión de tomas, sin embargo poseo mis dudas al respecto por la claridad en el proceso de la iluminación. La disposición del panteón fue esplendida por su aprovechamiento en la persecución mientras la joyería es aprovechada al máximo por sus constantes obstáculos a vencer. El productor Lorenzo di Bonaventura en conjunto con el director Leth hicieron un gran trabajo, lástima que esta buena obra no haya conseguido buenos números en la taquilla.

De igual manera, el guion debe apreciarse por su material original. No será sobresaliente como otras pero se defiende con humildad y frescura. Es difícil no sentir la simpatía con el protagonista y coraje por su conflicto. También dudamos de lo visto pero como que nos hacemos la idea de lo siguiente a suceder. Mas nunca cae en lo predecible, quizás se nos muestre genérica porque se nos dan diferentes enfoques de los cuales para nuestro asombro, suceden revelaciones inesperadas durante el camino y ello es lo que nos mantiene al margen.

En conclusión, estamos frente a una veloz y entretenida crónica de suspenso con algunas sorprendentes secuencias de acción. De principio a fin no te suelta ni queriendo. Ya sea puedes ir a verla en la gran pantalla o puedes esperarla a la renta; de igual forma es una travesía que no se debe dejar pasar.


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