sábado, 21 de febrero de 2015

La novela y película de El Jardinero Fiel (The Constant Gardener)


Me cuesta creer que mi entusiasmo se esfumó tras terminar de leer la novela, no que tenga una mala prosa, sino la adaptación cinematográfica resultó una mejor experiencia por su buen desenvolvimiento de las circunstancias en conjunto con el constante suspenso, aventura y las poderosas actuaciones.

Debo confesar que esperaba algo más y para tratarse de 600 páginas, lo único que contamos son infinidad de diálogos, administración y corrupción farmacéutica. Incluso John Le Carré especifica en sus notas que su obra es meramente ficticia quitándole la diversión de encima, aunque también promueve el apoyo hacia estas personas que han puesto su vida en riesgo. Este podría ser el claro ejemplo de leer entre líneas ya que el lector debe captar el simbolismo de los sucesos por su propia cuenta.

A diferencia de la película, Sandy juega un papel esencial especialmente en las primeras doscientas páginas. De igual manera Ghita en las últimas cien. Ambos personajes fueron reducidos a lo mínimo. Todas las secuencias de acción son inexistentes en la novela, incluso el ataque en la villa justo cuando Lorbeer descubre estar con el esposo de Tessa. Los detectives no hacen ninguna aparición, de hecho no se ejerce ningún interrogatorio ni se pone en tela de juicio a las compañías o embajada, haciendo referencia al discurso conclusivo.  

Wanza y su hijo se reducen a menciones, es más, Justin no se menciona haber estado en el Hospital cuando su bebé nació muerto. El personaje de Tessa se siente bastante incompleto en la novela, no se define como bellamente aprovechó el guionista Jeffrey Caine quien le dedicó una tercera parte de la película para conocer su modo de trabajo, sus impulsos y determinación. A su vez le dio sentido a la carta de amor de Sandy a través de sus verdaderas intenciones ya que se distorsionan con sutileza creando esa exquisita intriga.

Esperaba encontrarme con al menos cincuenta hojas centradas desde el punto de vista Tessa, pero nunca sucedió. Al menos el desenlace en el Lago Turkana se mantuvo con cierta fidelidad aunque me sorprendió encontrarme con una reunión secreta entre Donohue, Ghita y Justin. En la película, Justin es perseguido en carro por Donohue quien tras alcanzarlo le entrega un arma para poderse defender y lo lleva al lugar donde entierran los cuerpos asesinados por las pruebas médicas.

Entonces Justin nunca cargó con una pistola ni tampoco nadie le acompañó en carro cuando pidió ir al Lago Turkana. Tampoco aparece escrito la insistencia de Tessa por ayudarle al hijo de Wanza a llegar a su hogar, hecho que más tarde comprendió durante el ataque en la villa donde trata de seguir su consejo al meter al niño al avión. Por otro lado la muerte de Arnold Blum no se revela hasta la reunión al final, la novela trata de manejarlo como misterio.

La esencia no se sigue al cien, si no me equivoco el contenido se expone en un 30%, el resto es inspiración moderna. El guionista Caine sin duda nos sorprendió con una historia novedosa, inteligente y mortal. No se contuvo en excederse. Hizo a un lado su miedo y trató de presentarla lo más cercano a nuestra realidad sin descuidar la relación de amor entre los protagonista ya que ahí estaba la clave.

La Industria de la Farmacéutica siempre ha dado mucho de qué hablar, sea bueno o malo, la mayoría parece saber exactamente en que consiste este negocio. Gracias al avance tecnológico y al razonamiento en algunos sectores de la población, se ha vuelto común denunciar las fechorías a través de las redes sociales. Sin embargo, el dinero y la política la siguen respaldando hasta el grado de volverse un medio masivamente corrupto.

Una lectura bastante lenta, extensa y redundante. De qué se aprende, se aprende pero a duras penas porque si se torna un poco tediosa en ocasiones. Y ante la falta de acción, pues digamos que la imaginación es delimitada. Aun así no fue fácil para Le Carre escribir sobre esta problemática social y más cuando está basada en una activista que murió en la misma manera, junto con sus colegas en un accidente automovilístico. Por tanto merece crédito.

Por qué mi preferencia hacia la película, simplemente porque el director Fernando Meirelles  tomó su mensaje social y lo bautizó con un sentido de aventura, emoción y suspenso político. Cualquiera que se siente a verla como imán se quedará pegado. En contraste con sujetar el libro, porque es texto tras texto, pensamientos y distintos personajes de los cuales nunca escuchamos el testimonio de Tessa.

Aquí es donde entró la magia de Rachel Weisz, lo poco que leemos de Tessa se nos muestra en la caracterización de Weisz. Aquella pasión, estrago y frustración por hacer lo correcto, salvar vidas sin importar poner la suya en riesgo. Carismática, sensible y fiera cuando debía hacerlo. No cabe duda que fue un Oscar bien ganado, también hubiese sido el mismo sentimiento con el Guión Adaptado, la Edición y la Música.

Ralph Fiennes merecía la nominación, indudablemente fue una gran pérdida no verlo competir ya que el sostiene la película. Perfecto en su papel de Justin Quayle y muy propio al momento de dirigirse con Danny Huston, Hubert Koundé, Archie Panjabi, Bill Nighy y Pete Postlethwaite. No cabe duda que quedó perfecto como Justin, el lado opuesto de Weisz. Su fusión se da con espontaneidad  que uno inevitablemente termina sufriendo en cuanto se revela la verdad.       

Hay mucho que podría decir, pero creo que estaría de más. Lo más importante ya está dicho. Es opcional si se desea complementar la visión cinematográfica con el libro, pero se debera estar consciente ya que realmente se tratan de dos productos totalmente distintos entre sí, unificados por los mismos principios y similares sucesos. A su propio modo son obras trascendentales que no deberían descartarse, sin importar que hayan pasado 15 años desde su publicación y diez años desde el lanzamiento en los cines.   

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