viernes, 18 de octubre de 2013

Crítica de Apuesta Máxima (RunnerRunner)


Este suspenso criminal se beneficia de buenas actuaciones, un ritmo veloz y un contexto crítico no tan distante de la realidad. Honestamente no creo exista una sola persona en la faz de la Tierra que no se haya atrevido a apostar en algún momento de su vida. Cualquiera lo ha hecho y ese es el punto de este fascinante relato ya que no sólo se apuesta el dinero sino también la forma de vida.

Como bien se sabe: la casa siempre gana ysiempre hay que saber cuándo retirarse. Asimismo uno debe estudiar bien sus cartas y trazar un plan para obtener las jugadas adecuadas. Este instinto de jugador es claramente desarrollado por el Director Brad Furman. Anteriormente había obtenido mérito en El Abogado de Lincoln por el dinamismo en su sencilla edición y la excelente coordinación actoral; elementos que orgullosamente vuelve a aplicar.

Los guionistas Brian Koppelman y David Levien cuentan con experiencia en este aspecto ambicioso de la industria de las apuestas, puesto que escribieron Ocean’sThirteen. En esta ocasión, optan por intensificar el suspenso mediante el incremento de la tensión personal conforme los actos descritos se desenvuelven en o alrededor del Casino. En cierto modo nos sorprende su contenido actual y a su vez nos impacta su controversia por lo sugestivo que puede llegar a ser.

La idea de legitimidad es una ilusión porque un Casino no se puede dar el lujo de perder, sí lo hiciera inmediatamente ingresaría a la quiebra sin poder beneficiarse de los millones semanales de los cuales se presume es su alcance ahora que se ha digitalizado el juego del póker. Ahora comprendo porque los críticos fueron severos y los medios de comunicación optaron por no promocionarla, la respuesta yace en su núcleo anti-americanista. 

Haber actuado con Clint Eastwood y Amy Adams le sirvió bastante a Justin Timberlake porque ha estado demostrando que cuenta con lo necesario para ser un auténtico protagonista. Tampoco es un rol extravagante pero se requiere de una buena presencia, identidad propia y un cierto grado de elegancia para meterse en los zapatos de Richie Furst. Al final termina ganándonos nuestro voto.

Gemma Artenton se ve diferente, quizás su imagen de sexy morena es lo que necesitaba para darle frescura a su persona, aunque siendo observador, previo a este encuentro había adoptado el lado extrovertido en Hansel y Gretel. Esta vez recurre a lo básico pero en el modelo de belleza y debido a no ser un papel demandante, esa espontaneidad sensual en conjunto con su doble cara lo caracterizó con eficacia.

La gran revelación es Ben Affleck, posteriormente de grandes trabajos en Atracción Peligrosa y Argo, el ganador del Oscar decide tomarse un respiro de la dirección y simplemente se enfoca en otra actitud actoral. Verlo de arrogante, ambicioso y maldito infeliz es fascinante porque las expresiones le salen sin cuidado. Incluso se luce con los diálogos en español al expresarlos con un ligero acento. Fácilmente nos manipula con su carisma pero en cuanto muestra su otro lado, la trama gira con sensación.

Las localizaciones son bastantes novedosas, desde Puerto Rico hasta la Universidad de Princeton. Generalmente la ubicación narrativa se desenvuelve en Costa Rica pero debido a cuestiones de costos y excesiva piratería, se aprovechó la magnífica cinematografía de Puerto Rico para darle ese acercamiento atmosférico. Vaya cuando no se está en los lujosos interiores de los casinos o las salas universitarias, la vista panorámica embellece esta edición.  

Aprovechando la mención, los encuadres están estables y los cortes no son tan bruscos. A excepción de las secuencias de acción donde la cámara pierde su enfoque momentáneamente, pero se perdona por no tratarse de su género principal. Debido al constante movimiento, las escenas dramáticas son mínimas y breves, por lo que emocionalmente existen varias escenas que te ponen a prueba pero nunca llegan a profundizar en el carácter.

Carece de la mano de obra de 21 donde el desarrollo era más definitivo ya que la adrenalina se mezclaba con la evolución física del personal principal. Entretanto Apuesta Máxima es más bien un suspenso electrónico que se divide en varias rutas para preparar su jugada sorpresiva y en el proceso concluir satisfactoriamente. Indudablemente esta adaptación políticamente controversial merece más crédito del que nunca tuvo. 

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