No había sentido tanta emoción en este género desde El Hombre de Acero,
posteriormente de que Iron Man 3 no haya cumplido con mis expectativas. Por
otro lado, El Wolverine dio su mejor esfuerzo y entregó, pero la escena durante
los créditos me hizo olvidarme de Japón por el deseo de presenciar Días del
Futuro Pasado.
Confieso que Thor no ha sido un superhéroe fácil de digerir, inicialmente
no fui apreciativo de la edición contrastante y exceso de fantasía. En ese
entonces sólo estábamos acostumbrados a las adaptaciones tecnológicamente
realistas como Iron Man y El Caballero de la Noche. En cuanto Los Vengadores
sucedió, la imaginación ilimitada regresó a mi mente y por tanto me volví un
seguidor de esta mitología.
Esta vez el guion reduce las pausas largas y el desarrollo de
personajes, aun así se mantienen los conflictos familiares pero ya no requieren
de un proceso arduo en este contexto mucho más expansivo. Estas emociones simplemente
permanecen como elementos de tensión para girar el drama principal el cual
consiste en ponerle fin a una fuerza oscura e invisible ante los ojos de las
propias deidades.
Chris Hemsworth continúa adoptando madurez en sus escenas posicionando
su liderazgo en un plano distintivo.
Natalie Portman parece estar pasando el mejor tiempo de su vida y por tanto se
aprecia este carácter fresco, Anthony Hopkins adopta una sublime prepotencia
mientras Rene Russo brilla en una secuencia en específico.
El reparto secundario proporciona buenas risas provenientes de Stellan
Skarsgard, Jonathan Howard y por supuesto de la carismática Kat Dennings. También
entrega grandes soportes dramáticos por Idris Elba, Christopher Eccleston, Ray
Stevenson, Zachary Levi y Jaimie Alexander. Como es de esperarse Tom Hiddleston
se roba otra vez la función no sólo con su fascinante comportamiento multifacético
sino por su perfecta manera de persuadirnos.
Sorpresivamente no contamos con S.H.I.E.L.D. lo cual debo admitir que
los extrañé tras una primera fase saturada de su intervención, por lo visto sólo
el Capitán América 2 se jugará esa carta. Me agradó que el estilo de Alan
Taylor estuviera en línea con Joss Whedon. Indiscutiblemente su dirección garantiza un
buen rato en el cine por su ingenioso humor, momentos emocionales, secuencias
efectivas de acción y ciertas controversiales contextuales.
El que Taylor haya dirigido varios capítulos de Juegos de Tronos, le
benefició bastante a esta secuela porque engrandeció el contexto mitológico al
mostrarnos la cultura de los pueblos en balance con los escenarios de guerras de
las cuales solíamos leer en los libros de mitología. No hace falta profundizar
en el campo técnico-visual, cualquiera que la haya visto sabe que los efectos
especiales, edición general y cinematografía desafían a cualquier superhéroe del
universo fílmico de Marvel.
Cabe hacer una comparación con El Hombre de Acero ya que ambos
comparten ciertas similitudes. Del mismo modo son las responsables de expandir
los universos de sus respectivas franquicias y llevar las batallas a otra nueva
dimensión. Obviamente la producción de Kenneth Branagh se queda debajo del
reinicio del Zack Snyder, pero incuestionablemente Alan Taylor triunfa en este
duelo.
Además Thor: Un Mundo Oscuro es la secuela que se aproxima a la
grandeza de Los Vengadores. Fácilmente supera a la antecesora y deja el margen
abierto para futuras entregas pero sobre todo, mantiene un canal con La Era de Ultron.
Inclusive una de las escenas post-crédito cumplió con las expectativas de conectarnos
con Guardianes de la Galaxia mientras la otra finalmente le otorgó un merecido clímax
a este capítulo épico. Añadiendo el cameo de Chris Evans como El Capitán
América y la continua presencia de Hiddleston como Loki, oficialmente Thor
derrota a Iron Man para posicionarse como el líder de Marvel.
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