domingo, 8 de abril de 2012

Crítica de American Pie: El Reencuentro (American Reunion)



La pandilla favorita de Jim, Oz, Kevin, Finch y Stifler regresan tras 13 años de su graduación en High School y 8 años después de la boda americana. Esta vez la escuela está lanzando la reunión de la generación de 1999 y por este motivo Jim y Michelle, ahora con un hijo de dos años, deciden regresar a East Great Falls para visitar a la familia y pasar tiempo en pareja y con sus viejas amistades. Obviamente la diversión no será tan sana sino al contrario, habrá humillaciones, humor negro, obscenidades y nudismo como no puede faltar en un película de American Pie.

Para los que seguimos la trilogía en los años de 1999 al 2003, encontraremos esta cuarta parte bastante emocionante por el sólo hecho de ver a todos los personajes originales interactuar de nueva cuenta y dentro de sus nuevos papeles profesionales. No se preocupen si se perdieron las aventurillas caseras entre la tercera y la cuarta, no tienen nada que ver y Universal Studios hizo bien en no prestarles atención ya que son pura basura.

No puedo evitar sentir que a pesar de su estilo sucio, encuentro un buen mensaje tras terminarla de ver. Básicamente su enfoque es el compañerismo a como de lugar, sin importar las distintas características de cada integrante. Es la nostalgia de mantener el contacto a través de los viejos tiempos. Muchos de quienes la vieron, de inmediato pondrán en marcha su propia reunión porque es una experiencia irresistible.

El detalle que veo es su contexto puesto que se enfoca fuertemente en la era de los 90s. En parte es bueno porque va de acorde a nuestra época mientras malo para venderla ante las nuevas generaciones porque han avanzado como se nos muestran en algunas escenas al tratar de travesuras cuando no existía el celular. Por ello los chistes o bromas serán considerados anticuados para algunos mientras otros revivirán su dichoso pasado.

Omitiendo el material vulgar, existe una cierta madurez en su temática central y es la relación de una pareja ahora con un hijo en conjunto con el proceso de no atracción, la rutina, la ausencia de comunicación y las responsabilidades laborales. No puede faltar la inconformidad social y los distintos pensamientos. Me sorprende ver un poco más centrada esta secuela y quizás se deba a la madurez de los actores y de los guionistas.

Adentrándonos al reparto: Jason Biggs y Sean William Scott permanecen los verdaderos protagonistas de esta entrega como siempre lo han sido. Biggs entrega sus clásicas vergüenzas con una buena expresión facial y una timidez espontanea. Scott es grosero, pervertido y extrovertido pero conservando ese carisma que hace ver bien la morbosidad. Es raro notar que su madurez se deteriora un poco comparada con el desenlace de la anterior. Por lo visto, algunas personas nunca cambian realmente y ello resulto favorable.

En cuanto al resto: Alyson Hannigan, Thomas Ian Nicholas, Eddie Kaye Thomas y Eugene Levy siguen con lo básico de sus personajes, diferencias leves pero no tan notorias porque su posición está lejos del peso dramático. Sin embargo, existen conexiones hacia los sentimientos pasados al rencontrarse con compañeros o exnovias. Es un gusto ver el retorno de Chris Klein como Oz, un ahora famoso y comunicativo locutor de la NFL que fuera de la televisión es el clásico tímido. Si no me equivoco, este personaje recibió mucha atención especialmente con Mena Suvari.

En un principio existía un riesgo con los directores y guionistas Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg por su trabajo exclusivo en las películas de Harold y Kumar. Más debo admitir que terminaron haciendo un satisfactorio Reencuentro principalmente por la fidelidad en los personajes y su contexto.

Una película indudablemente hecha para los seguidores de la serie.


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