Una excelente manera
de reiniciar una franquicia sin necesariamente sacrificar todo el pasado. De
hecho, siempre se ha sabido de la imperfección de esta serie, especialmente X-Men
3 y Wolverine, pero esta adaptación representó una gran oportunidad de expandir
su potencial fijada en Primera Generación, la cual exitosamente lo logró apoyándose
en el modelo de Star Trek.
Matthew Vaughn había
dejado en alto la barra que existió incertidumbre al abandonar repentinamente
la dirección puesto que algunas de sus ideas eran buenas. Afortunadamente las
compartió con Bryan Singer quien tras resumir el cargo de director después de
una ausencia de 11 años, terminó recordándonos lo mucho que nos había gustado
de X-Men y X-Men 2.
Inmediatamente Singer
se concentra en las interacciones personales de cada actor y los envuelve en un propósito. Existen
varios jugadores pero cada uno de ellos tiene su propia función a pesar de no
estar oficialmente constituidos en un equipo, haciendo referencia a los jóvenes
de la Primera Generación. Inclusive me extraño no ver uniformes y ni siquiera
el logotipo. Obviamente se nota la influencia de El Caballero de la Noche
Asciende y eso me gusta.
Por lo visto Singer
le prestó mucha importancia a la dirección de Christopher Nolan porque los efectos especiales son limitados a
las acciones de los protagonistas. Nada sucede por una razón comercial,
simplemente sucede porque así estaba escrito. X-Men siempre ha promovido la conciencia,
pero Singer profundiza mucho más en esta ocasión y por tanto ese contagio
emocional nos llega debido al poderoso discurso que se nos da no sólo en
palabras sino en acciones.
Fue emocionante ver a
Shawn Ashmore, Daniel Cudmore, Ellen Page, Halle Berry, Patrick Stuart e Ian
McKellen regresar a sus roles épicos. También las nuevas adiciones de Omar Sy y Fan Bingbing contribuyeron con gran presencia
debido a que en compañía de los veteranos, sólo estuvieron a cargo de
transmitirnos esa devastadora desolación en el futuro. A pesar de carecer de
diálogos, creo que su función en sí es un bonus.
Obviamente la preferencia
radicó en Hugh Jackman quien como siempre conoce su trabajo aunque cabe destacar
que él no termina siendo el peso de la película. Esta fortaleza fílmica recae
en James McAvoy, Michael Fassbender y Jennifer Lawrence, debido a que este trío
nos mantiene en absoluto suspenso, entusiasmo y constante tensión de las
alteradas circunstancia que evidentemente una secuela directa a este pasado (X-Men:
Apocalipsis) es mil veces mejor que una en el futuro (X-Men 4).
La lista de mutantes
se reduce a simples apariciones pero al menos Nicholas Hoult y Evan Peters pudieron
lucirse a pesar de estar enfocados a figuras serviciales. Había mucho potencial
en Peters cuyas secuencias de acción como Quicksilver fueron espectaculares,
pero me temo que su tiempo limitado le dará la ventaja de atracción a Los
Vengadore.
El único uniforme que
veo es el del futuro y vaya que sí resultaron mucho mejor de lo visto en la
trilogía clásica. Me hubiese gustado ver los trajes amarillos con azul pero
asumo será en dos años más. Magneto fue el único aunque el desgaste me corta la
continuidad de la anterior porque ese rojo metálico visto por unos cuantos
segundos me robó la atención. En cuanto a la música, encontré bastante
apreciación porque se haya retomado la canción temática de X-Men 2.
Cinematográficamente
excede a todas las seis películas anteriores, las dos localidades del futuro
son genuinas representaciones decadentes de ciudades importantes mientras las
del pasado nos causa un poco de nostalgia por las antigüedades o referencias
históricas. Gracias a estas estructuraciones, la edición general se distinguió
al jugar con las distintas tonalidades provenientes de las atmosferas. Asimismo
se aprovecharon los dotes de los mutantes para darle variedad a los encuadres
creándose así impresionantes efectos visuales.
Básicamente aquí la
escala de efectos se limita a la perfección de los detalles, si esperábamos ver
una mega-producción a Los Vengadores o Capitán América 2, no la tendrás en ese
sentido. X-Men siempre ha puesto la historia en primer lugar y por tanto siento
la influencia de la trilogía de El Caballero de la Noche, dado que ese es
exactamente el sentimiento: un realismo intenso y catártico. Por tanto aplaudo
el gran riesgo que decidió correr Fox porque este giro de eventos nadie lo hace
y mucho menos desde un estilo artístico.
Entonces si esperabas
una buena carcajada, quizás tampoco la obtengas, esta versión es mucho más
oscura y deprimente pero con un gran mensaje de esperanza en su núcleo
narrativo. Algunas lágrimas se derramarán por las acciones de los personajes,
pero sobretodo, por los diálogos claves de las dos versiones del Profesor
Xavier. Desafortunadamente te quedarás con varias incógnitas planteadas en las
dos líneas de tiempo empleadas, esto a su vez confirma la reinicialización de
esta saga.
De esta forma se renueva
la franquicia reparándose así algunas imperfecciones y dándole cavidad a gratas
sorpresas de las cuales uno siente pero no asegura verlas. Ahora todo es
posible en este universo y eso brinda una enorme sonrisa en nuestros rostros.
Respaldándose con el reinicio de X-Men: Primera Generación, Días del Futuro
Pasado nos entrega una de las mejores experiencias no sólo de la franquicia sino
de entre otros superhéroes.
Además nos quedamos
con ganas de saber tanto del pasado como el futuro de Wolverine y los X-Men. Supongo
que ahí es donde entrará X-Men: Apocalipsis, se recomienda quedarse después de
los créditos para presenciar una conexión.
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